Si tu perro tiene un color amarillento en piel y mucosas, presta atención. Puede ser el primer síntoma visible de una patología que ha estado avanzando de manera silenciosa: la colestasis en perros. Ésta es una enfermedad que, si no se diagnostica a tiempo, puede traer graves consecuencias en la salud de tu mascota.
En el siguiente artículo te contamos sus síntomas, diagnósticos, tratamientos y cuidados posteriores a una posible cirugía.
¿Qué es la colestasis en los perros y por qué se produce?
La colestasis en los perros afecta al sistema biliar del animal al producirse una acumulación de bilis que, en vez de circular, se almacena en el hígado sin llegar por los conductos biliares hacia la vesícula, donde debería ser excretada para ayudar en la digestión, degradando los glóbulos rojos.
Al permanecer en el hígado, pasará a la sangre, con efectos nocivos para otros órganos como el corazón, los riñones, los pulmones y el cerebro. Si la bilis no llega al intestino, tampoco se podrán digerir las proteínas, las vitaminas y las grasas.
Las razas de perros más propensas a desarrollar colestasis en los perros son los schnauzers miniatura y los perros pastores de Shetland, puesto que suelen sufrir de pancreatitis.
Si la colestasis se mantiene crónica y los ácidos biliares se acumulan, estos pueden dañar las células del hígado encargadas de su producción, los hepatocitos, debido a que la bilis puede actuar como un detergente sobre su pared celular.
Síntomas de la colestasis en perros
El principal signo de la colestasis es la ictericia, que consiste en una coloración amarillenta que se ve a simple vista en la piel y las mucosas como consecuencia del depósito de bilirrubina. Habitualmente esta se excreta por medio de la bilis. Sin embargo, en caso de colestasis, este pigmento se acumula en el hígado y pasa a la sangre, provocando un incremento de los niveles de sus niveles.
Muchos animales sufren una obstrucción completa y están más enfermos de lo que parecen
Muchos animales con colestasis no son examinados hasta que se hace visible la ictericia. Suelen sufrir una obstrucción completa de las vías biliares y están mucho más enfermos de lo que aparentan.
Además de la ictericia, hay que prestar atención a síntomas previos como son:
- Polifagia: aumenta la cantidad de comida ingerida.
- Cansancio progresivo
- Trastornos de la coagulación por deficiencia de vitamina K.
- Diarreas crónicas.
- Presencia de grasas en las heces o heces sin color.
- Pérdida repentina de peso.
- Orina de coloración naranja.
Cuando existe una obstrucción extrahepática que se mantiene en el tiempo, los conductos biliares o la propia vesícula biliar se pueden llegar a romper. Cuando la bilis cae a la cavidad abdominal genera una peritonitis biliar que puede ser séptica o aséptica, en función de si se produce o no contaminación bacteriana.
Tipos de colestasis en perros
Dependiendo de sus causas, la colestasis puede ser intrahepática o extrahepática.
La colestasis intrahepática tiene causas que se originan en el propio hígado. Mientras que la colestasis extrahepática se origina fuera y afecta a los conductos biliares.
De acuerdo a los tipos de colestasis, podemos identificar sus causas:
Colestasis intrahepática
- Taponamiento de los conductos biliares en el hígado: puede producirse por síndrome de bilis espesa, inflamación de las vías biliares, tumores de las vías biliares, parásitos.
- Inflamación o fibrosis a nivel del espacio porta: los espacios porta son estructuras tubulares que atraviesan el hígado. Cuando estos espacios sufren una inflamación o fibrosis, comprimen las estructuras que hay en su interior, entre las que se encuentran los vasos linfáticos.
Colestasis extrahepática
La colestasis extrahepática se produce cuando hay una obstrucción a nivel de los conductos biliares exteriores al hígado o a nivel de la vesícula. A su vez, esta obstrucción puede estar producida por:
- Cálculos biliares, parásitos o coágulos que obstruyen la luz de las vías biliares extrahepáticas.
- Síndrome de bilis espesa: cuando la bilis es tan densa que no fluye correctamente y obstruye las vías biliares.
- Tumores o procesos inflamatorios que afectan a la pared de las vías biliares.
- Compresión externa de las vías biliares: en una pancreatitis, el órgano aumenta su tamaño de manera que comprime las vías biliares, llegando a obstruirlas.
Diagnóstico de la colestasis en perros
Detectados los síntomas y sus principales causas, el protocolo para realizar un diagnóstico es el siguiente:
- Historia clínica y exploración física: observando los síntomas presentes y teniendo en cuenta el historial médico del animal.
- Analítica sanguínea con perfil hepático: se busca detectar elevados niveles de enzimas hepáticas y de bilirrubina en sangre.
- Ecografía abdominal: para diagnosticar una obstrucción de las vías biliares es necesario visualizar la dilatación y la causa obstructiva. En los casos de rotura de la vesícula biliar se puede observar la zona de la vesícula mal definida y presencia de líquido libre en el abdomen.
- Resonancia magnética: esta prueba ayuda a detectar la obstrucción a nivel del tracto biliar extrahepático.
- Laparotomía exploratoria: cuando en la ecografía se detecta una dilatación de las vías biliares, pero no se observa la causa de la obstrucción, puede ser necesaria una cirugía exploratoria de la cavidad abdominal para realizar el diagnóstico causal.
Tratamiento para la colestasis en perros
El tratamiento de la colestasis en perros debe ir dirigido a la causa que la produce, pudiendo aplicar el tratamiento médico, el tratamiento quirúrgico o ambos.
Tratamiento médico
Este variará en función de la causa de la colestasis, pudiendo administrarse hepatoprotectores, antibióticos, suplementos vitamínicos (incluyendo vitamina K, E o D), fluidoterapia cuando exista deshidratación, etc. Además, se restringe el contenido de grasa de la dieta hasta que se restablezca el flujo biliar normal al intestino.
Tratamiento quirúrgico
Suele ser necesario cuando la colestasis está causada por una obstrucción extrahepática. Las opciones quirúrgicas pueden incluir:
- La extirpación de la vesícula biliar (colecistectomía), puesto que un perro sin vesícula biliar puede seguir teniendo una buena calidad de vida.
- La extracción de cálculos, coágulos u otros elementos que obstruyan las vías biliares.
- Colocación de stents en las vías biliares para mantenerlas permeables al paso de bilis.
- Extirpación de tumores que comprimen externamente las vías biliares.
El objetivo de la cirugía es confirmar el proceso patológico, recuperar un sistema biliar y minimizar las complicaciones perioperatorias. La cirugía tiene cierta complejidad, por lo que es recomendable que el veterinario tenga experiencia en la misma.
Lo más recomendable ante síntomas compatibles con la colestasis en los perros es acudir a la clínica veterinaria para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado.
Cuidados posteriores y evolución de una cirugía
Los pacientes sometidos a una intervención quirúrgica biliar suelen necesitar cuidados intensivos posoperatorios en un hospital con atención de enfermería disponible las 24 horas. A veces necesitan soporte nutricional, con sondas de alimentación temporales. Se administrarán analgésicos y antibióticos, así como medicamentos para el hígado.
Es recomendable que el médico veterinario informe con claridad las posibles consecuencias de una cirugía. Por eso, antes que nada, estar atentos al comportamiento de nuestra mascota, su alimentación, su energía y los posibles achaques de su edad, pueden alargarle la vida y compartirla con nosotros en toda su expresión.