Las zonas de alta montaña pueden parecen lugares inhóspitos para vivir. Pero lo cierto es que para mucha fauna y flora constituyen el hábitat ideal: es el caso del animal que nos ocupa, el rebeco. Sigue leyendo para descubrir más sobre este bóvido acróbata.
El rebeco: taxonomía y clasificación
A nivel taxonómico, el rebeco se clasifica dentro del género Rupicapra. En un primer momento, existía solamente una especie: Rupicapra rupicapra. Han hecho falta varios estudios genéticos y morfológicos para llegar a un consenso entre la comunidad científica y considerar dos especies distintas:
- Rupicapra rupicapra: nombre asignado al rebeco de los Alpes y otras cordilleras europeas.
- Rupicapra pyrenaica: este es el rebeco presente en el suroeste europeo.
Estos animales pertenecen al grupo de los bóvidos, un gran grupo de mamíferos que incluye, entre otros, a la oveja, el toro o el bisonte. Los bóvidos son animales herbívoros estrictos, y rumiantes. Esto quiere decir que, tras ingerir la comida, la regurgitan para volver a masticarla y digerirla por completo.
Características generales
Estamos ante animales cuyo tamaño no es mayor que el de una cabra, y es que su altura no suele superar los 80 centímetros, mientras que su peso oscila entre los 20 y los 30 kilogramos.
Estos bóvidos presentan una pequeña cola que, si la añadimos a su longitud total, roza los 120 centímetros. Además, cuentan con una excelente vista, así como un oído y un olfato envidiables. Estos rasgos les ayudan a detectar el peligro rápidamente.
A diferencia de otras especies de bóvidos, tanto los machos como las hembras del rebeco poseen cornamenta. Estos cuernos nacen de su cabeza en vertical y se van curvando, lo que da la apariencia de ganchos.
Evidentemente, para poder vivir y moverse en las alturas, se necesita algún tipo de adaptación. En el rebeco, este problema es solventado por sus pezuñas: finas y con una almohadilla central que les permite escalar cualquier tipo de superficie.
Otro rasgo que cabe destacar en estos animales es su pelaje, que varía según la estación del año. En verano, cuando las temperaturas son altas, el pelo que recubre su cuerpo es rojizo, con algunas zonas más blancas y una línea negra en el dorso. Sin embargo, en invierno el pelaje es más duro y grueso, y adquiere un color pardo o negruzco.
Alimentación del rebeco
Como ya hemos comentado más arriba, son animales herbívoros estrictos: su dieta incluye pasto, plantas herbáceas, brotes, musgo e incluso gramíneas. Estos hábitos alimenticios también fluctúan dependiendo de la época del año: en verano, el rebeco prefiere pastar en zonas con más abundancia de hierba; al llegar el invierno, se alimenta de otro tipo de vegetación, ya que el pasto suele ser escaso.
Hábitat y costumbres
El rebeco es un animal acostumbrado a las zonas de montaña, sobre todo a las partes boscosas que encuentra allí. Cuando llega el verano y las altas temperaturas, estos animales ascienden a casi la máxima altitud, donde pasan la mayor parte del día pastando y alejados de cualquier peligro.
Con la llegada del invierno, el rebeco se ve obligado a descender al límite superior del bosque, a las zonas más soleadas. Estas actividades suelen realizarlas en grupo, ya que el rebeco es un animal sociable que forma pequeños grupos de individuos. Durante la mayor parte del día ejercen gran parte de sus actividades, ya que son especies diurnas.
Suelen rehuir los encuentros inesperados, pues son animales tímidos. Los mayores peligros a los que se enfrenta el rebeco son sus depredadores –lobos, osos y el ser humano– y los aludes, y es que, a pesar de la agilidad que demuestran estos animales, a veces pueden pillarles por sorpresa.
Bibliografía
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