Los lobos son uno de los animales que más ha despertado la curiosidad del ser humano. Tal vez sea por su estrecha convivencia con nosotros a lo largo de milenios, o tal vez sea su cercana relación con el origen del perro, el mejor amigo del hombre. Veamos cómo se comporta una manada de lobos.
Normalmente, las manadas de animales solo requieren que sus miembros caminen juntos. Sin embargo, entre estos cánidos se desarrollan relaciones importantes. La manada de lobos tiene una jerarquía concreta y una gran cooperación para abatir a sus presas.
No todos los lobos son iguales
Los lobos han extendido su dominio por todo el planeta. Ello, a pesar de que su distribución se ha visto enormemente reducida por la convivencia con el ser humano, en concreto, por el conflicto entre lobos y ganaderos. Debido al tremendo éxito ecológico de los lobos, existen muchas subespecies. No obstante, el mayor consenso se encuentra entre aquellos que cifran unas 14 subespecies.
Estas subespecies guardan múltiples diferencias, y hacen que el lobo sea una especie que puede rondar, en la etapa adulta, de 10 a 70 kg. La gran variación de peso entre las distintas subespecies es la razón por la cual algunas de ellas cazan animales mayores. Así pues, necesitan manadas más numerosas para acometer la tarea.
Por ejemplo, en Estados Unidos se ha llegado a ver una manada de lobos de 30 cánidos. Es más, lo normal es que esta subespecie de lobo llegue a organizarse en grupos de 20. Sin embargo, ejemplares más pequeños, como nuestro lobo ibérico (Canis lupus signatus), forman una manada de un máximo de 7 animales. Es decir, el número de una manada depende de la especie, y varía enormemente.
El mito del lobo alfa
La cultura general tiende a explicar la vida social de los lobos a través de la figura del macho alfa. Este llegaría a la cúspide de la jerarquía demostrando su superioridad física ante el resto de machos del grupo. Lo cierto es que entre los expertos en este cánido alrededor del mundo, el popular concepto del macho alfa está quedando en entredicho.
Fue David Mech, uno de los mayores expertos en esta especie, el que acuñó el término durante sus primeros estudios en la década de los 60. Y es el mismo quién ahora descarta su uso. Los estudios de Mech estaban basados en manadas artificiales creadas en cautividad, y no de la forma en la que se gestan las manadas en estado silvestre.
Entre los expertos en este cánido alrededor del mundo, el popular concepto del macho alfa está quedando en entredicho.
¿Manada o familia?
Según Mech, sería mucho más apropiado hablar de machos y hembras reproductores. El líder de la manada de lobos no es aquel que derrota al resto, más bien es quien se reproduce. De hecho, no hay mucha competencia por ello, ya que el resto suele ser la descendencia de la pareja reproductora.
Esto quiere decir que las manadas no dejan de ser sinónimo de grupo familiar. Aquí, unos padres conviven con su camada hasta que la prole está preparada para continuar su vida por separado. De hecho, los lobos tienen entre 3 y 8 crías por camada. Esto es suficiente para conformar una manada con su propia prole.
Existirán, sin embargo, machos alfa en los grupos en cautividad, donde los lobos no son familia. En estado salvaje, la figura del macho alfa también puede aparecer en manadas grandes, como en Yellowstone. Para formar esos grandes grupos, son necesarias varias parejas reproductoras. Eso sí, puede existir competencia entre ellas.
De hecho, los lobos tienen entre 3 y 8 crías por camada, lo suficiente para conformar una manada con su propia prole.
La cooperación dentro de la manada de lobos
En las grandes manadas, la estrategia de grupo es clave. El lobo utilizará diversas estrategias para poder alcanzar a los rápidos ungulados a los que suele dar caza. Por ejemplo, en verano, tenderán a llevar a sus presas hacia zonas rocosas, pantanos o ríos.
En invierno, por contra, su simple presencia puede hacer que un venado se ponga lo suficientemente nervioso para quedarse atrapado en la nieve. Estas grandes manadas son conocidas por ir a por presas grandes, como el temible bisonte americano.
Dentro de la manada de lobos, los jóvenes muchas veces actúan como meros observadores, para aprender. Aunque no hay roles establecidos, los lobos aprovechan su diferencias físicas en la caza. Veremos que las hembras, más ligeras, actúan muchas veces dirigiendo la estampida. Los machos, más pesados, suelen ser los que dan caza a la presa una vez está desorientada. De nuevo, el papel del “alfa” es anecdótico. De hecho, los lobos no parecen actuar a sus órdenes. Todos saben lo que hacer llegado el momento.