Los animales que presentan colores iridiscentes llevan fascinando al humano desde tiempos inmemoriales. Parecidos al metal, cambiantes y, sobre todo, hermosos. Sin embargo, ¿qué utilidad tiene esta coloración en la naturaleza? ¿Los animales no humanos la perciben igual que nosotros?
Son muchos los científicos que se han hecho estas preguntas, pues algo tan llamativo como la iridiscencia no parece muy adaptativo en cuanto a supervivencia. Por suerte, existen ya algunas respuestas que podrás encontrar en este artículo, porque la naturaleza tiene un porqué para todo lo que ocurre en ella. No te lo pierdas.
¿Qué es la iridiscencia?
La iridiscencia es un fenómeno visual en el que se percibe un color diferente en una superficie en función de la orientación de esta. Es decir, que según desde qué ángulo se observe, el color reflejado es diferente, obteniéndose así un efecto cambiante cuando el animal (o ser inanimado) se mueve.
Puedes observar iridiscencia en las plumas de un pavo real o de un colibrí. También la presentan algunos insectos, como el escarabajo real o las libélulas. El caso es que, sea en la superficie que sea, es un efecto que llama la atención.
La paradoja de la iridiscencia en los animales
Precisamente es lo llamativo de la iridiscencia lo que intriga a los investigadores. ¿No es más fácil que un ave encuentre a un escarabajo iridiscente que a uno que se camufla en la hoja de una planta? Por lógica, estos colores cambiantes deberían ser la perdición de algunos animales, pero aun así no se observa que su población desaparezca debido a ello.
Se compara a menudo con el aposematismo, es decir, la coloración brillante y llamativa que advierte a los depredadores de un posible veneno o amenaza. Sin embargo, existe una premisa entre aquellos que estudian la comunicación animal, y es que las señales deben ser claras para que el interlocutor lo entienda. ¿Se considera clara la señal de una superficie que arroja colores cambiantes, como en el caso de la iridiscencia?
Con el avance de las investigaciones, se encontró (una vez más) que no se puede investigar desde un punto de vista antropocentrista. En el siguiente apartado tienes el porqué de esta afirmación.
¿Qué utilidad tiene la iridiscencia para los animales?
Como se decía, la regla más importante de la comunicación es que el mensaje debe ser claro para poder entenderse. Puesto que los colores iridiscentes cambian de forma continua (ya que es raro que tanto el observador como el animal estén totalmente quietos), ¿cómo se las arreglan para mandar un mensaje basándose en su coloración?
La respuesta, por supuesto, radicaba en el estudio de la percepción de los no humanos. Lo que para nosotros es un arcoíris en movimiento, para los animales iridiscentes es una herramienta. Vamos a ver en detalle las dos utilidades principales que tiene.
Selección sexual
Cuando los colores brillantes no sirven para advertir del peligro de ser depredados, suelen servir para encontrar pareja. Las aves son el mejor ejemplo de esto: en muchas especies, el macho más colorido, grande y hábil a la hora de exhibirse suele ser el que encuentra pareja antes (o un mayor número de ellas).
La iridiscencia tiene un papel fundamental aquí. Además, hay que contar con que los animales no suelen ser “ligones” pasivos, es decir, que a su aspecto llamativo añaden comportamientos que aprovechan estas características. Así, el pavo real sabe que tiene que abrir su cola y orientarla hacia la hembra para convencerla de aparearse con él.
Otro ejemplo interesante son los colibríes de Anna (Calypte anna), que controla su vuelo de manera que sus plumas iridiscentes solo reflejan un rosa intenso frente a la hembra.
Potencial defensivo de los animales iridiscentes
Al parecer, la iridiscencia también puede cumplir una función defensiva ante los depredadores. Al igual que el aposematismo mencionado anteriormente, el brillo también es capaz de disuadir a depredadores y mandar un mensaje claro.
En concreto, un estudio comprobó que, en comparación con escarabajos de color mate y otros de color brillante, las aves estaban menos predispuestas a comerse a los iridiscentes. En segundo lugar estaban los brillantes, siendo los de color mate los más depredados de todos.
Por otro lado, otro estudio verificó que los niveles altos de estrés en el lagarto Ctenophorus decresii producían cambios en su coloración. Cuando se sentían en peligro, la piel de su garganta se aclaraba y la iridiscencia de sus escamas aumentaba. Esto indica que el animal está mandando un mensaje a través de la coloración de la piel, volviéndola más llamativa a modo de advertencia.
Como ves, los animales iridiscentes son una prueba más de que la naturaleza no siempre cumple las leyes que los humanos le atribuimos. Se suele pensar que el camuflaje es la técnica más eficaz a la hora de sobrevivir, pero lo cierto es que lo llamativo también tiene algo que decir a la hora de defenderse y encontrar pareja. ¿Qué más quedará por descubrir?
Bibliografía
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