A simple vista, puede resultar fácil confundir lagartijas y salamandras. No obstante, se tratan de especies muy distintas con hábitats, dietas, hábitos cotidianos y características físicas diferentes. A continuación, veremos mejor las semejanzas y diferencias entre lagartijas y salamandras.
Un poco más sobre las lagartijas
Las lagartijas son reptiles pertenecientes a la familia de los lacértidos, A la que también pertenecen lagartos, camaleones e iguanas. Sus diferentes especies comprenden el mayor suborden de los reptiles que viven en la actualidad.
Poseen un cuerpo cilíndrico, recubierto por escamas brillantes y lisas, cabeza cónica, ojos con párpados móviles y oídos con aperturas externas.
Las lagartijas muestran una piel seca, por lo cual suelen evitar el contacto directo con el agua. Sin embargo, son capaces de nadar con bastante facilidad cuando es necesario, igual que la mayoría de los reptiles.
Una característica bien típica de estos reptiles es la capacidad de desprenderse de su cola para escapar del ataque de un depredador; la nueva cola jamás será idéntica a la original. Esta habilidad llamada autotomía es posible gracias a la presencia de planos de ruptura especiales en sus vértebras caudales.
Conociendo mejor a las salamandras
Muchas personas piensan que las salamandras también son reptiles, igual que las lagartijas. Sin embargo, estos curiosos animales son anfibios que pertenecen al orden caudata, que significa ‘con cola’. Según los especialistas, existen más de 300 especies de salamandras distribuidas en 10 familias distintas.
Su cuerpo es largo y presenta llamativas tonalidades de negro y amarillo –coloración aposemática– que advierten a sus posibles depredadores.
Las salamandras demuestran una increíble velocidad para capturar a pequeños insectos para alimentarse. Además de lo anterior, las salamandras son dueñas de una admirable capacidad regenerativa que les permite recuperar miembros amputados.
Diferente de las lagartijas, la piel de una salamandra es suave, delicada y necesita mantener cierto nivel de humedad. Además, suelen llamar la atención por los vivaces colores de su piel, en tonalidades de negro y amarillo.
A pesar de este dato visual, no hay que olvidar que este aspecto atractivo esconde pequeñas glándulas de veneno que funcionan como una defensa natural contra posibles depredadores.
Diferencias entre lagartijas y salamandras
Como hemos visto anteriormente, lagartijas y salamandras son animales bien distintos tanto en su comportamiento como en su aspecto. Y para que reconocerlas sea aún más fácil, resumimos las principales diferencias a continuación:
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Forma del cuerpo
Las salamandras muestran cuerpos largos y delgados, poseen cola y su rostro es embotado. Los tamaños varían según la especie: mientras la salamandra gigante de China tiene más de seis pies, otras no pasan de los 20 centímetros de longitud.
Mientras, las lagartijas tienen cuerpos pequeños y cilíndricos que raras veces superan las ocho pulgadas de longitud. Aunque la especie gigante de las islas Salomón puede alcanzar las 24 pulgadas. Sus características colas son ahusadas, o sea, tienen una forma cilíndrica y alargada.
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Estructura y aspecto de la piel
La piel de las lagartijas es lisa y seca, formada por escamas brillantes sobrepuestas. Algunas especies tienen un aspecto transparente, mientras otras pueden tener bandas o rayas en su cuerpo. Y muchas presentan un color uniforme.
La piel de las salamandras es notablemente húmeda y posee colores muy característicos (negro y amarillo). Todas las especies segregan un poco a partir de su piel para mantener su piel húmeda.
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Dieta y hábitos alimentarios
La gran mayoría de las lagartijas es carnívora e insectívora, pero algunas también cazan ratones y pequeños lagartos. Y existen también algunas especies raras que mantienen una dieta herbívora; hay que tener en cuenta que todas poseen pequeños dientes anchos y pulidos.
Igual que las lagartijas, las salamandras son carnívoras pero conservan una dieta más variada. Pueden consumir ranas, peces, insectos y hasta son capaces de comerse otras salamandras.
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Hábitat y hábitos naturales
Las salamandras mantienen hábitos de alimentación nocturnos y viven cerca o en el agua. En su hábitat natural suelen esconderse en cuevas terrestres o bajo la húmeda hojarasca, saliendo apenas después de la puesta del sol. Además, suelen llamar la atención por la gran velocidad con que atrapan a sus presas y se alimentan.
Las lagartijas suelen ser más activas que las salamandras durante el día, pero también conservan ciertos hábitos nocturnos. La mayoría de las especies son terrestres y evitan el contacto directo con el agua; curiosamente algunas especies pueden vivir en arboles.