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Labradoodle: características y cuidados

Aunque el labradoodle es resultado del cruce entre un labrador y un poodle, algunos estudios han revelado que la mayoría de los genes proviene del poodle.

Un labradoodle sentado en el césped.

El labradoodle es una raza híbrida que proviene del cruce entre un poodle y un labrador retriever. Este nuevo tipo de perro exhibe características de ambos progenitores y se ha vuelto famoso por tener “lo mejor de ambos”. Goza de una apariencia increíble y de un temperamento enternecedor, por lo que suele ser una excelente mascota para toda la familia.

Los perros de diseño, también llamados híbridos, se producen a partir del cruce de dos razas puras. Esto significa que son mestizos o “impuros” y por ello las asociaciones internacionales como el Kennel Club no los reconocen como estirpes propias. Sigue leyendo este artículo para que conozcas más sobre el hermoso labradoodle.

El híbrido entre un labrador y un poodle

Los perros de diseño son resultado del ímpetu por combinar las características de dos razas distintas. Esto permite mejorar ciertos aspectos de su comportamiento, su salud o su estética. El único problema es que para lograrlo se necesita utilizar razas establecidas (puras) y cuyos rasgos no cambien mucho. De otra manera, sería imposible predecir las características del nuevo can.

El labradoodle nace con el objetivo de producir un perro con las aptitudes de servicio que tiene el labrador, pero con el pelaje hipoalergénico del poodle. La combinación es un gran acierto, pues el linaje tiene una gran utilidad y es apto para casi cualquier tutor. De hecho, estos canes se han vuelto famosos por servir como perros guía, de asistencia o de terapia.

Un labradoodle siendo acicalado.

Origen de labradoodle

Wally Conron fue el primer criador en aparear a un poodle y un labrador. La idea surgió de una carta enviada a Conron en la década de 1980, en la cual se le pedía un perro que sirviera como guía y que no provocara alergias. Después de mucho trabajo, logró producir por primera vez un labradoodle llamado “sultán”.

La institución que estaba a cargo de producir la nueva raza era la Royal Guide Dogs Association of Australia, de la cual Conron formaba parte. Esto significa que el cruce entre ambos perros fue premeditado y estudiado para asegurar su éxito. De hecho, el labradoodle se hizo famoso y en poco tiempo se convirtió en uno de los canes más buscados.

Características de la raza

Esta raza puede presentarse en 3 tamaños distintos: estándar, mediano y miniatura. Las medidas dependen por completo del tipo de poodle que se seleccione para producirlo. En general, el labradoodle puede tener entre 35 y 60 centímetros de alto. 

Los perros de diseño no suelen mantener las mismas características entre los ejemplares. Esto significa que incluso entre los canes de una misma camada (hermanos) existe mucha variación. Por esta razón, el labradoodle exhibe pelajes diferentes desde lisos hasta rizados, mientras que el color puede ser dorado, blanco, negro, café, rojo, plateado o una combinación de estos.

Personalidad

El labradoodle es un perro inteligente, tranquilo, afectuoso y un poco enérgico, lo cual lo convierte en una excelente elección como mascota. Es capaz de socializar muy bien con cualquier persona o can, aunque algunos ejemplares son un poco más tímidos que otros. Ten en cuenta que será más amigable si mientras es pequeño lo acostumbras a estar rodeado de extraños.

Esta raza no suele ladrar o a ser muy inquieta, lo cual hace que sea fácil controlarla. Aun así, lo mejor es iniciar su entrenamiento mediante el refuerzo positivo. El labradoodle aprende rápido y acata muy bien las órdenes de sus tutores. Por ello, son magníficos perros de servicio a los que se les encomiendan tareas complicadas.

Cuidados principales

Los perros de esta raza híbrida se pueden acoplar bien a casi cualquier hogar, pero su tamaño no es adecuado para apartamentos. Lo mejor es que tengan un espacio propio como un jardín para que puedan disfrutar del aire libre, lo cual nunca tendrán en un espacio reducido.

Estos perros son un poco enérgicos y requieren una hora de ejercicio al día para sentirse tranquilos. Recuerda que provienen de una raza muy activa como lo es el labrador, de modo que es mejor darles un poco más de atención para que gasten todas sus energías. Si llegan a aburrirse o no logran tener suficiente actividad física, es muy probable que exhiban comportamientos destructivos.

El mantenimiento de su pelaje va a ser diferente en cada ejemplar, por lo que se recomienda cepillarlo mínimo dos o tres veces a la semana. Siéntete en la libertad de aumentar la cantidad si lo crees necesario. Además, este también es un buen momento para convivir con tu can y fortalecer la relación.

Uno de los mayores problemas que puedes tener con el labradoodle es la humedad y la suciedad que guarda su pelaje. Esto propicia que se desarrollen diversos patógenos capaces de infectar al can. Cuando se moje, seca muy bien todo su cuerpo, en especial sus orejas, ya que de otra forma será más susceptible de padecer ciertas enfermedades.

Enfermedades comunes

Las razas híbridas gozan de una mejor salud en comparación con sus progenitores. Sin embargo, esto no las hace inmunes a los padecimientos, por lo que es mejor estar atentos a cualquier signo de alerta. Algunas enfermedades que son comunes en el labradoodle son las siguientes:

  • Otitis: es una infección en la piel del oído del perro. Se caracteriza por presentar inflamación, enrojecimiento y escozor, lo cual hace sentir muy incómodo al paciente. Las orejas caídas y el pelaje del labradoodle provocan que estas infecciones sean frecuentes.
  • Displasia de cadera: una enfermedad genética que ocasiona problemas entre el fémur y la cadera. Es degenerativa y en los casos más graves provoca la parálisis de las patas posteriores.
  • Luxación patelar: es un deslizamiento del hueso que sostiene la articulación de la rodilla (patela). Los síntomas pueden ir desde dolores leves hasta incapacidad para moverse.
  • Osteocondritis disecante: enfermedad congénita que ocasiona una mala formación de los cartílagos, los cuales se desprenden y forman una especie de “piedra” que causa dolor al moverse. Los labradores suelen ser una de las razas más afectadas por este problema, de modo que el labradoodle también puede presentarlo.
  • Epilepsia: convulsiones frecuentes que no son provocados por alguna patología preexistente.
  • Alergia: representa una reacción excesiva del sistema inmunitario a diversas sustancias ambientales (alergenos). Ocasiona inflamación, irritación y escozor, aunque en algunos casos esto impide la respiración. Las alergias pueden ser provocadas por la comida, los piquetes de insectos o los medicamentos.
  • Displasia retiniana: enfermedad genética que parece afectar más a los labradoodle. Provoca pliegues en la retina que impiden la visión de los perros. En los casos más graves se desprende por completo.
  • Diabetes: similar a la diabetes humana. Es un problema que impide bajar los niveles de azúcar en la sangre, lo que a largo plazo ocasiona complicaciones con varios órganos.
  • Atrofia progresiva de la retina: enfermedad congénita que ocasiona la pérdida progresiva de la visión del can. Suele pasar desapercibida por los tutores, ya que los canes no muestran signos de alerta a menos que el problema se haya agravado.
  • Hipotiroidismo: es un desequilibrio hormonal que ocasiona una insuficiente producción de las hormonas tiroideas, las cuales son esenciales durante el desarrollo. Los síntomas son muy diversos, pero se caracteriza por hacer al can más susceptible de sufrir enfermedades.

Un labradoodle sobre una cama.

Como te podrás dar cuenta, el labradoodle es una raza muy obediente y amorosa que puede ser una excelente elección como mascota. No obstante, necesita ciertos cuidados para que no exista ningún problema en su convivencia. Adquirir un perro es una gran responsabilidad, pues es necesario velar por su bienestar durante toda su vida. Cuídalo y protégelo muy bien, ten por seguro que te lo recompensará.

Bibliografía

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