La azoturia es una patología muscular frecuente en animales que se ejercitan intensamente. Esta condición, que provoca disfunción o daño muscular, se conoce con diferentes nombres: algunos de ellos son la enfermedad del lunes por la mañana o el síndrome de rabdomiólisis equina.
Anteriormente se pensaba que la azoturia en caballos se producía como consecuencia de una acidosis láctica, es decir, en respuesta al aumento de los niveles de ácido láctico en sangre. Sin embargo, más recientemente se ha concluido que la azoturia se debe a una anomalía metabólica en las células musculares.
Causas de la azoturia en caballos
Esta enfermedad se caracteriza por la rotura de la fibra muscular, que provoca calambres musculares severos, los cuales afectan a los cuartos traseros y la espalda del caballo.
La rotura de fibra muscular induce la eliminación de mioglobina (una proteína que liga hierro similar a la hemoglobina) por la orina. Esta enfermedad es una urgencia veterinaria, ya que puede inducir daño permanente o terminar con la muerte del animal. Los caballos de cualquier edad pueden verse afectados.
Aún se desconoce la causa específica de esta enfermedad. Sin embargo, se sabe que diversos factores predisponen a sufrir este padecimiento. Así, el síndrome se asocia con anomalías electrolíticas, distensión muscular y ejercicio excesivo.
También se reconoce que existe una predisposición genética, la cual es más frecuente en équidos sometidos a entrenamiento intenso, como es el caso de los caballos de carrera. El desarrollo del síndrome se asocia a una sobrecarga de hidratos de carbono en condiciones de reposo. Es decir, cuando se mantiene el régimen de alimentación plena durante los días de descanso.
A nivel del tejido muscular, se conoce que sucede una falta de oxigenación o insuficiente flujo sanguíneo, además de desequilibrios hormonales y electrolíticos. Adicionalmente, algunas deficiencias nutricionales han sido observadas en este padecimiento, por ejemplo: de tiamina, de la vitamina E, de Selenio. También se ha implicado una causa viral en el desarrollo de la azoturia en caballos, pero aún es materia de debate.
Síntomas
Los signos clínicos van de leves a graves y entre ellos se incluye la contractura muscular o calambre (rigidez muscular). Entre los grupos de músculos afectados están los glúteos, bíceps femorales, semitendinosos y semimembranosos. En consecuencia, la zancada del caballo se acorta, posteriormente cojea y puede colapsar si se continúa el trabajo.
Además, el caballo puede presentar sudoración intensa e hipertermia. En casos severos, la mioglobina liberada de los músculos dañados vuelve la orina de color rojo oscuro, como consecuencia de insuficiencia renal. El animal sufre un aumento de la frecuencia respiratoria y frecuencia cardiaca. En esta condición, el caballo experimenta un dolor intenso.
Tratamiento
Primeramente, el caballo debe desmontarse y descansar donde está y se debe buscar asesoramiento veterinario de inmediato. Es necesario comprender que el pronóstico depende de la extensión del daño muscular. Cabe señalar que el tratamiento de la azoturia en caballos variará en función de la gravedad del caso. En general la atención se centra en:
- Controlar el dolor y la inflamación muscular, así como impedir la progresión de la lesión. El uso de antiinflamatorios del tipo de los AINEs es el camino más común. Su administración se continuará hasta la desaparición del dolor y que se logre disminuir la inflamación muscular. Los esteroides se pueden utilizar durante la etapa inicial aguda.
- Controlar la ansiedad del animal. Solo se aconseja la administración de sedantes en aquellas miopatías agudas en las que el caballo muestre ansiedad a causa del dolor muscular. Puede ser aconsejable el uso de relajantes musculares y masaje de los músculos afectados.
- Restaurar el equilibrio hídrico, electrolítico y ácido-base. Es importante suministrar una dieta con menos calorías. La fluidoterapia aumenta el flujo de sangre, previene la insuficiencia renal y alivia el espasmo muscular, y es esencial para mantener el equilibrio hídrico (control de la isquemia muscular), electrolítico, ácido-base, así como para asegurar la funcionalidad renal.
En casos leves se indica descanso por tres o cuatro días, seguido por un retorno gradual al ejercicio. En cualquier caso, los tratamientos dependerán únicamente del criterio del médico veterinario a cargo. Siempre y cuando se respeten las indicaciones, el pronóstico del animal es positivo.
Bibliografía
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