¿Por qué son importantes los depredadores en el ecosistema?

Desde siempre, nos han dicho que los productores primarios de un ecosistema determinan todo lo demás. Postulaciones contemporáneas desafían esta idea.

Los depredadores son esenciales en los ecosistemas.

Los depredadores son el final de la cadena trófica, la cima de la pirámide de relaciones alimenticias que establecen los animales. Si bien esta ha sido la idea predominante durante décadas, muchos ecólogos nos advierten del complejo papel de los depredadores en el ecosistema.

Los depredadores son capaces de regular a los demás componentes del ecosistema y gracias a ello perpetúan las redes tróficas en el tiempo. Sigue leyendo si deseas saber más sobre este fascinante equilibrio biológico basado en la relación cazador-presa.

Depredadores y cadenas tróficas

Todos tenemos en la mente la clásica imagen de la cadena trófica que nos enseñaron en la escuela. La hierba crece y se la comen los conejos, los cuales a su vez son comidos por los zorros. Bajo esta sencilla explicación, se esconde una enorme y densa malla de redes tróficas que, en su conjunto, moldean el ecosistema.

La teoría clásica: el bottom-up  

Según la teoría clásica, lo que determina la regulación de las cadenas tróficas es la disponibilidad de nutrientes. En base a esto, la abundancia de productores primarios —plantas y algas— determinaría la densidad de consumidores primarios —herbívoros—. A su vez, estos tendrían influencia sobre el número de depredadores.

Así pues, podemos ver como el número de depredadores dependería completamente de los productores primarios. La teoría clásica o bottom up —de abajo a arriba— asume que la regulación va desde la base de la pirámide trófica hacia la cúspide.

Un ejemplo de una pirámide trófica.

El top-down o la importancia de los depredadores

En los años ochenta, nuevos estudios comenzaron a dar la vuelta a la teoría clásica de «abajo hacia arriba» y señalaron la enorme importancia de los depredadores en la regulación de las cadenas tróficas. A continuación, expondremos algunos casos donde las redes tróficas son reguladas por los depredadores.

Nutrias marinas, erizos y kelp: el descubrimiento de las cascadas tróficas

James Estes es un prestigioso zoólogo marino que, en los años noventa, estudiaba los bosques de kelp de la costa de Alaska. El kelp es un alga marina de enorme tamaño, que puede llegar a formar verdaderos bosques submarinos, los cuales albergan una riquísima biodiversidad.

Este científico pudo comprobar que, en las zonas donde no había nutrias, los bosques de kelp se hallaban en muy mal estado, frente a aquellos lugares donde sí estaban presentes estos mamíferos de costumbres acuáticas.

Tras años de investigaciones al respecto, Estes formuló su teoría: la presencia de nutrias regulaba las poblaciones de erizos de mar, lo cual impedía que estos se comieran en exceso a las algas kelp. En un cambio total sobre las clásicas teorías ecológicas, Estes pudo probar la teoría del top-down o de la cascada trófica.

Esta hipótesis propone que, en muchos casos, son los depredadores los que determinan la abundancia de los productores primarios, ya que su acción regulatoria es crucial para mantener a raya a los herbívoros.

Los lobos de Yellowstone: la salvación de un ecosistema único

Como hemos podido ver, en muchos casos la buena salud de un ecosistema entero depende de la presencia de depredadores que regulen a los herbívoros. Asimismo, otro caso muy conocido de esto es lo que ocurrió en el Parque Nacional de Yellowstone (EE.UU), con los lobos.

Los lobos en Yellowstone desaparecieron por la acción humana desde comienzos del siglo XX. Como consecuencia de esto, la población de alces aumentó considerablemente, hasta tal punto de que los pastizales del parque se hallaban muy degradados. Esto provocó que muchos animales que se alimentaban de plantas o frutos se vieran afectados, como el oso pardo.

Tras numerosos estudios, los lobos fueron reintroducidos en 1995. Hoy en día, la presencia del lobo en Yellowstone ha aportado unos increíbles beneficios al ecosistema del parque. No solo la población de alces se ha controlado —mejorando el estado de las plantas—, sino que se ha propiciado la conservación de otras especies, como el oso grizzlie.

Los depredadores en proyectos de restauración

Así pues, podemos ver la importantísima labor que tienen los depredadores sobre los ecosistemas, pues controlan de forma directa o indirecta los procesos top-down que favorecen la regulación del número de consumidores primarios.

Tal es su importancia que son considerados uno de los pilares de la renaturalización o rewilding. El rewilding consiste en devolver a ciertos ecosistemas un estado lo más natural posible, mediante la búsqueda de la restauración de los procesos ecológicos naturales que se han perdido.

Entre estos procesos ecológicos, como no podía ser de otra manera, se hallan las cadenas tróficas, las cuales se pretenden restaurar mediante la introducción de depredadores.

El gran felino es una especie clave.

Depredadores: claves en las redes tróficas

Así pues, en conclusión podemos decir que la presencia de depredadores es clave en la salud y el buen funcionamiento de las redes tróficas, como han demostrado multitud de estudios y experiencias.

Por tanto, su conservación debería ser prioritaria en aquellos lugares donde se hallen reducidos por la acción humana y deberían ser reintroducidos para favorecer la regulación trófica y la buena salud de los ecosistemas. En la naturaleza, cada ser vivo cuenta.

Bibliografía

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Estes, J.A. and D.O. Duggins. 1995. Sea otters and kelp forests in Alaska: generality and variation in a community ecological paradigm. Fortin, D., Beyer, H. L., Boyce, M. S., Smith, D. W., Duchesne, T., & Mao, J. S. (2005). Wolves influence elk movements: behavior shapes a trophic cascade in Yellowstone National Park. Ecology86(5), 1320-1330.  
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