Tumores de glándulas sebáceas en mascotas: síntomas y tratamiento

Algunos tejidos corporales son más propensos a sufrir la aparición de tumores o sobrecrecimientos patológicos porque están en constante funcionamiento. De ahí que haya que estar atentos a cualquier signo de anormalidad.

Los tumores en glándulas sebáceas en perros y gatos pueden ser graves.

Las glándulas sebáceas, como su propio nombre indica, se encargan de sintetizar el sebo que lubrica y protege la superficie de la piel de animales y humanos. Esta secreción es continua durante toda la vida del animal, aunque existan periodos de mayor actividad, por ejemplo durante el crecimiento del pelo.

En las fases de mayor producción o de mayor actividad celular en las glándulas sebáceas es en las que se producen patologías graves, como los tumores. En las siguientes líneas se abordarán algunas de las afecciones más habituales que se dan en mascotas referentes a las glándulas sebáceas.

Tipos de tumores de las glándulas sebáceas en perros y gatos

A continuación, describiremos brevemente algunos de los procesos tumorales más habituales que pueden afectar a las glándulas sebáceas de los animales domésticos. Cabe mencionar que, si bien todos ellos tienen características por las cuales se los describe como tumores, eso no implica que siempre sean malignos o que desemboquen en un cáncer.

Adenoma de glándulas sebáceas

En términos médicos, los adenomas son tumores de carácter benigno. Pueden tener un origen solo glandular o involucrar también al conducto. En base a este criterio, se denominan adenomas simples y compuestos, respectivamente.

Una forma particular de adenoma sebáceo es el conocido como adenoma de la glándula meibomiana, localizado en el párpado.

Los adenomas sebáceos representan cerca del 6 % de todos los tumores de la piel de los perros y el 4 % en los gatos. En ambos casos los hay solitarios o múltiples, pero en todas sus variantes miden menos de 1 centímetro de diámetro.

La piel que los recubre suele ser blanquecina o amarillenta, sin pelo y a veces con úlceras. También puede darse el caso de que los tumores estén melanizados, por lo que adquieren una tonalidad entre el marrón y el negro. Estos adenomas sebáceos pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en la cabeza.

La edad media de los animales afectados es de 10 años, pero a veces aparecen en perros de menos de un año de edad. Los Cocker Spaniel, los Huskies siberianos, los caniches, los Samoyedos, los Beagles, los Dachshunds y los gatos persas parecen tener cierta predisposición para presentar estos melanomas.

Un perro acostado en una camilla.

Carcinoma de glándulas sebáceas

A diferencia del anterior, los carcinomas ya muestran signos de malignidad. Por fortuna son poco frecuentes: se habla de incidencias inferiores al 1 % tanto en perros como en gatos. Eso sí, cuando aparecen son bastante agresivos a nivel local, aunque rara vez producen metástasis.

Suelen aparecer solitarios y firmes, con hasta 7 centímetros de diámetro. Además, la piel que los cubre presenta alopecia y úlceras de forma bastante común. La mayoría de las veces, tanto en perros como en gatos, se encuentran en la cabeza.

Como la mayor parte de los tumores,  los carcinomas de las glándulas sebáceas son más frecuentes en animales mayores, entre los 9 y los 12 años de edad. Las razas más afectadas son los Cocker Spaniel, los Cavalier King Charles Spaniels, los Terriers escoceses y los Huskies siberianos.

Otras patologías cutáneas no tumorales que afectan a las glándulas sebáceas

Si bien los procesos tumorales pueden ser los más problemáticos, la realidad es que estas glándulas se ven afectadas por muchas otras patologías. Las enfermedades que te presentamos a continuación son, quizás, incluso más frecuentes y complejas de abordar que los tumores.

Quiste del conducto de las glándulas sebáceas

Se habla de un quiste sebáceo cuando es la parte tubular la implicada, es decir, el folículo piloso en el que se encuentra la glándula. Este tipo de quistes son bastante raros en los perros y muy raros en los gatos. Por otro lado, no se conoce predisposición o localización habitual atendiendo a criterios de edad o raza.

Cuando aparecen, se aprecian como pequeños bultos superficiales, solitarios y firmes, con un tamaño inferior a medio centímetro. El hecho de su firmeza se debe a que el contenido no es líquido, sino semisólido, formado por queratina y sebo.

De nuevo, existe una forma específica del párpado, el quiste de meibomio o chalacion.

Hiperplasia sebácea nodular

También conocida como hiperplasia sebácea senil, es la causante del 23 % de las masas cutáneas distintas de tumores que se diagnostican en los perros y el 11 % en los gatos. Se habla de ella como hiperplasia sebácea senil porque es más común en animales mayores.

Los Caniches, Cocker Spaniel y Terrier parecen estar más predispuestos. Las lesiones en la piel son de color amarillo o blanco, alopécicas y firmes, con menos de 5 milímetros de diámetro. Pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, pero son más comunes en la cabeza, las orejas, la cara y las patas traseras.

Un perro en el veterinario con miedo.

El caso especial de las afecciones de las glándulas perianales

Las glándulas perianales de los perros son glándulas sebáceas modificadas, situadas al rededor del orificio anal. Como cualquier otra glándula pueden sufrir distintas patologías, entre las que destacan la hiperplasia y el adenoma.

Ambas son proliferaciones benignas de estas glándulas y aparecen con bastante frecuencia en casi todos los perros. De hecho, representan entre el 8 % y el 18 % de todos los tumores de la piel de esta especie. El problema está en que ese crecimiento celular patológico puede llegar no solo a obstruir la glándula, sino el propio ano, hecho que dificulta la defecación.

Bibliografía

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