Los dragones protagonizan algunas de las leyendas más fantásticas de las tradicionales culturas orientales, en especial de la Antigua China.
Para algunos, estas increíbles historias no pasan de mitos creados con la finalidad de impresionar y educar a la población. No obstante, hay quienes defienden que existen relatos verídicos que comprobarían la existencia de los dragones.
Por supuesto, este es un tema complejo que debe analizarse con detenimiento. Pero intentaremos mostrar algunos argumentos que apuntan a la posibilidad de que los dragones fueron –o quizás sean– reales.
Coincidencias en los relatos sobre el aspecto de los dragones
Una de las evidencias más interesantes sobre la posible existencia de los dragones son los relatos sobre su aspecto. Más allá de las diferencias culturales entre los diversos países occidentales y orientales, se observan coincidencias con respecto a las características morfológicas de dichas criaturas.
Por lo general, los dragones son descritos como animales enormes con un aspecto similar al de un reptil, y es que tiene el cuerpo revestido por resistentes escamas. No obstante, sus alas plegables serían parecidas a las de los murciélagos, formadas por unas estructuras rígidas –similares a unos dedos– entre las cuales existen membranas.
En occidente, los dragones también suelen ser retratados con patas adaptadas al vuelo y notablemente palmeadas. Pero estos animales mitológicos, en las culturas orientales se asemejan más a una víbora; no necesariamente tienen patas o alas, pero suelen dominar un arte de magia que les permite volar.
Respecto a su comportamiento, los dragones serían criaturas más independientes que adoptarían un estilo de vida mayormente solitario. Al volar, estos seres revelarían gran agilidad y elegancia, a pesar de su tamaño y robustez.
La controvertida capacidad de lanzar fuego de los dragones
Otro rasgo característico de los dragones en la cultura occidental es su capacidad de lanzar o ‘escupir’ fuego por su boca. Si bien existen muchas hipótesis sobre ello, la más aceptada afirma que esta capacidad derivaría de un mecanismo biológico que permitiría a los dragones almacenar gas metano en el interior de su organismo.
Las llamas lanzadas serían el resultado de la combinación del gas metano con las chispas producidas por el roce de los dientes de los dragones. Aunque otras hipótesis apuntan a una posible capacidad de generar corrientes o chispas eléctricas desde su sistema nervioso u otro mecanismo de su cuerpo.
Sin embargo, en las culturas orientales, los dragones no suelen ser retratados como criaturas que escupen fuego. Sus poderes están más vinculados a una especie de magia o poder divino que con su fuerza o capacidades físicas.
Diferencias de interpretaciones entre el mundo occidental y oriental
En la mayoría de las leyendas occidentales, los dragones son retratados como criaturas temibles y poco sociables; en estos casos, los acercamientos a los humanos casi siempre ocurrían en contextos de luchas o guerras.
Su simbolismo en la cultura occidental ‘camina’ en un eterno dualismo entre el guardián y el devorador. Su faceta protectora en relación a algunos hombres condena a muchos al destino certero de la muerte en su fuego místico.
A su vez, el dragón en la cultura china y oriental como un todo es entendido como un símbolo de surte y buena fortuna. Su imagen es vista como una representación divina, que combinaría el poder celestial con la fuerza terrestre. De esta forma, sería una especie de ‘puente’ entre el mundo divino y el mortal.
En ambos casos se les atribuyen a los dragones características místicas que siempre se asocian a un poder sobrenatural o divino. Tanto es así que es común ver su imagen en escudos de familias nobles o reales incluso a día de hoy: representan la relación de sus integrantes con el orden universal y el poder divino.
Documentos oficiales y avistamiento de dragones
Otra posible evidencia sobre la existencia de los dragones se encuentra en algunos documentos oficiales que parecen confirmar los avistamientos ocurridos principalmente en China. En algunos de estos relatos se detallan inclusive experiencias de contactos cercanos a estas criaturas.
Los documentos más antiguos fueron producidos durante el dominio de la dinastía Qing, alrededor de los años 1800 a.C. En ellos se relata que un pequeño dragón (Ioong) habría caído al río del condado de Leting. La criatura estaría herida en esta oportunidad y habría sido curada por la comunidad de esta región.
Una historia parecida es contada en un documento producido durante la dinastía Song del sur. Otro pequeño dragón habría sido encontrado en las orillas del lago Tabai a mediados del año 1162 a.C. Nuevamente, el Ioong habría sido recatado y curado por la población local, y desaparecería tras su recuperación.
Pasando a la historia moderna, hay un registro datado de 1944 que relata la caída de una especie de dragón negro en el condado de Fuyu. Según el principal testigo, llamado Yen Dianyuan, la criatura medía unos siete metros de largo y su aspecto era similar al de una robusta víbora con cuatro patas.
El rostro del animal descrito por Dianyuan, y las características de su cuerpo, eran muy similares a los dibujos de los Ioong en los antiguos documentos chinos.
Estos relatos son algunas de las evidencias que nos llevan a repensar si los dragones son realmente solo mitos o han habitado, y quizá sigan sobreviviendo, en algún lugar de nuestro extenso universo.