¿Existe el beso en el reino animal?

El beso es un acto casi único de los seres humanos, pero algunas especies de primates también lo presentan como forma de comunicación intraespecífica.

El beso existe en el reino animal y los chimpancés son prueba de ello.

El beso es la señal que utilizamos los humanos para expresar atracción o afecto, pero ¿existe en otras especies? En el reino animal se han observado diferentes signos de cariño entre parejas y grupos familiares, pero el beso solo parece estar presente en algunas culturas humanas y en ciertas especies de primates.

La romantización del beso es producto de la sociedad occidental, aunque se suele asumir como un hecho universal. Choca el conocer que, incluso dentro de nuestra propia especie, hay culturas que no lo hacen y una buena parte de ellas no lo considera un gesto romántico.

¿Besar es un instinto natural o una conducta aprendida?

Los científicos aún discuten si el beso es un comportamiento aprendido o innato. Gran parte de la población humana se besa, lo que demuestra que es un acto bastante extendido, pero no universal. Si hablamos del beso romántico, los «besadores» que utilizan este acto de manera sexual disminuyen aún más.

Si besar fuera un comportamiento natural, seguramente todas las culturas lo harían, pero existe una minoría que no besa debido a supersticiones y creencias culturales. Aún así, estas etnias pueden participar en comportamientos afectivos parecidos a los de besar, como puede ser frotarse la nariz.

Esto demuestra que hay muchas más formas de demostrar cariño más allá del beso.

¿Existe el beso en el reino animal?

Si buscamos dentro del reino animal, veremos que el beso es aún más excepcional. Los animales no se besan como tal, pero muchos de ellos presentan comportamientos afectivos similares como lamer, abrazar, unir caras y otros muchos hábitos de acercamiento social.

Sin embargo, hay animales que besan igual que nosotros: el bonobo y el chimpancé. Esto no es demasiado sorprendente si tenemos en cuenta que compartimos el 98,7 % de nuestro ADN con ellos.

Bésame como un chimpancé

Para los chimpancés, el beso es una forma de reconciliación después de un conflicto, por lo que es más común en los machos que en las hembras —ya que estos son más agresivos y luchan entre ellos con mayor asiduidad—. A pesar de ello, el acto de besar no parece ser una conducta  romántica como a la que estamos acostumbrados.

En los bonobos es diferente, pues suelen besarse con frecuencia e incluso utilizan la lengua. Esto no es sorprendente, ya que se sabe que son animales altamente sexuales y que utilizan el sexo como una forma de comunicación dentro del grupo.

Un beso entre un chimpancé y su hijo.

¿Por qué no se besan el resto de animales?

Por lo que sabemos hasta ahora, el resto de animales no se besan. Puede que rocen o toquen sus rostros entre sí, pero incluso los que tienen labios no comparten saliva ni unen estas estructuras.

Besar no será un acto puramente humano, pero el romanticismo que se esconde detrás sí es único de nuestra especie. Los animales no necesitan los besos para encontrar una pareja compatible, pues en la naturaleza, las señales químicas son más útiles que el beso.

Las feromonas son sustancias químicas secretadas por los seres vivos, capaces de provocar comportamientos específicos en otros individuos de la misma especie. Son clave para encontrar pareja en el mundo animal y se reconocen a través del olfato. Existen distintos tipos de feromonas y pueden indicar mensajes diversos: territorio, alerta, calmante o estimulante sexual.

A la hora de encontrar pareja reproductora, los animales no necesitan besarse o incluso estar cerca, ya que las feromonas pueden detectarse a largas distancias mediante el olfato y dan pistas sobre el estado del individuo. Los animales eliminan las feromonas con la orina o mediante la fricción de partes del cuerpo —donde se localizan glándulas— contra una superficie.

El beso: una excusa para olernos

Los olores son muy utilizados por los seres vivos para comunicar mensajes distintos. Esto no solo ocurre en el reino animal, pues el aroma de muchas plantas tiene su función en la supervivencia de la especie.

Conociendo su importancia, no es de extrañar que sea clave en la búsqueda de pareja. Muchos animales disponen de una estructura especial, llamada órgano vomeronasal —localizado entre la nariz y la boca—, el cual detecta las feromonas en algunos casos a un radio de kilómetros.

Se ha discutido mucho sobre las feromonas y la presencia de este órgano en los seres humanos. En la actualidad se sabe que podemos detectar feromonas gracias a unos receptores especiales en nuestro epitelio olfativo. Sin embargo, la influencia de las feromonas en la atracción y las relaciones románticas aún se mantiene en entredicho.

Algunos expertos en psicología como Wlodarski de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, se apoyan en la teoría de que el beso se originó como una manera culturalmente aceptable de acercarse lo suficiente a otra persona para detectar sus feromonas, aunque es difícil establecer el momento en que comenzó en la historia del ser humano.

Unos leones se lamen en un gesto de cariño.

Como hemos podido ver, el beso es una característica exclusiva de chimpancés, bonobos y el ser humano. Además, este gesto no está tan extendido como creíamos, pues menos del 50 % de las culturas de nuestra especie se besan con intencionalidad sexual.

Aún quedan muchos secretos que desentrañar con respecto a este tema, pero una cosa nos queda clara: los animales muestran cariño a su manera mediante lamidos, contacto, señales visuales y otras muchas estrategias.

Bibliografía

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  • Frans B. M. de Waal. Peacemaking among Primates.
  • Jankowiak, W. R., Volsche, S. L., & Garcia, J. R. (2015). Is the romantic–sexual kiss a near human universal?. American Anthropologist, 117(3), 535-539.
  • Rafael Wlodarski, Robin I. M. Dunbar. What's in a Kiss? The Effect of Romantic Kissing on Mate Desirability.

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