La conservación de la naturaleza es un tema delicado, pues hay que lidiar con multitud de factores difíciles de controlar, y no solo con la propia acción destructiva del ser humano. Así, muchos intentos de recuperar un ecosistema han fallado por desequilibrar otros aspectos en el proceso. Aquí es donde entran en juego las especies paraguas.
Es posible que, por el propio nombre, te hagas una idea de su función: especies que acogen bajo su abrigo a otras, protegiéndolas en cuanto a conservación. Vamos a hablar aquí de este término, pues es una de las estrategias más eficientes a la hora de destinar esfuerzos y medios económicos. No te pierdas nada.
¿Qué es una especie paraguas?
Las especies paraguas son aquellas que se seleccionan como centro de los esfuerzos a la hora de conservar un ecosistema. Esto es así porque, al proteger a esa especie en concreto también se está produciendo un efecto positivo sobre otras especies del mismo hábitat.
Este término no es nuevo: se acuñó en 1984 en la Universidad de Stanford y se define como “aquella cuyos requisitos mínimos de área son al menos tan completos como el resto de la comunidad para la que se busca protección”.
Por tanto, las especies paraguas se eligen no tanto por la función que cumplen en el ecosistema (que también), sino por sus necesidades. Es decir, son especies cuyos requerimientos son amplios y variados, además de complejos, por lo que se necesita intervenir a muchos niveles para garantizar su supervivencia.
Requisitos para que una especie sea catalogada como “paraguas”
Previamente al establecimiento de un plan de conservación, el estudio del ecosistema es imprescindible. Por tanto, al identificar la interrelación entre especies también se encuentran sus necesidades y, con ellas, los criterios para considerar a una especie como paraguas para las demás. Son estos:
- La extensión de territorio que necesita la especie paraguas debe ser lo suficientemente grande para que incluya áreas de otras especies a proteger.
- La posición en la cadena trófica de la especie paraguas debe ser significativa a la hora de controlar poblaciones.
- La rareza de la especie, así como su estado de conservación y el propio riesgo de extinción también son criterios a tener en cuenta.
- Tener un rol importante como competidora o depredadora de con otras especies. Estos aspectos de la conducta no deben olvidarse a la hora de seleccionar.
Aplicaciones de la técnica de la especie paraguas
Seleccionar especies paraguas no solo es útil para optimizar las tareas de conservación, sino que tiene otras aplicaciones útiles. Algunas de ellas son las siguientes:
- Encontrar localizaciones óptimas para crear reservas naturales.
- Estudiar a fondo la composición de los ecosistemas, así como su estructura.
- Establecer corredores ecológicos para conectar hábitats fragmentados.
- Realizar inventarios de flora y fauna.
- Localizar espacios geográficos que requieran de una intervención urgente.
Destinar esfuerzos en la conservación de una especie paraguas es una manera muy eficaz de proteger varias especies en poco tiempo.
Ejemplos de especies paraguas
Posiblemente, en España la especie paraguas más conocida es el lince ibérico (Lynx pardinus), seguida del águila imperial. Ambas especies tienen un efecto sobre las poblaciones de fauna de pequeño tamaño como insectos y anfibios, pero también sobre plantas. De hecho, las epidemias de mixomatosis y enfermedad vírica hemorrágica que sufrió el conejo ibérico impactaron seriamente en su conservación (ya que constituyen una parte clave de su alimentación).
Así, la liberación de conejos para repoblar los bosques mediterráneos formaron parte del plan de conservación del lince ibérico y el águila imperial. Además, para evitar los atropellos tan frecuentes en las carreteras, se han construido multitud de corredores subterráneos que también aprovechan otras especies.
Pero esta estrategia se lleva a cabo en muchos ecosistemas. Aquí tienes otras especies paraguas:
- Mamíferos: jaguar (Panthera onca), oso andino (Tremarctos ornatus), tapir (Tapirus terrestris), rinoceronte negro (Diceros bicornis) o manatí (género Trichechus).
- Aves: águila real (Aquila chrysaetos), urogallo (Tetrao urogallus), búho moteado (Strix occidentalis) o el pájaro carpintero gigante (Campephilus magellanicus).
- Reptiles: cocodrilo del Orinoco (Crocodylus intermedius), tortuga carey (Eretmochelys imbricata) y tortuga charapa (Podocnemis arrau).
Como ves, la conservación de especies no solo se limita a aumentar el número de animales o plantas de una especie, sino que toma en cuenta todo el ecosistema. Y no es de extrañar, pues todo en la naturaleza está interconectado y armonizado, incluso nosotros con nuestra invasión. Por eso, recurriremos una vez más a una frase muy utilizada en estos contextos: cuidarles a ellos es cuidarnos a nosotros.
Bibliografía
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