Conoce todo sobre la tortuga rusa

Este ejemplar es muy popular como mascota por lo fácil que es de mantener y de cuidar; eso sí, hay que tener en cuenta que, como animal de sangre fría, precisa de una temperatura ambiente específica y también de espacio para moverse

Tortuga rusa

Es el más famoso entre los quelonios y, si bien su hábitat natural es Eurasia, en la actualidad habita todo el mundo. En este artículo te contaremos todo lo que debes saber sobre la tortuga rusa, elegida como mascota en miles de hogares.

Características y hábitat de la tortuga rusa

Se la conoce de diferentes maneras: tortuga rusa, de la estepa o afgana y es un quelonio ampliamente distribuido en Asia. Se lo puede encontrar en Rusia, China, Pakistán y Afganistán, aunque también se lo ha visto en Kazajstán, Uzbekistán y Turkmenistán.

Prefiere las estepas secas, cerca de cursos de agua, climas extremos con inviernos fríos y veranos calurosos. También habita en los márgenes de praderas y desiertos.

En cuanto a sus características, podemos destacar que las hembras son más grandes que los machos (22 centímetros y 19 centímetros, respecticamente) y que el caparazón en ambos sexos es ligeramente aplanado, de color marrón oscuro o claro, al igual que las extremidades.

Las extremidades delanteras son robustas y tienen cuatro uñas desarrolladas. Este rasgo las diferencia de otras especies de la familia de los testudos, que presentan cinco.

Comportamiento y alimentación de la tortuga rusa

Es un animal que está activo pocos meses al año, ya que en invierno hiberna en madrigueras de hasta tres metros de profundidad que cava él mismo. Cuando comienza la primavera aprovecha para reproducirse y alimentarse. Durante el día calientan el cuerpo y aceleran las funciones metabólicas gracias a la luz solar.

Alimentación ideal de una tortuga

Esta tortuga es herbívora y se alimenta de hierba seca, flores, hierbas, vegetales y hortalizas; en épocas de sequía deben complementar su dieta ingiriendo excrementos y artrópodos.

Reproducción y longevidad de la tortuga rusa

Una vez que se despierta de la hibernación, en los primeros días de la primavera, el macho comienza su cortejo sexual en el cual sigue, golpea y muerde a la hembra. Durante la cópula, que dura entre 10 y 12 horas, los ejemplares masculinos emiten sonidos, pero en los demás momentos de su vida son mudos.

Las hembras tienen la capacidad de conservar el semen por varias semanas, meses o incluso años. A los sesenta días de la copulación, ellas excavan agujeros en el suelo con sus patas traseras y depositan los huevos entre mayo y junio.

El periodo de incubación y el sexo de las crías dependerá de la temperatura ambiente: cuando es menor a los 31°C nacerán mayormente machos. De lo contrario, abundan las hembras. Es bueno saber que la tortuga rusa llega a la madurez sexual a los 10 años, esto se debe a que puede vivir hasta 40 años en estado salvaje.

Tortuga rusa como mascota

Es muy habitual que la tortuga rusa se convierta en mascota, debido a que es muy fácil de mantener y cuidar. Eso sí, es necesario que tenga espacio donde moverse y, sobre todo, donde pueda colocarse al sol al aire libre. ¡Se trata de un animal muy curioso y dinámico! A paso lento, pero decidido, explorará todo el terreno que tenga a disposición.

Edad de una tortuga

Algunos dueños compran terrarios que incluyen tubos UVA y UVB especiales para reptiles. Esto permite recrear su hábitat natural. En ningún caso la temperatura de su hogar debe superar los 35°C.

Para alimentar a una tortuga rusa debemos contar con todo tipo de vegetales: pasto, zanahorias, acelgas, brócoli, espinacas y diente de león; así como también algunas frutas como fresas, manzanas o peras. El suministro diario de agua fresca es fundamental.

Es muy importante que el animal pueda hibernar una vez al año. Para ello, se lo coloca en un terrario especial, con temperatura baja (entre 4ºC y 8ºC) y con un suelo de sustrato que le sirva de cama.

Por último, no debemos olvidar que la tortuga rusa es un animal que, si bien ha sido domesticado, aún conserva muchos hábitos salvajes. Por ello, no se recomienda tenerla en brazos o elevarla del suelo para ‘jugar’, ya que se estresan y su salud se deteriora. Mejor dejarlas que caminen a sus anchas como si estuviesen en su hábitat natural.

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