Existen muchos tipos de trastorno obsesivo compulsivo, especialmente en mamíferos. De hecho, los humanos también se ven afectados por este problema debilitante.
En las mascotas, a menudo, el problema se origina en un período de estrés. Inadvertidamente, muchos dueños alientan al perro a realizar ciertas acciones alabando o prestando atención al comportamiento repetitivo.
Se reconoce que también puede haber heredado una cierta predisposición a padecer trastorno obsesivo compulsivo. Los cocker spaniel, por ejemplo, tienen una predisposición a resguardar objetos y, a veces, su propio espacio corporal.
¿Se reconoce el trastorno obsesivo compulsivo como un padecimiento canino?
Sí, los perros pueden sufrir numerosos comportamientos obsesivos y de gran alcance. Los más comunes son girar, perseguir la cola, perseguir sombras y luces, lamer paredes, proteger objetos, chupar juguetes o mantas.
Otros comportamientos obsesivo compulsivos observados son alucinar (morder moscas imaginarias), apetito por sustancias no alimentarias como tierra, rocas o heces, balancearse con ritmo, mirada fija y vocalización. Algunos perros también muestran el potencial de agresión.
Los perros pueden llegar a una etapa en la que se autolesionan o destruyen cosas, lo que a menudo está relacionado con la ansiedad por separación. A continuación, veremos algunos de estos comportamientos:
1. Girar o perseguir su cola
La raza bull terrier, y particularmente english bull terriers, tienen una propensión a esta condición. Aunque, por supuesto, no son las únicas razas que sufren este trastorno.
Investigaciones recientes han sugerido que perseguir la cola, específicamente en bull terriers, podría ser una forma de autismo. Un estudio realizado en 2011 por Moon-Fanelli y col. determinó que la compulsión de perseguir la cola es más prevalente en varones. También concluyeron que parece estar asociado con conductas de trance y con agresión episódica.
Estos hallazgos, junto con el repetitivo comportamiento de persecución de la cola y una tendencia a las fobias, llevaron a los expertos a concluir que la persecución de la cola podría representar una forma canina de autismo.
No obstante, cabe señalar que estas conclusiones no son definitivas. El mismo estudio también indicó que este síndrome en perros podría estar relacionado con una condición genética llamada síndrome X frágil.
Llamado a la precaución en relación al diagnóstico de autismo canino
Es importante señalar que existen una serie de otras afecciones caninas difíciles de diagnosticar, como los trastornos de ansiedad y dolor. Estas afecciones pueden causar signos clínicos similares a los asociados con el autismo.
Por lo tanto, en todos los casos excepcionales, como en el de los bull terriers mencionados anteriormente, lo mejor que pueden hacer los veterinarios y propietarios por ahora es decir que un perro “podría tener autismo”.
Para que un perro sea diagnosticado provisionalmente con autismo, debe exhibir comportamientos repetitivos atípicos y cierto grado de interacción social deteriorada con perros o personas. Además, un veterinario primero debe descartar otras condiciones que podrían ser responsables de los signos clínicos observados.
2. Protección de recursos, un claro trastorno obsesivo compulsivo
La protección de recursos es un comportamiento que los perros realizan para proteger un ‘recurso’. El recurso podría ser un juguete, comida, cualquier objeto e incluso tú.
El comportamiento está diseñado para asegurarse de que no perderán este recurso. Se manifiesta de diferentes formas y, a menudo, los propietarios no son conscientes de que su perro está vigilando hasta que el comportamiento se vuelve más obvio.
La defensa implica llegar a la agresión. Ambos pueden parecer bastante similares, pero si un perro tiene miedo, pueden intentar retirarse. El perro puede usar la agresión activa si la retirada no ha tenido éxito.
La genética puede ser un desencadenante de comportamientos como la protección de recursos. Este comportamiento se observa con mucha frecuencia en cocker spaniels.
3. Lamer las patas
Esta conducta podría iniciarse con un problema inicial orgánico como una lesión o alergia. Pero, eventualmente, puede evolucionar por problemas psicológicos como la ansiedad.
La constante lamida causa endorfinas en el cerebro que crean un factor de bienestar. Por lo tanto, el perro repite el comportamiento para obtener su endorfina.
El aburrimiento, el estrés, la inactividad y las alergias pueden desencadenar un episodio de lamedura obsesiva. Lo importante es tratar de encontrar cuál es el desencadenante y luego tratar de eliminar la causalidad para poder tratarla.
4. Obsesión de luz y sombra:
Este es un trastorno obsesivo compulsivo clásico y, normalmente, es causado por uno de varios estímulos. Los más comunes son creados por el propietario. A menudo, puede comenzar accidentalmente cuando una persona enciende una luz y provoca una luz o una sombra en movimiento.
El perro reacciona y persigue el movimiento de la luz. El dueño lo encuentra divertido y lo repite en varias ocasiones y, ¡bingo! El perro ha comenzado el camino de la luz y de las sombras, lo que da lugar al TOC. Otras situaciones pueden estimular al perro a esta acción.
A menudo se ve en perros que se quedan solos por largos períodos. Las cortinas o persianas revolotean causando el movimiento de la luz que fluye a través; el perro encuentra interesante seguir la luz.
Una vez más, se producen endorfinas y se produce el TOC. La raza más común que sufre de esto es el border collie. Otros perros pastores de rebaño también pueden sucumbir a esta estimulación de luz o sombra.
Aunque el trastorno obsesivo compulsivo no siempre se dará por la ansiedad por separación clásica, puede ser estimulada por largas ausencias. Los expertos opinan que también podría estar relacionada con la aparición de demencia o Alzheimer.
Existen tratamientos para esta conducta, pero una cura o solución completa no siempre es posible. Con alguna frecuencia, se utiliza tratamiento con serotonina. También se ha usado la llamada ‘terapia de aversión al ruido’ para romper el círculo del trastorno obsesivo compulsivo.
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Moon-Fanelli, A. A., Dodman, N. H., Famula, T. R., & Cottam, N. (2011). Characteristics of compulsive tail chasing and associated risk factors in Bull Terriers. Journal of the American Veterinary Medical Association, 238(7), 883-889.
- Tiira K, Hakosalo O, Kareinen L, Thomas A, Hielm-Björkman A, Escriou C, et al. (2012) Environmental Effects on Compulsive Tail Chasing in Dogs. PLoS ONE 7(7): e41684. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0041684
- Jacobs, J. (2016). Understanding Canine Resource Guarding Behaviour: An Epidemiological Approach (Doctoral dissertation).
- Pérez-Guisado, J., Lopez-Rodríguez, R., & Muñoz-Serrano, A. (2006). Heritability of dominant–aggressive behaviour in English Cocker Spaniels. Applied Animal Behaviour Science, 100(3-4), 219-227. https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0168159105003667