Viven en nuestro jardín, no tienen ojos ni patas y se mueven muy rápido… ¡Las lombrices son realmente curiosas! Por eso en este artículo te contaremos algunos datos interesantes sobre estas expertas excavadoras de tierra.
5 datos curiosos sobre las lombrices
¿Te has puesto a pensar alguna vez cómo hacen las lombrices para comer o para reproducirse? ¿O cómo pueden ver bajo la tierra si no tienen ojos? Aquí te contamos algunas cosas muy interesantes sobre estas amigas del jardín:
1. Son muy glotonas
No podemos ver su boca ni tampoco contar sus dientes –porque no tienen– pero sí darnos cuenta de que se alimentan muy bien. ¿Cómo? Porque expanden su cuerpo de una forma impresionante. Estas pequeñas tienen un apetito voraz que las lleva a pasarse horas y horas engullendo los deshechos orgánicos de la tierra.
Lo hacen a través de una especie de orificio que les sirve de ‘aspiradora’ para devorar hasta la mitad de su peso en comida… ¡En un solo día! Y hay más, porque tienen la capacidad de procesar casi cinco kilos de alimento en un año. Nunca descansan y siempre tienen hambre, ya que su aparato digestivo elimina rápidamente los nutrientes que ingresan al cuerpo.
2. Viven en la humedad, pero no en los charcos
Es muy importante para las lombrices desarrollarse en áreas húmedas debido a que respiran a través de su fina piel, la cual debe estar mojada todo el tiempo. Pero atención, porque las áreas con charcos o inundaciones son mortales para ellas.
Cuando llueve mucho y su casa se moja demasiado, salen a la superficie o se mudan a un lugar más elevado. Al bajar el nivel de agua quizás regresan… ¡O tal vez se quedan en su nuevo hogar! Todo depende de la cantidad de comida que encuentren o haya a disposición.
Y si por algún motivo el sitio donde viven está muy seco, pueden cavar hoyos de hasta dos metros de profundidad hasta conseguir la humedad que necesitan para sobrevivir.
3. Son hermafroditas
Otra de las cosas que nos llama la atención de las lombrices es que no presentan órganos sexuales a la vista. Pero eso no quiere decir que no puedan reproducirse. Y lo hacen a una velocidad increíble. Son al mismo tiempo hembra y macho, por lo cual no tienen problemas para encontrar pareja… ¡Se adaptan a la situación!
El anillo que las rodea se expande y allí se deposita el esperma y los huevos. La cápsula se cierra y a los pocos días salen las nuevas lombrices. Esto sucede cada 45 días… ¡Por eso siempre hay tantas rondando tu jardín!
Y algo más: aunque no puedan reproducirse asexualmente, es decir, que sí o sí precisan a otro ejemplar para aparearse, sí tienen la capacidad de regenerarse. Esto significa que si por algún motivo es seccionado su cuerpo, la parte donde está la cabeza crea el extremo que le falta.
4. Son muy sensibles a la luz
No tienen ojos, pero sus cuerpos poseen una piel tan fina que apenas sienten la luz o el calor, se desesperan por regresar a la oscuridad bajo tierra. Por ello, es que cuando las sacamos de una maceta comienzan a moverse como ‘endemoniadas’ y muy rápidamente.
El sol les va secando la piel y no les permite respirar, por lo tanto hacen lo posible por escaparse de la luminosidad.
5. Cumplen un rol destacado en el ecosistema
Las lombrices ayudan en la formación de tierra fértil que se usa para el abono de las plantas, flores y huertas; además, mejoran las propiedades químicas y físicas de los suelos y promueven la actividad bacteriana.
Intervienen en los ciclos naturales del carbono y el nitrógeno en la tierra, compostan los residuos orgánicos evitando que estos vayan a los rellenos sanitarios y causen contaminación y proliferación de enfermedades. También forman parte de la cadena alimentaria de muchos aves. ¡Por todo esto es que deberíamos ser agradecidos con las lombrices!