Estos gigantes del mar han protagonizado cuentos y leyendas desde que el humano se adentró en los océanos. No es de extrañar que formen parte del imaginario colectivo de la sociedad, pues el comportamiento de las ballenas es tan ajeno y a la vez tan intuitivo que casi da una sensación de misticismo a los miembros de nuestra especie.
Es por eso que los investigadores llevan años y años tratando de descifrar la mente de los cetáceos. Aquí puedes encontrar los hallazgos más significativos acerca de su conducta. Te aseguramos que vas a querer saber más después de leerlos.
Características de las ballenas
Las ballenas son mamíferos marinos pertenecientes al orden de los cetáceos. Dentro de este orden encontramos 2 familias: odontocetos —cetáceos con piezas dentales, como orcas y delfines— y misticetos, grupo en el que los dientes se sustituyen por barbas filtradoras, a su vez formadas por fibras de queratina.
Los misticetos son los conocidos como ‘ballenas” propiamente dichas dentro del conocimiento popular.
Sea como fuere, estos mamíferos habitan a lo largo y ancho de todos los océanos del mundo. Normalmente migran buscando aguas cálidas, pero algunas especies pueden encontrarse en ambientes más fríos, como la ballena boreal (Balaena mysticetus).
Aunque son mamíferos placentarios, las ballenas se adaptaron a lo largo de la evolución para no salir del agua en toda su vida. La respiración voluntaria, el sueño unihemisférico o los espiráculos son algunas de las estrategias evolutivas más curiosas desarrolladas por estos animales para una existencia completamente acuática.
Existen 4 subfamilias dentro de los misticetos, clasificadas según sus características. Estas son las siguientes:
- Balaenidae: los miembros de este grupo carecen de aleta dorsal y su mandíbula está más arqueada respecto a otras especies.
- Balaenopteridae o ballenas rorcuales: su aleta dorsal se sitúa en una posición más dorsal que en otros grupos. Estas ballenas presentan surcos en la piel, que recorren su parte ventral hasta las aletas pectorales.
- Eschrichtiidae: su única representante es la ballena gris (Eschrichtius robustus), que carece de aleta dorsal y tiene 2 surcos bajo su boca. Estos surcos llegan hasta las aletas dorsales.
- Cetotheriidae: este taxón también cuenta con una sola especie, la ballena franca pigmea (Caperea marginata). Es parecida a los miembros de la subfamilia Balaenidae, pero tiene un tamaño mucho más pequeño.
Comunicación de las ballenas
El lenguaje de los cetáceos es muy complejo y varía entre especies, individuos e incluso grupos. Las vocalizaciones incluyen ultrasonidos —utilizados también para la ecolocalización— y sonidos audibles, como los cantos. De todas formas, estos animales carecen de cuerdas vocales y producen el sonido a través de la laringe
Todo esto se traduce en hechos increíbles, como que son capaces de cambiar la frecuencia de sus mensajes para que no interfieran con los de otras ballenas, transmisión oral de conocimientos entre grupos de ballenas, ponerse nombre e incluso el uso de sintaxis en sus mensajes. Incluso, se observan diferentes dialectos entre distintos grupos de la misma especie.
Lenguaje musical
Los cantos de las ballenas son especialmente llamativos, no solo por su carácter repetitivo y melódico, sino porque se pueden oír a kilómetros de distancia. Normalmente, estas vocalizaciones se pueden escuchar en épocas de apareamiento y migraciones, en las que los ejemplares se llaman entre ellos para encontrar pareja o para localizar individuos extraviados por el camino.
Los sonidos que emiten las ballenas en sus cantos varían su frecuencia entre 15 y 20 Herzios. Pueden modularlo en función de la distancia que quieren abarcar: usan frecuencias más bajas para aguas profundas y sonidos más agudos para cuando están más cerca de la superficie.
Los cantos se componen de diferentes frases que repiten de forma continua, aunque se ha observado que las ballenas son capaces de improvisar o desarrollar melodías antiguas a otras más complejas.
Comportamiento de las ballenas
Las ballenas son animales sociales que forman grupos familiares de hasta 12 individuos, pero algunas especies son solitarias y solo se encuentran para reproducirse o alimentarse. Los grupos se organizan de manera jerárquica con base en la competencia sexual de los machos.
Por lo general, las ballenas son animales apacibles que no tienen depredadores en su vida adulta, ya que su enorme tamaño las hace inalcanzables para los cazadores.
Su inteligencia, el comportamiento social y la comunicación son elementos que interaccionan entre ellos. En el caso de las ballenas, la ausencia de depredadores y su alto cociente de encefalización —es decir, que tienen un cerebro muy grande en comparación con su cuerpo— les ha permitido desarrollarse culturalmente y a nivel social.
Comportamiento de las ballenas en el grupo social
Las madres crean fuertes vínculos con sus crías y son muy protectoras, incluso pueden adoptar a huérfanas. Tías y abuelas ayudan con el cuidado de los más pequeños, transmitiendo sus enseñanzas a las madres primerizas a través de la comunicación oral y la imitación.
Aunque machos y hembras no suelen establecer relaciones más allá de lo reproductivo, se coordinan para proteger y guiar al grupo a aguas seguras y con alimento. Dentro de cada agrupación, se establecen alianzas en función de los vínculos afectivos, pero también para ascender en la escala de poder.
Comportamiento de ballenas durante la migración
Los cambios de temperatura de las aguas y las corrientes marinas llevan a las ballenas a viajar miles de kilómetros en busca de fuentes de comida y parejas reproductoras. Durante estas migraciones, los grupos se comunican entre sí para indicarse el camino o señalar los lugares donde no existen peligros.
El ciclo reproductivo también influye en la predictibilidad de las migraciones de las ballenas. Las hembras prefieren dar a luz en aguas cálidas, ya que las bajas temperaturas pueden ser perjudiciales para crías, que aún no han desarrollado la capa de grasa que les protege.
La migración más larga es la de la ballena gris (Eschichtius robustus), que recorre 20 000 kilómetros a lo largo de las costas de Norteamérica.
Comportamiento en cautiverio
El enclaustramiento tiene efectos drásticos sobre el comportamiento de las ballenas. Estos son animales autoconscientes que saben que están cautivos, así que suelen desarrollar en este estado trastornos mentales —ansiedad, estrés y estereotipias—, apatía y una clara difuminación de las jerarquías sociales.
El comportamiento reproductivo también se ve alterado, en parte por lo dicho líneas arriba y por la imposibilidad de realizar migraciones. Se cree que las ballenas tienen una necesidad biológica de hacer estos viajes y que pierden el impulso reproductor cuando no pueden hacerlo.
El comportamiento de las ballenas se ha estudiado menos de lo que le gustaría a muchos investigadores, ya que suelen evitar a los humanos, fuente de la mayoría de sus problemas. Sin embargo, la tecnología avanza para poder conocerlas desde más lejos cada día y nos deja registros innegables de su bella complejidad.
Bibliografía
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