5 animales que viven en Alaska

Adaptados a las duras condiciones climáticas del clima oceánico y ártico, estas especies llaman la atención por su gran tamaño; rapaces, cetáceos y cérvidos comparten esta región

Animales que viven en Alaska

Entre montañas, lagos congelados, volcanes que entran en erupción de vez en cuando y bosques de taiga podemos hallar una fauna impresionante. En este artículo te informamos sobre algunos animales que viven en Alaska. ¡No te lo pierdas!

¿Cuáles son los animales que viven en Alaska?

Con un marcado clima oceánico y ártico, el frío aquí se hace sentir de verdad, aunque también es cierto que en verano la temperatura puede ser bastante agradable. Los animales que viven en Alaska han sabido adaptarse a estas condiciones de una manera excepcional. Te contamos sobre algunas de las especies más representativas a continuación:

1. Oso grizzly

Si bien lo relacionamos con ciertos parques nacionales de Estados Unidos (entre ellos Yellowstone), lo cierto es que la mayor población de osos grizzly se localiza en Alaska. Después del polar y del Kodiak, es el tercero más grande de la familia Ursus: puede pesar 550 kilos y medir más de dos metros cuando está de pie.

Oso grizzly: Yellowstone

Esta subespecie del oso pardo presenta, como los demás parientes, una joroba en la espalda, la cual potencia la fuerza de sus patas delanteras. Su dieta está formada por cortezas, frutos, raíces, insectos, gusanos, vegetales, presas grandes (como el venado o el reno) y salmones y róbalos.

2. Alce

Es uno de los animales que se nos viene a la mente cuando pensamos en Alaska. Se trata del mayor de la familia de los cérvidos –hasta tres metros de longitud y dos metros de altura– y habita en los bosques nórdicos.

Se ha adaptado a los climas fríos de una manera asombrosa: su nariz es grande para poder calentar el flujo de aire antes de ingresar a los pulmones y sus patas son largas para evitar que el vientre tome contacto con la nieve al caminar. ¡Sin duda la naturaleza es muy sabia!

Alce: características

Los machos de alce presentan una cornamenta muy llamativa, con varias puntas y de gran tamaño. Además, ellos cuentan con una especie de ‘colgajo’ en la papada que los hace ver aún más fuertes y poderosos. Sin embargo, solo usan los cuernos para disputarse a una hembra en la época de celo, ya que ante el peligro optan por correr rápidamente.

3. Lobo de Mackenzie

De gran tamaño y con pelaje que va desde el negro hasta el gris blanquecino (que muda tras el invierno), el lobo de Mackenzie es otro de los animales que viven en Alaska, bien cerca del Océano Glacial Ártico.

Lobo de Mackenzie

Los machos adultos alcanzan los 85 centímetros y los 65 kilos. Se agrupan en manadas con las hembras y ejemplares jóvenes para cazar wapitíes, venados y alces. La técnica que emplean es la siguiente: el jefe del grupo da el mordisco mortal y tras alimentarse le deja lugar a los demás.

4. Ballena jorobada

Se trata de uno de los rorcuales más grandes, ya que pueden medir hasta 16 metros y pesar 36 000 kilos. Si bien se distribuye por todos los océanos y mares del mundo, en Alaska se las puede ver durante el verano cuando viajan para alimentarse de krill y peces pequeños.

Ballena jorobada: peso

Para poder avistar a este enorme animal se pueden realizar excursiones en barco por Prince Williams Sound o el Parque Nacional Kenal Fjords. A veces solo muestra su gran cola, pero si tenemos suerte le veremos saltando fuera del agua.

5. Águila de cabeza blanca

También se la conoce como ‘águila calva’ y es un símbolo de Estados Unidos –aparece en el escudo– que podemos encontrar también en Alaska. Tiene plumas negras en todo el cuerpo a excepción de la cabeza y la cola que son blancas, y pico amarillo.

Águila calva americana

Este ave puede pasar posado mucho tiempo sin moverse: aunque parezca indiferente, en realidad está observando dónde encontrar comida. Su dieta está basada en peces como el salmón o la trucha, aunque también puede alimentarse de carroña.

El águila calva, además, construye el nido más grande de América del Norte: cuatro metros de alto por dos metros de ancho. Elige tanto el suelo como los árboles o rocas cerca de precipicios siempre y cuando esté cerca del agua. Ambos padres cuidan de los polluelos hasta que se valen por sí mismos.

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