Los perros policía tienen oficios muy diferentes: detectan drogas, explosivos, encuentran a personas desaparecidas e intervienen en situaciones delicadas. Si alguna vez te has preguntado cómo un can puede llegar a ser un agente del orden, te contamos cómo es la vida de un perro policía.
El inicio de la vida de un perro policía: su infancia
La vida de un perro policía empieza antes de nacer. Un criador especializado en perros con predisposición genética para trabajar se encarga de cuidar a la madre y al padre en unas condiciones óptimas, y así evitar problemas durante el embarazo y el parto.
Durante las primeras semanas, los cachorros policías viven con normalidad junto a su madre. A partir de la tercera semana de vida empiezan a explorar su entorno y a caminar solos, por lo que el criador empezará a acostumbrarles a conocer gente, a escuchar ruido y a caminar por diferentes superficies.
Entre la séptima y novena semana de vida los cachorros pasarán por una prueba que determinará su futuro: se decidirá qué trabajo policial se le dará mejor. Tras esta prueba serán emparejados con su guía humano y empezará su entrenamiento, específico para su trabajo.
Juventud: entrenamiento
Cuando el cachorro tiene alrededor de nueve semanas de vida, empieza su adiestramiento profesional. Gracias a la cría controlada, se conoce cuáles son sus intereses y habilidades y se le asigna una profesión que podrá desempeñar con destreza y gusto.
El primer paso en su adiestramiento es la obediencia básica: sentarse, ladrar, tumbarse… Y desarrollar un gran vínculo y confianza con su guía humano. La base de la vida de un perro policía está en la obediencia: no se puede ser un buen policía sin disciplina y buena educación.
Una vez dominados los comandos básicos, empieza el adiestramiento específico para su profesión. Este dependerá de qué habilidades necesite desarrollar, ya que no es lo mismo un perro de rescate en la montaña que un detector de drogas en aeropuertos.
Hay muchas técnicas de adiestramiento diferentes, pero en la actualidad casi todas se basan en el refuerzo positivo: es decir, cada vez que el perro acierta recibe un premio. Por ejemplo, a algunos perros detectores se les enseña relacionando el olor de la droga con su juguete: no tardará en señalar lo que está buscando para obtener una pelota a cambio.
Durante este período no se olvidan de integrar al perro en el que será su ambiente de trabajo: los que trabajan en derrumbes visitarán obras y escombros habitualmente y los que trabajen en aeropuertos empezarán a pasearse por sus instalaciones.
El tiempo que dura este entrenamiento dependerá de la habilidad de los adiestradores y de la complejidad del trabajo que vaya a desarrollar el perro. Cuántas más destrezas tenga que adquirir, más tardará en completar su formación.
La vida de un perro policía adulto
Una vez que el perro se ha graduado como policía, empieza su trabajo de verdad. Se le asignarán unos horarios de trabajo y unos días de descanso: los perros no pueden trabajar una jornada completa todos los días y también necesitan descansar algunos días.
Además de sus días de trabajo, su formación nunca termina. Siempre sigue entrenando y practicando sus habilidades profesionales. Parte de sus días de trabajo están dedicados a hacer simulacros y ensayos de su trabajo real.
Es decir, aunque los perros rescatistas no tengan que acudir a un derrumbamiento, un par de veces por semana visitan escombros o cuevas a realizar búsquedas. De la misma manera ocurre con los perros detectores y con los de protección. Nunca dejan de ensayar sus habilidades para no poder olvidarlas.
Retiro y jubilación
Como cualquier otro trabajador, tras años de trabajo incansable llega la hora de la jubilación. Cada cuerpo que trabaja con perros establece unos criterios diferentes para jubilar a sus canes, pero los más comunes son:
- Cumplir ocho años de vida; solo es una cifra aproximada, depende del estado de salud y de las posibilidades de encontrarle un adoptante.
- Sufrir una lesión incapacitante o una enfermedad crónica.
- Dejar de estar interesado en desarrollar su trabajo.
- La jubilación o retiro permanente de su guía humano.
Tras la jubilación, es hora de encontrarle un retiro apropiado a cada perro policía. En cada lugar se hace de una manera diferente: en ocasiones son los propios guías los que buscan a los adoptantes, pero también hay asociaciones especializadas.
Tras una vida de servicios, la vida de un perro policía se termina en una casa normal con una nueva familia. Sin embargo, estos no son canesnormales y necesitan más estimulación que las mascotas. Aunque dejen de trabajar de forma oficial, necesitan una familia que sepa darles ocupaciones y juegos que satisfagan sus ganas de trabajar.