Seguro que en más de una ocasión has visto en un santuario, zoológico o en un documental cómo los monos se acicalan entre ellos. Lejos de ser simplemente para quitarse pulgas e insectos, este comportamiento forma parte de la especie humana.
¿Por qué los monos se acicalan entre ellos?
Cuando los monos se acicalan entre ellos, no solo están eliminando parásitos. Esta acción tiene una enorme función social y cuanto más acicalamiento hay entre dos animales, mejor es su relación.
Los seres humanos no hemos dejado el acicalamiento de lado. Aunque comportamientos como una buena conversación, una mirada o un baile pueden reforzar lazos, en humanos las caricias, o el hacernos trenzas y quitarnos puntos negros sigue siendo parte de nuestro ADN.
Además, cuando los monos se acicalan entre ellos, existe una mayor probabilidad de que aparezcan comportamientos prosociales. Es decir, comportamientos de ayuda y altruismo. Y es que los primates no humanos suelen cooperar en mayor medida tras sesiones de despioje, algo que se ha visto en especies como los chimpancés.
De hecho, en muchas especies los monos se acicalan a cambio de favores como el alimento, mientras que los machos usan esta estrategia para atraer a las hembras.
Otras funciones del acicalamiento
Los monos se acicalan entre ellos en otros contextos, como al hacer las paces. Se cree que esto permite liberar las tensiones entre los animales y restablecer el equilibrio social, incluso en eventos tan terribles como la guerra entre animales que duró cuatro años.
Así, el acicalamiento es una estrategia vital para mantener la estabilidad en grupos de primates, por lo que ante peleas suele ser el ganador quien comienza a hacerlo. Incluso si el animal derrotado continúa asustado, puede ser consolado por otro mono.
Los monos se acicalan entre ellos para formar alianzas; así, una petición de ayuda será más atendida por individuos que fortalezcan sus lazos a través del acicalamiento. Y es que en la mayoría de primates, es más importante tener una buena red de contactos a la fuerza bruta; un ejemplo de esto es el bonobo.
El acicalamiento en monos no puede faltar
Los primates somos especialmente sensibles al tacto, y durante las primeras etapas de vida es vital. Esto lo demostró un científico llamado Harlow; si bien gracias a él ahora los huérfanos de primates humanos y no humanos tienen mejores cuidados, sus experimentos eran de gran crueldad.
Harlow crió a grupos de macacos en aislamiento total, y a otros les dió la opción de criarse con madres grotescas hechas de alambre; los monos preferían las madres más suaves a las que podían abrazarse, a pesar de que estas no daban leche y se morirían de hambre.
Las caricias humanas y el acicalamiento de los monos
Un estudio de antropología reveló que el problema del acicalamiento es que no permite relacionarse con una gran cantidad de animales, ya que hay que invertir mucho tiempo en una única relación. Y es que se vieron claras diferencias en cómo los monos se acicalan dependiendo del tamaño del grupo.
Es por ello que los humanos necesitamos otras formas de relacionarnos, ya que tenemos grupos mucho mayores: así, los humanos usamos las conversaciones o el baile para fortalecer relaciones sociales.
Sin embargo. las caricias siguen teniendo mucho que ver con nuestra forma de relacionarnos. Hay que recordar que, si bien no venimos del mono, ciertamente somos primates y compartimos conductas como esta; las caricias también fortalecen relaciones humanas y nos relajan, igual que ocurre en los primates no humanos.