Lipidosis hepática en reptiles: causas, síntomas y tratamiento

El hígado graso está bien estudiado y documentado en la especie humana o en gatos, pero no es así en reptiles. Aun así, es una causa de mortalidad muy importante en herpetos domésticos.

La lipidosis hepática en reptiles puede ser letal.

La lipidosis hepática en reptiles es una enfermedad que, por desgracia, casi siempre se diagnostica una vez que el animal ha muerto y se le ha realizado una necropsia. Hasta la fecha, los veterinarios han tenido mucha dificultad para detectar esta grave enfermedad antes de que el reptil fallezca.

Los avances en medicina veterinaria e investigación han logrado que, con mayor frecuencia, esta afección sea más conocida y rápidamente diagnosticable, sobre todo en tortugas. A continuación, mostramos las distintas causas, síntomas y los posibles tratamientos de esta patología tan común.

Causas de la lipidosis hepática en reptiles

El hígado de los reptiles funciona de forma muy similar a los de otros animales, como mamíferos y aves. Este órgano está relacionado con el metabolismo de las grasas y las proteínas, así como con los factores de coagulación de la sangre, entre otras muchas cosas.

Hay que entender que la lipidosis hepática en reptiles o hígado graso no es una enfermedad primaria en sí, sino un efecto secundario de otras patología primarias o afecciones. Así, esta dolencia aparece una vez que el animal ya está enfermo.

Las causas de la lipidosis hepática en reptiles pueden ser muy variadas. Las condiciones de cautiverio y el exceso de alimentación de muchos animales que son típicamente delgados es la causa principal del desarrollo de esta patología.

Muchos reptiles carnívoros que en la naturaleza se alimentan de insectos —y rara vez de roedores— suelen ser sobrealimentados con pequeños ratones en cautiverio. La falta de ejercicio y el exceso de nutrientes que conllevan a la obesidad pueden desencadenar en un hígado graso.

Por el contrario, ciertas enfermedades pueden causar anorexia en las mascotas. Con mucha frecuencia, se ven en las clínicas veterinarias tortugas del desierto o sulcatas que no han comido durante más de 10 días. Estos animales suelen sufrir infecciones, cálculos renales o intoxicaciones que han derivado en falta de apetito y, finalmente, en lipidosis hepática.

Aunque esta enfermedad secundaria puede desarrollarse en cualquier reptil, las especies más proclives a padecerla son las siguientes:

  • Tortugas terrestres y acuáticas.
  • Grandes lagartos carnívoros como el lagarto monitor o el tegu.
  • Dragones barbudos (Pogona vitticeps).

La cara de una pogona.

Síntomas del hígado graso en reptiles

Los síntomas de la lipidosis hepática en reptiles pueden ser confundidos con muchas otras enfermedades, por lo que el veterinario realizará un examen exhaustivo al animal, así como una recopilación del modo de cría que haya tenido hasta el momento. En general, los signos físicos que pueden verse en el reptil se dan en este orden de aparición:

  • Anorexia o falta de apetito.
  • Letargo o baja actividad.
  • Estreñimiento.
  • Regurgitación —en serpientes—.
  • Hinchazón abdominal por acumulación de gases gastrointestinales.
  • Flatulencia.
  • Diarreas que suele tener un aspecto arcilloso, con matices dorados y muy acuosas.
  • Muerte.

Además del examen físico, el veterinario puede optar por realizar analíticas sanguíneas para ver la función del hígado de la mascota. Ante casos de lipidosis, la sangre suele presentarse con mucha grasa visible a simple vista.

Por otro lado, el colesterol y los triglicéridos también están muy elevados en sangre, aunque las enzimas hepáticas y los ácidos biliares pueden ser normales. Este último hallazgo aumenta aún más la dificultad de diagnóstico.

En ciertas ocasiones, un aumento de las grasas en sangre puede ser normal en estos animales si se están acercando a su momento de hibernar o incluso a la época reproductiva. Para mayor dificultad, aunque se haga una biopsia del hígado, puede que este no presente ningún tipo de alteración celular aunque sí haya lipidosis.

Por todo esto, un veterinario podría diagnosticar lipidosis hepática en reptiles si este presenta una grave obesidad y ha dejado de comer.

Tratamiento de la lipidosis hepática en reptiles

La lipidosis hepática en reptiles no tiene un tratamiento específico. En primer lugar, hay que determinar qué ha causado el hígado graso y tratar ese factor. Si una infección ha provocado que el animal deje de comer, el uso de antibióticos hará que finalmente el hígado graso remita.

Por otro lado, pueden administrarse líquidos nutricionales orales que ayuden al hígado de la mascota a funcionar de nuevo correctamente. Si esto no ayuda, pueden administrarse de forma intravenosa o intraósea.

Cuando el hígado graso aparece como una enfermedad crónica —causada por ejemplo por la obesidad— el tratamiento puede durar meses e incluso años. En la mayoría de los casos, este abordaje consiste en colocar una sonda gastrointestinal por la que aportar al paciente líquidos y nutrientes que lo mantengan vivo mientras el hígado se cura solo. 

Un tegu durmiendo.

La lipidosis hepática en reptiles no es una enfermedad rara, pero sí potencialmente mortal. El mejor tratamiento es su prevención. Evitar sobrealimentar a la mascota y acudir al veterinario ante cualquier síntoma de enfermedad son la clave para salvarle la vida.

Bibliografía

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  • Wright, K. (2019). Diagnosing and Managing Liver Disease in Reptiles. NAVC Conference 2012 Small Animal.
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