No es raro estar tranquilos sentados en el sofá y que de repente nuestro perro tenga arcadas. Nos preocupamos porque pensamos que no puede respirar, que quiere vomitar y podría ser algo más grave. En este artículo vamos a hablarte de cómo diferenciarlas, por qué los canes las tienen y qué hacer para ayudar a tu animal.
Las arcadas son causadas por un movimiento de contracción del abdomen. Cuando esto sucede, el estómago se pone a trabajar para echar fuera el contenido que el animal está rechazando a través del vómito.
¿Por qué los perros tienen arcadas?
Las arcadas son un movimiento abdominal que aparece como un intento de expulsar el contenido del estómago con o sin éxito. Esto significa que se pueden producir antes y durante el vómito, aunque existe también la posibilidad de que el vómito se presente sin arcadas.
Por lo general, este reflejo natural aparece cuando existe algún problema en cualquier parte del sistema digestivo superior (boca, esófago y estómago). Sin embargo, existen otros factores que podrían propiciar la presencia de arcadas en el perro. Algunos de los motivos por los que tu mascota puede tenerlas son:
1. Ha vomitado y su estómago ya está vacío
A pesar de que haya vomitado, algunos mínimos restos le pueden ocasionar este tipo de molestias. Por lo común, el perro hace mucho esfuerzo y repite las arcadas varias veces para sacar por completo todo el contenido del estómago. Este reflejo se detiene en el momento que lo logra, por lo que es fácil detectar esta causa.
2. Obstrucción
Si un objeto obstruye la boca, la garganta o el esófago, las arcadas pueden aparecer en un intento por despejar la vía. Es importante tener mucho cuidado con este tipo de eventos y vigilar en todo momento que el can no ingiera cosas extrañas. De lo contrario, es posible que los bordes de los objetos ocasionen laceraciones internas que son difíciles de controlar.
Este tipo de casos son de gran riesgo y se consideran una urgencia veterinaria. Ante la menor sospecha, acude con un veterinario para asegurarte de que tu mascota se encuentra bien. El pronóstico es reservado y dependerá del tipo de objeto que cause la obstrucción, el nivel al que se encuentre y la dificultad de los síntomas.
3. Inflamación de la faringe.
La inflamación de la faringe -faringitis- es producida por una infección que puede ocasionar síntomas como fiebre, vómitos, pérdida del apetito, tos y arcadas. Esto suele ser producto de la molestia que se le ocasiona al can durante la inflamación, de manera que se agravarán los signos conforme avance el proceso patológico.
En estos casos, se necesita detener el proceso infeccioso para evitar que las arcadas continúen. Sin embargo, es obligatoria la atención por un veterinario, pues se precisa del uso de antibióticos y antiinflamatorios que sean adecuados para el can.
4. Torsión gástrica
La torsión gástrica es un cuadro clínico bastante peligroso para el can, ya que si no se resuelve de inmediato, podría ocasionarle la muerte. Dicha condición ocasiona que el estómago se gire sobre su propio eje y bloquee la salida superior e inferior. Por lo tanto, ni el alimento ni los gases pueden salir y se comienza un proceso de fermentación que inflama el estómago como un globo.
Uno de los primeros síntomas más evidentes son las arcadas. Esto se debe a que el organismo detecta que necesita liberar espacio en el estómago por medio del vómito, pero no puede hacerlo porque la salida se encuentra bloqueada. Es por ello que se repiten de manera constante los intentos por expulsar el contenido gástrico (arcada).
5. Tos de perreras
Este padecimiento también es conocido como traqueobronquitis y se caracteriza por ocasionar eventos fuertes de tos. De hecho, esta situación es la que induce las arcadas, pues el esfuerzo que produce el can al toser, desemboca en intentos infructuosos por vomitar. Claro está, la patología es acompañada por otros síntomas como fiebre, letargia, secreciones nasales, jadeos y dificultad para respirar.
6. Mareos
Al igual que ocurre en los humanos, los perros también se pueden marear debido a diferentes movimientos cotidianos. En consecuencia, generan una sensación de náuseas que suele terminar en varias arcadas o en vómitos. Esto sucede con frecuencia cuando se intenta pasear en auto con ellos, por lo que es importante tener cuidado si se conoce que son susceptibles a estos eventos.
Cuando las arcadas vienen acompañadas de vómitos podrían significar algo más grave. Es más, a veces es señal de algún daño interno que debemos atender. No obstante, también es posible que solo sea un acto reflejo a un olor extraño o demasiado desagradable, por lo que depende mucho de cada caso.
7. Parásitos
Algunos parásitos como los nemátodos pueden llegar a invadir los pulmones cuando no se controla el cuadro clínico. Esto ocasiona la presencia de tos intensa y en ciertos casos también de arcadas, las cuales no cesarán a menos que se erradique la parasitosis. Para evitarlo, lo mejor es tener al día el calendario de desparasitaciones.
8. Ingesta de objetos extraños o tóxicos
La ingesta de alimentos tóxicos u objetos extraños podría ocasionar la presencia de arcadas y el subsecuente vómito. En estos casos, el cuadro clínico mejora después de que el can consiga vomitar. Sin embargo, es importante que sea monitoreado por un veterinario para evitar alguna consecuencia secundaria.
Cómo saber si son arcadas o tos
Las arcadas y la tos son muy parecidas, y para ayudar a tu perro hay que saber diferenciarlas. A veces la espuma expulsada por la boca del can es fruto del esfuerzo hecho por la tos, y no vómitos, como muchas veces se ha pensado.
Una de las maneras más fáciles de diferenciar unas de otras es a través de los sonidos. La tos emite un sonido ronco y seco. Mientras, las arcadas emiten un sonido que sale de la garganta y que es más salivoso.
También es crucial saber diferenciar las arcadas de la regurgitación. Aunque en las dos se intenta expulsar algo del estómago, en la regurgitación se hace sin arcadas y sin movimientos bruscos abdominales.
Qué hacer si tu perro tiene arcadas
Una vez que sabemos las causas y cómo diferenciarlas de otras molestias, toca ponernos manos a la obra y ayudar a nuestra mascota. Como hemos dicho, las que vienen acompañadas de vómitos son las más peligrosas, por lo que nos centraremos en ellas.
Estos son los pasos a seguir:
- Intenta descubrir por qué le sucede. Quizá solo le sucede cuando le has dado de comer algo que no es su alimento. Si ves que le pasa a menudo, quizá su alimento tiene algo que le sienta mal. Si le sucede cuando viene de la calle, a lo mejor es porque ha comido algo del suelo. En definitiva, pon mucha atención a tu mascota.
- Prevenir los vómitos. Si le pasa a menudo, bajo prescripción médica, podrías darle un medicamento preventivo al perro para que el tiempo entre un evento y otro se alargue.
- Repón sus líquidos. Cuando se vomita mucho, solemos deshidratarnos y tu perro no es menos. Por ello, es vital que le des mucha agua y sales minerales que le ayuden a reponer todo el líquido perdido.
- Acude al veterinario a revisión. Si bien es cierto que existen varios casos en los que las arcadas no son peligrosas, siempre es mejor que un profesional revise a tu mascota. Así que acude con un veterinario tan pronto como te sea posible.
¿Qué debes tener en cuenta?
Si crees que la causa de las arcadas es haberse tragado algún objeto, con mucha más razón debes acudir a un especialista. Si el objeto es visible y se puede retirar con tu mano, podrías intentar sacarlo. De lo contrario, evita forzar la extracción, pues esto generaría varios daños internos contraproducentes y peligrosos.
En ocasiones, es necesario emprender acciones que tú no podrías hacer en casa. Por ello, siempre se recomienda acudir con un veterinario cuando las arcadas en el perro son violentas, existe sangrado o son demasiado frecuentes.
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Estate especialmente atento, ya que si lo que le sucede a tu perro es una dilatación-torsión del estómago-, esto podría producirle la muerte. No des por sentado que las arcadas no tienen importancia. Todo lo que sucede en nuestro cuerpo, y en este caso en el de tu mascota, que se salga de lo común, es porque algo no va bien, y tú eres el responsable de ayudarle a descubrir qué.
Bibliografía
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