Las 5 mejores madres de la naturaleza
Este artículo ha sido revisado en profundidad para garantizar que la información presentada sea lo más precisa posible, cumpla con nuestros estándares de calidad y presente datos respaldados por fuentes confiables, reflejadas en la bibliografía y los enlaces dentro del texto.
El cuidado de las crías es fundamental para muchas especies de animales, pero algunas de las mejores madres de la naturaleza se han ganado ese título por los extremos a los que pueden llegar para proteger a su prole.
A pesar de que hay muchísimos ejemplos del cuidado parental por parte de la progenitora en la naturaleza, en las siguientes líneas encontrarás los casos más famosos del reino animal. Te aseguramos que no te dejarán indiferente.
La función del cuidado de las crías
¿Para qué sirve cuidar a los hijos? Parece una pregunta absurda, pero el comportamiento parental tiene un objetivo claro: aumentar las probabilidades de supervivencia y futura reproducción de la prole. O dicho de otro modo, incrementar la eficacia biológica de sus descendientes.
Puesto que las crías de dichas especies no se valen por sí mismas nada más nacer, necesitan que los progenitores inviertan parte de su esfuerzo y tiempo en alimentarlas, protegerlas y enseñarles a sobrevivir. En biología evolutiva, a esto se le llama inversión parental .
Las mejores madres de la naturaleza
El título no se lo ganan por nada, claro está. Asegurar la supervivencia de la prole tiene un añadido de peligrosidad para algunas especies. Aquí puedes leer la selección que hemos hecho para ti de las mejores madres de la naturaleza.
1. Orangután (Pongo pygmaeus)
Los orangutanes, como todos los animales cognitivamente complejos, tienen una infancia prolongada. Esto implica que la madre debe mantener a su cría consigo por un extenso periodo de tiempo, con todo lo que ello implica: buscar comida, defenderla de los depredadores, buscar cobijo, enseñarle a sobrevivir y un largo, largo etcétera.
Pues bien, los orangutanes tienen el récord de tiempo de lactancia: pueden mamar hasta los 2-3 años, pero después de eso pueden permanecer con su madre hasta 5 años más para poder aprender todo lo que necesitan antes de su vida independiente. Además, la madre construirá un nido nuevo cada noche para resguardar a sus retoños.
2. Vaca (Bos primigenius taurus)
Es relativamente conocido que las vacas tienen un instinto maternal realmente fuerte, pero ¿sabías que un contacto de 24 horas entre vaca y ternero después del parto basta para crear el vínculo? Incluso si el ternero que se le presenta no es el suyo: lo adoptará.
En las explotaciones de la industria láctea, muchos ganaderos afirman que la madre puede mugir desesperada durante días cuando le quitan a su ternero nada más nacer para que siga dando leche. Incluso, si buscas en internet, encontrarás multitud de historias de vacas que huyen de camino al matadero para encontrar a su cría.
3. Elefante (Loxodonta africana)
¿Te parece que 9 meses es un tiempo largo para un embarazo? Suerte que no son casi dos años, como en el caso de las elefantas: su gestación dura 22 meses. De otra forma, no podrían dar a luz a un bebé de casi 90 kilos.
Aunque estas dos proezas son por sí solas mérito suficiente para entrar en esta lista, además la lactancia y el cuidado de la cría pueden alargarse hasta 3 años, o incluso más, pues normalmente se interrumpe por la llegada de una nueva cría.
La organización social de los elefantes es matriarcal, de manera que los cuidados de la descendencia son un factor fundamental para equilibrar la jerarquía. Las hembras celebran con grandes barritos el momento en el que nace un nuevo ejemplar y después todas colaboran para cuidarlo y protegerlo.
De esa forma, las hembras jóvenes también se preparan para cuando les llegue su momento.
4. Hembra de pulpo gigante (Enteroctopus dofleini)
Las hembras del pulpo gigante dan literalmente la vida por sus crías. Durante la puesta, la madre esconde en grietas o salientes largas ristras de huevos para que nadie los encuentre. Una vez hecho esto, se queda con los huevos hasta que eclosionan, pues muchos depredadores acechan para comérselos.
Este proceso puede durar hasta 10 meses —dependiendo de lo frías que sean las aguas— y durante todo ese tiempo la madre no come, pues tan solo protege, limpia y airea los huevos para asegurar que eclosionan el mayor número de ellos. A menudo, cuando llega la eclosión, la madre está tan agotada que muere.
5. Hembra del calderón tropical (Globicephala macrorhynchus)
También conocida como ballena piloto, la hembra de este cetáceo es tan buena abuela como madre. Las madres retiradas pueden seguir produciendo leche hasta 15 años después de haber parido, por lo que son esenciales para el cuidado compartido de las crías.
¿Sabías que incluso actúan como matronas? Cuando una hembra joven va a dar a luz, las veteranas ayudan a sacar el bebé del cuerpo de esta. Normalmente, las hembras más ancianas se convierten en guía y pilar fundamental del grupo, ganándose así el título de matriarca y, por supuesto, el de ser una de las mejores madres de la naturaleza.
Respetemos a las madres
Las mejores madres de la naturaleza que has leído aquí no son las únicas que existen. Desde infancias prolongadas hasta servir de comida a tus hijos —como algunas especies de araña— son grandes los sacrificios que hacen muchos seres vivos en pos de la supervivencia de la especie.
Cuando se trata de animales como los orangutanes o los elefantes, las recuperaciones de las especies se vuelven muy dificultosas, debido a los pocos hijos que las hembras pueden sacar a término cada temporada. Respetemos este enlace parental para preservar la naturaleza a largo plazo.
Te podría interesar...