Todo sobre la reproducción de la iguana común
La iguana verde o iguana común (Iguana iguana) es un reptil propio de América Central y del Sur. Esta especie también puede encontrarse en diversas islas del Caribe y de la costa este del Pacífico, así como en Florida y en Hawaii. Tiene un gran tamaño, puesto que mide desde la cabeza a la cola casi 2 metros de longitud.
Este reptil se ha vuelto bastante popular en la sociedad, ya que sus características físicas recuerdan un poco a las que se cree que tenían los dinosaurios de la era Mesozoica. En este artículo hablaremos sobre todo lo que debes saber sobre la reproducción de la iguana, que bien podría ser tu mascota.
La iguana común: hábitat y morfología
La iguana común vive en la cubierta arbórea de los bosques y selvas de América Central y Sudamérica. Dependiendo de su edad, las iguanas deciden estar en las ramas más altas o las más centrales del árbol de su elección. Cuanto mayor sea la iguana, más alta será la rama en la que viva.
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Su entorno arbóreo les permite no solo tener un amplio control sobre su territorio, sino también disfrutar de los rayos del sol, ya que de otra manera la cubierta vegetal obstaculizaría la entrada de luz.
En cuanto a su morfología, un ejemplar adulto puede pesar entre cuatro y ocho kilos de peso, y medir hasta dos metros. A pesar de su nombre, la pigmentación de su piel es variable, aunque se va volviendo progresivamente más uniforme con la edad.
A mitad de camino entre el verde y el marrón, la iguana común puede llegar a cambiar el color de su piel dependiendo de la temperatura, su condición física o sus cambios de humor. Las iguanas más dominantes tienden a tener un color más oscuro.
El denominado ‘ojo’ parietal, un órgano situado en la mitad dorsal del cráneo de la iguana, es un órgano sensorial que mide la luz solar de su entorno y contribuye a la maduración de los órganos sexuales, la glándula tiroides y las glándulas endocrinas.
Maduración sexual y reproducción de la iguana
La mayor parte de las iguanas comunes hembras alcanzan la madurez sexual entre los tres y los cuatro años de edad, aunque en ocasiones esto puede ocurrir en edades más tempranas. La época de apareamiento suele tener lugar en la estación seca, lo que garantiza que las crías nazcan durante la estación de lluvias.
La iguana común exhibe un comportamiento sexual concordante con la práctica de la poliginandria. Este tipo de práctica incluye a un grupo de machos que se aparea de forma exclusiva con dos o más hembras. Uno de los aspectos positivos de la poliginandria es que propicia un método cooperativo de cría que incluye a ambos progenitores.
Cortejo de la iguana
Durante el cortejo, el macho expande y contrae la papada, así como también mueve su cola con el objetivo de llamar la atención de las hembras. Conforme pasa el tiempo, el macho intentará acercarse de manera discreta a sus posibles parejas. En cuanto se encuentre lo suficientemente cerca, morderá su cuello y la agarrara con sus patas para poder inseminarla y evitar que escape.
Gestación y parto de las iguanas
Una de las particularidades de la reproducción de la iguana es que la hembra puede almacenar el esperma del macho durante años y fertilizar los huevos mucho después de la cópula. Esto significa que también puede elegir quién será el padre de sus crías, lo cual constituye una estrategia de selección sexual.
Antes de que la hembra fertilice sus huevos, comenzará a acumular nutrientes para resistir el desgaste de la gestación y el parto. Es importante recalcar que la formación de los huevos conlleva una descalcificación severa para este reptil, de manera que debe buscar una forma de recuperar este mineral. Por ello, debe ganar mucho peso antes de plantearse reproducirse.
La puesta de los huevos se da 65 días después del apareamiento. La puesta dura unos tres días, y tiene lugar en una serie de nidos excavados a 45 centímetros de profundidad. Es bastante común que las hembras compartan los nidos.
Los huevos eclosionan tras un periodo de entre 90 y 120 días de incubación. Suelen nacer entre 10 y 30 crías. Una vez han nacido, los padres suelen desprenderse muy rápido de ellas, por lo que los pequeños deben valerse por sí mismos desde temprana edad.
Aunque suene raro, todo el proceso de reproducción conlleva un costo muy grande para el cuerpo de las iguanas. Debido a esto, si no cuentan con los suficientes recursos (comida) en su entorno, lo más probable es que decidan no producir huevos.
Las condiciones del ambiente impactan en las crías
Los reptiles dependen demasiado de las condiciones ambientales para regular varias de sus funciones naturales. Es por ello que no es difícil de creer que la eclosión y el desarrollo de los huevos sean controlados por la temperatura ambiental.
El efecto del calor en el desarrollo las crías es más importante de lo que parece. Según un estudio publicado en la revista científica Animal Biology, cuando los huevos son incubados a temperaturas altas, eclosionan en menor tiempo y poseen un mayor tamaño.
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Aunque no lo parezca, ambas características le permiten a la cría de iguana tener ventajas adaptativas frente a su ambiente. Al reducir el tiempo de eclosión, tienen la posibilidad de dejar el nido y salvarse ante un posible ataque de depredador. De la misma manera, con un cuerpo más grande son capaces de defenderse ante diferentes agresores.
Como te podrás dar cuenta, no solo el cortejo y la reproducción de la iguana son eventos asombrosos, sino que el desarrollo y la eclosión de sus huevos son igual de increíbles. A pesar de que estos procesos parezcan sencillos a simple vista, existe un complejo sistema biológico que cuida de sus intereses como especie.
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