La bioluminiscencia es un fenómeno fascinante mediante el que los seres vivos son capaces de producir luz propia. Esta habilidad está extendida en varios grupos animales, entre los que ha tenido orígenes independientes. De tiburones a medusas o gusanos, muchos brillan en la oscuridad. En este espacio, trataremos sobre estos últimos.
Cabe aclarar que el término ‘gusano’ es informal y carece de rigor biológico. Dentro de él, incluimos a anélidos, nematodos, larvas de insectos y otros organismos no relacionados entre sí, siempre que tengan un cuerpo blando, alargado y con patas disminuidas o ausentes.
Ya que estos animales pueden resultar parecidos entre sí y comparten la capacidad de producir luz, en este artículo los abordaremos juntos, independientemente de sus relaciones evolutivas. Si quieres aprender más sobre ellos, sigue leyendo.
1. Gusano luminoso de Nueva Zelanda (Arachnocampa luminosa)
El primero de los gusanos que brillan en la oscuridad es Arachnocampa luminosa. Este organismo es una larva de mosquito de los hongos, pequeños insectos dípteros nativos de Nueva Zelanda. En su fase larvaria, Arachnocampa luminosa es un gusano fino y alargado, que puede alcanzar unos 3 o 4 centímetros.
Durante esta época, las larvas recorren las cuevas oscuras y húmedas en las que viven, buscando un lugar apropiado para construir sus redes. Estas consisten en una serie de hileras colgadas del techo, repletas de unas gotas pegajosas de aspecto cristalino.
La larva se sitúa en esta estructura y emite luz azulada a través de su abdomen. La luz atrae al resto de artrópodos de la cueva que, como es característico, intentan acudir hacia ella. Sin embargo, los artrópodos no ven la red pegajosa del gusano y quedan atrapados. Tras ello, el gusano solo tiene que recogerlos y devorarlos.
Aunque estos invertebrados no están relacionados con las luciérnagas, los insectos luminosos más famosos, comparten el mismo mecanismo de producción de luz, mediante luciferina y luciferasa. Esto significa que las mismas reacciones químicas han evolucionado varias veces de manera independiente.
2. Gusano ferrocarril (Phrixothrix hirtus)
De nuevo, estos gusanos son en realidad larvas de insecto. En este caso no son dípteros, sino coleópteros (escarabajos) de la familia Phengodidae. Los gusanos ferrocarril son excepcionales, porque pueden producir 2 tipos de luz diferente. Por un lado, generan una luz roja a través de la cabeza, algo único entre los coleópteros.
Por otro, cuentan con 2 filas de puntos luminosos, que recorren los costados del animal. En Phrixothrix hirtus producen luz amarilla, mientras que en Phrixothrix viviani emiten colores verdes. Ningún otro escarabajo del mundo es capaz de producir esta variedad de colores.
Un estudio reciente indica que estos gusanos que brillan en la oscuridad producen estos colores tan diferentes gracias a modificaciones en sus luciferasas. Estas son enzimas que forman parte integral del sistema de producción de luz.
3. Gusano luminoso de Bermudas (Odontosyllis enopla)
Estos invertebrados no tienen nada que ver con los anteriores. En su lugar son poliquetos, un grupo de anélidos con un par de apéndices en cada uno de los numerosos segmentos del cuerpo. Los gusanos luminosos de las Bermudas destacan por sus rituales reproductivos, tan bellos como fascinantes, en los que la bioluminiscencia juega un papel crucial.
Coordinándose con los ciclos de la luna, los Odontosyllis sufren modificaciones fisiológicas, anatómicas y comportamentales. Estos animales transforman sus apéndices para una mejor natación, hipertrofian sus 4 ojos y modifican sus órganos excretores (nefridios) para almacenar los gametos.
Entre 3 y 5 días después de la luna llena, 55 minutos después de la puesta de sol, las hembras abandonan su hábitat en el fondo marino. Estas nadan hacia la superficie en masa, donde adoptan una trayectoria circular y comienzan a liberar sus gametos, junto con una sustancia mucosa que emite luz verde azulada.
Al verla, los machos nadan vigorosamente hacia ellas, mientras emiten destellos breves de luz intermitente. Cuando las alcanzan, comienzan a liberar sus propios gametos, con tal de que ocurra la fecundación externa. Este proceso dura unos 10 o 20 minutos y es muy regular y predecible. Tras él, los poliquetos vuelven a los fondos marinos y recuperan sus vidas previas con normalidad.
4. Gusano bombardero verde (Swima bombiviridis)
Este último ejemplo es muy interesante, pues muestra otro uso diferente para la bioluminiscencia. El poliqueto Swima bombiviridis, así como algunos de sus congéneres, cuenta con estructuras esféricas cerca de su cabeza. Estas formaciones son similares a globos sencillos —llenos de líquido— y parece que provienen de branquias modificadas.
Estas estructuras no sirven para cazar ni reproducirse, sino como defensa. Ante una amenaza, los gusanos son capaces de separar las esferas de su cuerpo, que a veces se llaman ‘bombas’. Al liberarlas, las bombas explotan en un destello de luz intensa, que dura unos segundos y se va apagando.
Esto permite a los gusanos escapar de los depredadores con ayuda de sus grandes apéndices en forma de remo. Cuando las bombas se agotan, los gusanos pueden volver a desarrollarlas con un poco de tiempo.
La bioluminiscencia es un fenómeno muy llamativo. Su estudio resulta fascinante y permite descubrir moléculas con usos increíbles en la biomedicina. Estos pequeños gusanos que brillan en la oscuridad podrían salvar vidas, con un poco de ayuda de la ciencia moderna.
Bibliografía
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