Las infecciones de la piel en perros son más habituales de lo que podríamos pensar y, si no se tratan correctamente, pueden llegar a traspasar la barrera que es la piel e instalarse en otros órganos; incluso pueden llegar a provocar una septicemia y la muerte del perro.
Estas infecciones son conocidas como piodermas y pueden ser de distinto grado: de superficie, superficiales y profundas. Las dos primeras afectan exclusivamente al tejido epidérmico –capa más superficial de la piel– y la última daña la dermis y tejidos más profundos.
Los síntomas más frecuentes en las piodermas de superficie y superficiales son enrojecimiento, pápulas, pústulas, descamación, costras, alopecias y prurito. En el caso de las piodermas profundas, las lesiones epidérmicas que encontramos son más dolorosas y rara vez aparece el prurito. Son las úlceras, bullas hemorrágicas y nódulos, que en la mayoría de los casos segregan sangre junto a otros fluidos infecciosos.
Debemos ser muy prudentes con las infecciones de la piel de los perros; en la mayoría de los casos, son zoonóticas y pueden contagiarse al ser humano. Los microorganismos más comúnmente presentes en estas infecciones son Staphylococcus intermedius y Staphylococcus aureus.
Uso de champús especiales
El tratamiento de las piodermas debe ser a la vez tópico y sistémico. Para el tratamiento tópico, los champús son la mejor opción, debido a que penetran bien en la piel. Los más usados son los que tienen uno de estos componentes:
- Peróxido de benzoilo
- Lactato de etilo
- Clorhexidina
- Povidona yodada
El uso de estos champús ayuda al desbridamiento de la piel lesionada, lo que favorece la cicatrización, disminuye el dolor y el prurito. La frecuencia de uso es de al menos dos veces a la semana, aunque esto debe determinarlo un veterinario.
Fluoroquinolonas para tratar las infecciones de la piel en perros
Las fluoroquinolonas son un grupo de antibióticos de amplio espectro (combaten un extenso rango de bacterias). La eficacia terapéutica de estos fármacos ha sido demostrada en un 85,4 % de los casos. No obstante, para un 4,9 % de los perros no supuso una cura.
El principal problemas de las fluoroquinolonas es que pueden provocar lo que se conoce como resistencia bacteriana; después del tratamiento, un grupo de bacterias, las cuales no suponían un problema al principio, crea resistencia al antibiótico y crece de manera exponencial. Esto causa la aparición de nuevas infecciones no tratables.
Rifampicinas para tratar las infecciones de la piel en perros
Las rifampicinas son otro grupo de antibióticos usualmente utilizados para combatir las piodermas profundas crónicas. En estos casos, se usa este tipo de antibióticos, y no otros, por su capacidad para penetrar en los tejidos profundos en una concentración suficiente para acabar con las bacterias.
Al igual que las fluoroquinolonas, pueden provocar resistencia bacteriana, ya que también es un antibiótico de amplio espectro.
¿Qué hacer frente a las infecciones de la piel en perros?
El tratamiento de las infecciones de la piel es, generalmente, empírico. Dependiendo de la gravedad del caso, se comienza con el uso de tratamientos antisépticos y antibióticos tópicos (mupirocina o ácido fusídico).
El uso de antibióticos sistémicos se reserva para casos más graves. Sin embargo, el uso indiscriminado de estos fármacos, sin el previo estudio microbiológico, ha supuesto un aumento de las resistencias bacterianas, además del uso inadecuado de ciertos antibióticos, como la penicilina o meticilina, que se han demostrado inútiles para el tratamiento de Staphylococcus sp.
Si sospechas que tu mascota puede tener una infección en la piel, acude lo antes posible al veterinario. En ocasiones, ciertas lesiones de la piel pueden ser causa de otro tipo de patologías como alergias, sarna o leishmaniosis. Si un veterinario receta antibióticos, es fundamental seguir minuciosamente las pautas de dosificación para obtener resultados positivos y evitar las posibles resistencias.
Bibliografía
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