Las serpientes u ofidios son un grupo de reptiles incomprendidos, ya que pueden causar tanto admiración como miedo a partes iguales. Están presentes en prácticamente todos los continentes y son fundamentales dentro de los ecosistemas, pero ¿acaso el ser humano lo conoce todo acerca del comportamiento de las serpientes?
El patrón de conducta en ofidios es muy complejo, ya que varía dentro de cada especie y todavía muchos comportamientos no han sido asociados a un mecanismo biológico concreto. Aún así, todo lo que se ha ido recopilando por los diferentes herpetólogos del mundo hace pensar que las serpientes son mucho más inteligentes de lo que se pueda pensar. Si quieres saber más, sigue leyendo.
Características de las serpientes
Las serpientes se encuentran dentro del Reino Animalia, que a su vez forma parte del filum Cordata, en la clase de los Reptiles, superorden Squamata y orden Ophidea. Actualmente se conocen 3496 especies de serpientes, de las cuales solo 375 tienen importancia médica para el hombre por su mordida.
La principal característica anatómica y fisiológica de las serpientes es que carecen de extremidades, rasgo también conocido como apodia. Poseen cuerpos alargados que podemos separar en cabeza, tronco y cola, aunque todas estas secciones están cubiertas por escamas. Por sorprendente que parezca, hay especies que poseen aún vestigios de lo que en un pasado fueron las patas.
La piel es muy variable entre las diferentes especies. Este órgano tiene funciones generales que se comparten y otras específicas de cada una de ellas —como el cascabel de algunas serpientes—. A su vez, el tejido externo del animal está formado por varias capas: la primera, muy rica en queratina, es la que muda.
Las escamas se superponen unas con otras y se suelen utilizar para distinguir especies entre sí. Por otro lado, la piel en su conjunto es un órgano con múltiples terminaciones nerviosas, lo que les proporciona a los ofidios una gran sensibilidad y tacto.
En cuanto al tronco de las serpientes, este se forma por muchas vértebras, de las cuales salen un par de costillas. En lo referente a este tema, se han realizado estudios que compararon diferentes especies de serpientes que vivían en entornos variables, con la intención de descubrir si existía alguna diferencia en su esqueleto con respecto al hábitat.
Se comprobó que no, es decir, que las especies analizadas eran prácticamente iguales desde un punto de vista morfológico. Una de las explicaciones posibles es que las serpientes cambian mucho de sustrato —e incluso de climatología— y una morfología versátil asegura la supervivencia y el éxito evolutivo. Por ello, todos estos animales deben presentar un potencial adaptable y común.
En referencia a la cabeza, hay diferencias claras entre serpientes venenosas y constrictoras. Ambas poseen una mandíbula con huesos que pueden ser móviles o semifijos, con tendones y ligamentos muy flexibles que les permiten abrir mucho la mandíbula, para poder ingerir a sus presas.
La principal diferencia se encuentra en la forma del cráneo, plano y mucho más frágil en las serpientes venenosas que en las constrictoras. Las primeras son más propensas a sufrir traumas craneales, pero lo compensan con el veneno que les permite ingerir a la presa de una manera segura.
La dentición de las serpientes
En cuanto a los dientes de las serpientes, las podemos clasificar en varios tipos:
- Aglifas: estas serpientes tienen múltiples dientes, que permiten el agarre de la presa. Esta característica se encuentra, sobre todo, en las especies no venenosas.
- Opistoglifas: tienen sus colmillos y aparatos venenosos en la parte posterior del maxilar y además presentan dientes pequeños . Muy pocas especies de este grupo causan daños al hombre, por lo que suelen considerarse no venenosas.
- Proteroglifas: estos ofidios poseen 2 pequeños colmillos conectados a la glándula de veneno en la parte delantera de la mandíbula. Cuando muerden, no suelen soltar a la presa inmediatamente, ya que necesitan tiempo para inocular suficientes toxinas.
- Solenoglifas: poseen 2 grandes colmillos anteriores conectados a las glándulas de veneno. Estos colmillos tienen una articulación que les permite a las serpientes solenoglifas mover los dientes. Son el grupo con más consecuencias en la salud humana.
Carácter de las serpientes
Las serpientes son animales de sangre fría, por lo que su carácter muchas veces depende de la temperatura ambiental. A temperaturas bajas hibernan, mientras que durante el resto del año irán variando su actividad dependiendo del ambiente. Como no pueden generar suficiente calor para mantenerse constantes, dependen completamente de las variables ecosistémicas.
Además, el carácter depende de cada especie e incluso difiere entre individuos, ya que hay serpientes que pueden ser más intrépidas que otras. Normalmente, son animales tranquilos que pasan la mayor parte del tiempo termorregulando su temperatura, algo muy ligado al comportamiento en serpientes.
Cuando una serpiente se muestra más agresiva o nerviosa, aumenta su gasto energético de forma proporcional. Estos comportamientos tienen lugar principalmente cuando estos animales cazan, defienden el territorio, es la época de reproducción o en la lucha contra depredadores.
Comunicación de las serpientes
La comunicación de los seres vivos está ligada a los sentidos. En el caso de las serpientes, los principales sentidos para comunicarse con el medio y con otros individuos serían los siguientes:
- La vista: depende mucho de la especie de la que se trate, ya que alguna tienen un gran sistema visual, mientras que otras son prácticamente ciegas —como las serpientes excavadoras—.
- El tacto: las serpientes tienen muy desarrollado el sentido del tacto, que les permite saber en qué sustrato están, pero también sentir las vibraciones que se generan en el ambiente. Con esto, los ofidios son capaces de detectar presas y peligros.
- El olfato: el olfato de las serpientes no es como el del ser humano. Este sentido va ligado a la lengua bífida, encargada de recoger información química del ambiente. Estas sustancias llegan al órgano de Jacobson, presente dentro de la boca. Una vez captadas las partículas, le dan información al animal tanto de las características del ambiente como de todas las posibles especies presentes en él.
- Foseta termorreceptora: algunas serpientes, sobre todo las venenosas, poseen además otro órgano capaz de ofrecer una visión térmica del ambiente.
- El oído: en cuanto al sentido del oído, este es prácticamente inexistente en los ofidios. Se cree que las serpientes son prácticamente sordas, ya que carecen de oído medio.
A parte de esto, las serpientes también se comunican con otras serpientes u especies a través de ciertos movimientos. Veamos un poco cómo utilizan estos reptiles el lenguaje corporal.
Lenguaje corporal
El lenguaje corporal de los ofidios permite conocer su estado de ánimo. El comportamiento de las serpientes que están tranquilas se manifiesta principalmente en forma de la ausencia de movimiento o con desplazamientos por reptación. Por otro lado, cuando se sienten atacadas, presentan una multitud de movimientos corporales que dependen de cada especie.
En estos casos, la mayoría de las especies aumentan su volumen —se hinchan, abren la zona del cuello, se alzan— o generan algún tipo de sonido, intentando disuadir el posible peligro. En caso de ataque, presentan movimientos rápidos y precisos e incluso algunas escupen veneno.
Comportamiento de las serpientes
La etología de las serpientes es aún muy desconocida. El comportamiento de estos reptiles, al igual que la comunicación, varía mucho entre especies y muchas veces es difícil de estudiar en la propia naturaleza, por lo que la mayoría de investigaciones se han realizado en cautividad.
Cuando se piensa en las serpientes, normalmente se las ve como animales solitarios, prácticamente sin relaciones sociales y sin cambios de comportamiento. Esta preconcepción es errónea, pues se ha podido comprobar que hay varias especies que interactúan con individuos de su misma especie y serpientes que han modificado su comportamiento por el cambio climático.
Un estudio realizado por Morgan Skinner demostró que las culebras de la especie Thamnophis sirtalis sirtalis son capaces de reconocerse entre ellas y escogen a aquellos individuos con los que tienen mejor relación. Además, se comprobó individualmente cómo de audaces eran los ejemplares y que incluso había rasgos variables entre ellos.
Cortejo y apareamiento
El comportamiento de las serpientes en el ámbito reproductor está muy ligado a las feromonas y depende de la zona y la estacionalidad. La mayoría de ellas son ovíparas —ponen huevos— u ovovivíparas, es decir, que mantienen los huevos en el interior y después nacen las crías desde el interior de la madre.
Existe el caso de alguna serpiente vivípara. En estos escenarios, las hembras tienen placentas y dan lugar a descendencia ya formada.
La reproducción de las serpientes varía con cada especie. En algunas, los machos realizan cortejos a las hembras mediante vibraciones, roces e incluso mordiscos. En el momento de la reproducción como tal, el lenguaje hormonal y el contacto sensorial entre macho y hembra son claves para que la reproducción —que puede llevar horas— termine correctamente.
Algunas especies también se caracterizan por presentar combates entre los machos. En este caso, el comportamiento de las serpientes varía entre combates con el cuerpo levantado y batallas con el cuerpo enroscado, acto que se acompaña de empujones. En casos excepcionales, un ejemplar dominante puede llegar a matar al macho rival.
Las hembras pueden realizar canibalismo hacia los machos para conseguir nutrientes. Otras construyen nidos para poner los huevos e incluso se ha llegado a observar la defensa de la zona del nido por parte de ambos progenitores, en serpientes como la cobra real (Ophiophagus hannah).
Comportamiento antidepredador
Cuando una serpiente se encuentra en peligro, su principal impulso es la huida. No son animales agresivos, solo se defienden en aquellos casos en los que se ven amenazados y sin escapatoria. Aún así, estos reptiles presentan comportamientos disuasorios fascinantes.
Para mostrar su peligrosidad, muchas serpientes realizan fuertes sonidos. Sin duda, unos de los representantes mas claros en este frente son las serpientes de cascabel, pertenecientes al género Crotalus.
Estos ofidios realizan movimientos de la cola, agitando así el cascabel que poseen en su extremo —formado por estuches córneos— para conseguir un sonido estridente y amenazador. Otro ejemplo es el de la víbora sopladora (Bitis arietans), que también genera un fuerte sonido al inhalar y al exhalar aire.
Quizá el comportamiento de las serpientes que puede resultar más curioso en cuanto a defensa sea el de las especies escupidoras. Cuando se ven amenazados, estos reptiles abren la boca y proyectan un chorro de veneno, normalmente dirigido a ojos y boca del agresor. Cuando entra en contacto con el depredador, este puede quedarse ciego e incluso morir en caso de ingesta.
Otra forma de defensa es el cambio corporal, durante el que las serpientes intentan parecer más grandes. En estos casos las serpientes pueden hincharse, levantarse e incluso en casos particulares abrir un capuchón que poseen en el cuello.
Para evitar daños con estos reptiles, lo mejor es dejarlos tranquilos en todo momento.
¿Se puede entrenar una serpiente?
Las serpientes pueden ser acostumbradas a cambiar ciertos comportamientos gracias a la repetición y la paciencia. Cuando se tiene una serpiente en cautividad, normalmente esta no será agresiva, pero en caso contrario se la puede llegar a entrenar para que deje de serlo.
Es muy importante mantener una regularidad en estos entrenamientos. Al principio, es recomendable que los diferentes individuos nos puedan reconocer y no nos vean como una amenaza. Para ello, tienen que familiarizarse con el olor del cuidador. La limpieza cuidadosa de las instalaciones sin manipular el animal pueden ayudar.
Cuando se quiera manejar la serpiente, es recomendable comenzar con un gancho —si son venenosas siempre—, manteniendo la cabeza del animal alejada del cuerpo. El gancho ayuda a que la serpiente no confunda la mano del tutor con un alimento y poco a poco el animal se acostumbrará al manejo.
Un correcto manejo puede eliminar una conducta antagónica, pero el comportamiento de las serpientes no se puede entrenar en muchos más aspectos.
El encantamiento de las serpientes
Seguro que has visto en documentales a los encantadores de serpientes. En los espectáculos que llevan a cabo, dentro de un cesto aparecen serpientes —normalmente cobras reales— que se levantan y comienzan a hacer movimientos simétricos al del instrumento musical (Pungi) que toca el encantador. Sin duda, parecen hipnotizadas.
Las técnicas utilizadas para llevar a cabo esta performance son muy estresantes y hasta mortales para las serpientes que se utilizan. Para evitar riesgos, muchos de los encantadores extraen el veneno antes de comenzar con el espectáculo e incluso algunos mutilan a la serpiente arrancando sus colmillos.
El entrenamiento al que someten a las cobras consiste en la privación de alimento y la confusión. La serpiente confunde el Pungi con un rival y detecta las vibraciones que el instrumento genera. Esta se eleva para defenderse y atacar en caso necesario. Los encantadores se ponen a una distancia de seguridad que evita la mordedura en caso de ataque.
La mayoría de ofidios involucrados en estos espectáculos mueren al poco tiempo.
El mundo de las serpientes es fascinante y aún queda mucho por conocer. Su conservación es muy importante para el correcto funcionamiento de los ecosistemas, así que respetar y proteger a todos los ofidios del planeta es necesario para preservar nuestro ambiente.
Bibliografía
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Solórzano, A. (2004). Serpientes de Costa Rica: distribución, taxonomía e historia natural. Editorial INBio. Suárez Pérez, N. X. (2021). Ecomorfología y señal filogenética en vértebras de serpientes (Bachelor's thesis). Morgan Skinner (2020). Agregación e interacción social en culebras (Thamnophis sirtalis sirtalis). Behavioral Ecology and Sociobiology. Hernández Cordero, A. (2019). Serpientes: atención y cuidados en cautiverio.