La vista de los équidos es excelente y les permite distinguir objetos de cerca y de lejos, tanto durante el día como en la noche. No es para menos, pues son animales presa que, en el entorno natural, deben permanecer en constante alerta para sobrevivir ante el ataque de los depredadores. El glaucoma en caballos es una condición que poco a poco les arrebata la vista.
La mayoría de caballos afectados por esta condición ocular tienen más de 15 años de edad —el 65 % de los pacientes—, aunque se ha detectado en animales de 5 a 35 años de edad, sobre todo en la raza appaloosa y el american quarter. Si quieres saber más sobre el glaucoma en caballos y cómo detectarlo antes de que sea demasiado tarde, sigue leyendo.
¿Qué es el glaucoma en caballos?
El término “glaucoma” hace referencia a una serie de afecciones que siempre tienen un punto en común: el aumento de la presión dentro del ojo o presión intraocular (PIO). Debido a un mal drenaje del líquido del globo ocular (humor acuoso), el nervio óptico se va dañando de forma paulatina hasta que se pierde la visión de forma total.
En caballos, inmediatamente posterior al iris se encuentra el cuerpo ciliar, el cual produce el humor acuoso ya citado. Este fluido le otorga soporte metabólico a la parte posterior de la córnea y mantiene funcionales las estructuras internas del ojo. Una vez ha realizado su recorrido, el humor acuoso drena del ojo a través del uveoescleral o por las vías de salida iridocorneal.
El problema tiene lugar cuando el drenaje del humor acuoso no se realiza correctamente y el fluido se acumula, ya sea por una malformación congénita o por un evento extrínseco al ojo. Según estudios profesionales, estos son los daños más comunes en un cuadro de glaucoma en caballos:
- Hipercelularidad del nervio óptico (98 % de los casos): se trata de un aumento patológico en el número de células de este tejido nervioso. Representa un daño constante y grave, provocado por el aumento de la presión intraocular en el caballo (PIO).
- Atrofia de la retina (89 %): este evento se traduce en la pérdida de visión típica del cuadro.
- Vascularización corneal (83 %): los vasos sanguíneos se infiltran en la córnea (que normalmente no los presenta) y la visión del caballo empeora drásticamente.
La incidencia del glaucoma en caballos es baja, pues se calcula en un 0,07 % de los équidos domésticos.
Tipos de glaucoma en caballos
El glaucoma se puede catalogar según su etiología. A continuación, te presentamos las variantes de esta condición en équidos.
Glaucoma primario
Es una condición heredable que deriva de un mal funcionamiento del sistema de drenaje del humor acuoso. Esta variante es muy infrecuente en caballos, pues estos animales presentan un drenaje por vías convencionales y no convencionales de forma simultánea. Sin necesidad de entrar en terminología compleja, basta con conocer que el glaucoma primario en équidos es menos común que en perros y humanos.
Glaucoma secundario
La mayoría de los casos del glaucoma en caballos vienen precedidos por una enfermedad previa en el animal. Muchos cuadros están ligados a la uveítis equina recurrente (ERU), una condición en la que la úvea del ojo del animal se inflama de forma sostenida y repetida en el tiempo. Otras de las causas pueden ser las siguientes:
- Tumor intraocular.
- Perforaciones corneales.
- Luxación de la lente intraocular.
Síntomas del glaucoma en caballos
La mayoría de los síntomas iniciales son muy difíciles de registrar, tanto en caballos como en el resto de animales. Por ello, también el glaucoma se conoce como la “enfermedad silenciosa”, ya que solo se empieza a notar que algo va mal cuando el cuadro ya está muy avanzado.
Los primeros signos son los siguientes: pupilas un poco dilatadas, rojez de los ojos y alargamiento del globo ocular. Tras estos síntomas iniciales, se instauran los más graves. Entre ellos, destacamos los siguientes:
- Una pupila muy dilatada, completamente inmóvil o que se mueve de forma muy lenta.
- Rojez muy notable en la parte blanca del ojo del animal (esclerótica).
- Hinchazón y decoloración de la córnea. Dicho de forma coloquial, parece que se le ha colocado al caballo una lentilla opaca en el ojo afectado.
- Un globo ocular más firme de lo normal.
Diagnóstico
Tal y como indican estudios, el diagnóstico del glaucoma en caballos se realiza con base en los síntomas descritos por el tutor y en la medición de la presión intraocular (PIO) del paciente. La PIO normal en équidos varía según el instrumento utilizado y el contexto, pero generalmente se encuentra entre 17 y 28 mmHg. Esta medición se lleva a cabo con tonómetros especiales.
La media de la presión intraocular en caballos con glaucoma se encuentra casi en los 40 mmHg. Una vez se ha detectado la condición, se debe realizar una exploración profunda de ambos ojos del équido para detectar la posible causa del mal drenaje dentro del ojo afectado.
Tratamiento del glaucoma en caballos
El tratamiento de esta condición suele requerir un abordaje tanto farmacológico como quirúrgico. Todo depende de los siguientes parámetros:
- Presencia o ausencia de visión.
- Si existe una enfermedad concurrente además del glaucoma.
- Edad y estado general del caballo.
- Factores económicos del tutor.
- La facilidad de establecer el tratamiento.
Desafortunadamente, la mayoría de los caballos con glaucoma llegan a la clínica cuando el ojo ya está muy dañado, sobre todo si la causa es la uveítis equina recurrente. En estos casos, la respuesta a la terapia suele ser muy baja y no se espera que el animal recupere la visión perdida, pero sí que se puede evitar que empeore más aún.
En lo que a medicamentos se refiere, se suelen recetar timolol de maleato y dorzolamida de forma tópica en conjunción. Estos fármacos disminuyen la producción de humor acuoso y promueven que el exceso de líquido del ojo drene. Si esto no funciona, se puede recurrir a procesos de filtrado y cirugías oculares de distinta índole.
Como habrás podido comprobar, el glaucoma en caballos es una condición muy rara y difícil de detectar en la inmensa mayoría de los casos. No se puede recuperar la vista que el animal ha perdido, pero por suerte, sí que es posible evitar que acabe quedando ciego por completo.
Bibliografía
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- Michau, T. M. (2017). Equine glaucoma. Veterinary Clinics: Equine Practice, 33(3), 519-540.
- Rizzo, D. (2017). Idiopathic glaucoma in an 11-year-old crossbred mare. The Canadian Veterinary Journal, 58(5), 508.