Conocido también como venado, o ‘Bambi’ debido al personaje de Disney, el ciervo común vive en el hemisferio norte y, aún con su aspecto tierno, está considerada como una de las especies invasoras más dañinas del planeta. En este artículo te brindaremos información acerca de sus características, su comportamiento y su hábitat.
Características del ciervo común
Dentro de la familia de los cérvidos, el ciervo común (Cervus elaphus) –también llamado europeo, rojo o colorado– es el tercero de mayor tamaño (solo superado por el alce y el uapití), ya que alcanza los 250 centímetros de longitud y los 200 kilos de peso.
Al igual que los demás de su género, este mamífero presenta un gran dimorfismo sexual: el macho es más corpulento y tiene cuernos o astas que renueva cada año pasada la época de celo.
Además, en ciertas subespecies de ciervo común los individuos masculinos tienen una densa y oscura melena en hombros y cuello. En ambos sexos el pelaje suele ser pardo, a excepción del vientre y el trasero (blancos).
Hábitat del ciervo común
Se puede hallar a esta especie en la mayor parte del hemisferio norte. Si bien en algunas zonas del planeta se ha extinguido, debido a la caza ‘deportiva’ y a la destrucción de su hábitat natural, el ciervo común no está considerada en peligro.
Podemos dividir a los venados en dos grandes grupos según su localización: de Eurasia y África por un lado, y de América del Norte por el otro. Los del primer ‘equipo’ habitan en Uzbekistán, Argelia, Túnez, Crimea, Córcega, Cerdeña, Pakistán, Manchuria, Tíbet, Bután, Mongolia, Turquía, España, Noruega, Suecia e Islas Británicas.
Las cuatro subespecies que aún viven en Norteamérica son vistos en: las montañas rocosas, el parque nacional Yellowstone y los estados de Oregón, California y Washington, así como también al sur de Canadá en la región de Manitoba y Dakota.
Además, los ciervos han sido introducidos en el hemisferio sur para los cotos de caza en países como Argentina, Chile, Nueva Zelanda y Australia, donde son considerados negativos para el ecosistema, ya que compiten con otros herbívoros por la comida. En estos casos el ciclo de reproducción se desarrolla entre los meses de marzo y abril.
Comportamiento del ciervo común
Más activa al amanecer y al atardecer, esta especie de ciervo es bastante tímida y temerosa. Además, su comportamiento suele ser errático y difícil de seguir, ya que no pasa más de un mismo día en un lugar y duerme ‘donde lo encuentra la noche’.
Los machos viven solos, y las hembras están acompañadas por los individuos más jóvenes para formar rebaños que llegan hasta los 20 ejemplares, dirigidos por la hembra más experimentada. Este sistema de matriarcado es compartido, ya que las demás féminas adultas se encargan de tomar las decisiones y de defender al grupo dentro de su territorio.
Cuando los rebaños se desplazan van encabezados por estas líderes y son seguidas en función a la edad de los demás. En la época de celo el grupo lo cierra el macho dominante para mantener a todos reunidos bajo su tutela.
Reproducción
La época de celo va desde agosto a septiembre, momento en el que los machos luchan entre sí por controlar el harén; para lo que emplean los cuernos que han ido desarrollando a lo largo del año.
Durante el celo no se alimentan: solo copulan o pelean, por lo que algunos ejemplares pueden morir si no han acumulado reservas suficientes de grasa y energía durante el invierno.
Las hembras quedan preñadas durante ocho meses y paren a una cría por vez a inicios del verano. Al poco tiempo de nacer los cervatos se levantan y siguen a sus madres. Aunque lo más común es que los escondan entre la vegetación y los amamanten varias veces al día, hasta que cumplen los tres meses de edad.
Alimentación
En cuanto a su alimentación, el ciervo común es herbívoro y se nutre de hojas, ramas, cortezas, tubérculos y raíces; en ocasiones pueden añadir las frutas y las semillas a su dieta.
Por último, los principales depredadores del ciervo común son los carnívoros como el oso, el tigre, el lince y el leopardo. Los individuos jóvenes son los más vulnerables y, si bien los machos adultos tienen esas grandes cornamentas, no las emplean para luchar contra sus cazadores, sino que utilizan la huida como método de salvación.
El ciervo como invasor
Aunque parezca inofensivo, el ciervo es capaz de alterar el ecosistema fuera de su hábitat natural. Suele comerse los retoños de algunos árboles y plantas, de modo que impide el desarrollo y la dispersión de la vegetación. Este comportamiento es muy parecido al de los alces que ocasionaron el desastre ecológico en el parque Yellowstone. Así que la especie puede ser considerado un peligro latente para el ambiente.
Los ciervos también pueden padecer una gran cantidad de parásitos y enfermedades contagiosas. Muchas de ellas no afectan a los humanos, pero son una amenaza para la fauna nativa de los lugares en los que se le considera invasor. Así, las patologías ingresan a un ecosistema nuevo en el que ningún animal es resistente a ellas, por lo que proliferan y dañan de manera grave al ecosistema.
Es posible que sea difícil ver al hermoso y tierno ciervo como una amenaza. Sin embargo, constituye un gran riesgo para el hábitat de diversos animales, de modo que en varios países son considerados peligrosos.