La mantarraya es una criatura que, por su aspecto, ha sido considerada el epítome de la elegancia marina. A lo largo de la historia, esta criatura fue temida debido a la similitud que tienen sus aletas cefálicas con ‘cuernos del demonio’, además de que la forma de su cuerpo semejaba a una capa.
Sin embargo, estos gigantes no representan amenaza alguna, pues se alimentan de plancton y son criaturas pacíficas. Su gracilidad nos evoca a virtuosas bailarinas que interpretan un ballet submarino, y es que vuelan a través del mar realizando asombrosas piruetas, volteretas y asombrosos saltos en el aire, fuera del agua.
Este pez ha sido conocido por diversidad de nombres alrededor del mundo. En castellano, este animal se conoce como manta atlántica, diablo de mar o raya. En este artículo conocerás asombrosos rasgos de este pez.
La clasificación de las rayas
La mantarraya pertenece a la clase de los condrictios o peces cartilaginosos que se caracterizan por tener un esqueleto enteramente compuesto por tejido cartilaginoso. De hecho, este grupo engloba a distintas especies de tiburones y rayas.
Los peces cartilaginosos se caracterizan por no presentar vejiga natatoria ni pulmones. La respiración la realizan a través de cinco a siete pares de branquias abiertas al exterior por hendiduras o aberturas branquiales.
Este grupo de peces no poseen opérculo, la aleta de hueso que cubre y protege las branquias en los peces óseos. Por lo tanto, no tienen ese mecanismo de control de entrada y salida del agua a través de las branquias.
En razón de esto, los peces cartilaginosos están obligados a permanecer en continuo movimiento para obligar al agua a penetrar en las branquias. Esto significa que la mantarraya es un animal que nunca para de nadar, desde que nace hasta que muere.
Los peces cartilaginosos –elasmobranquio– son muy arcaicos, y es que existen al menos desde hace alrededor de 400 millones de años
Los expertos reconocen dos especies de mantarrayas: la mantarraya de arrecife (Manta alfredi) y la mantarraya gigante (Manta birostris).
¿Que caracteriza a la mantarraya?
Las rayas y mantarrayas expandieron las aletas pectorales en forma de alas. En su nado baten sus aletas en movimiento ondulatorio, de modo análogo a las aves durante el vuelo.
Presentan las branquias en la parte ventral. La cabeza de ambas especies es amplia, con los ojos a cada lado y la boca larga en la parte delantera. En la boca se encuentran varias filas de pequeños dientes que no se emplean en la masticación, sino que se usan para que los machos puedan sujetar a la hembra durante el apareamiento.
Más arriba de la boca sobresalen dos estructuras llamadas lóbulos cefálicos, que se extienden y orientan el flujo del agua hacia la boca. Estas estructuras optimizan el proceso de alimentación que la mantarraya realiza por filtración del agua para ingerir plancton marino, del cual consumen gran cantidad..
Ambas especies poseen una cola en forma de látigo. Sin embargo, a diferencia de otras especies del mismo orden, las dos especies de mantarrayas carecen de aguijón venenoso en la cola.
Este animal marino es muy inteligente: los expertos reconocen que posee el cerebro más grande de entre todos los peces. Recientemente, se ha demostrado que posee las habilidades cognitivas más desarrolladas entre los peces.
Hábitat de la mantarraya
Habitan en mares de aguas tropicales de todo el mundo. Curiosamente, las mantarrayas visitan ‘estaciones de mantenimiento’ en los arrecifes, donde peces limpiadores o rémoras oportunistas le prestan servicio de limpieza.
¿Qué tan grande es la mantarraya?
El cuerpo grande y aplanado tiene un centro que es llamado ‘disco’. En el caso de la mantarraya de arrecife se reporta un ancho de disco de 3 a 3,5 metros. En la mantarraya gigante, el disco puede llegar a medir hasta nueve metros de ancho y pesar tanto como 1350 kilogramos.
Por lo general, se ven ejemplares de cuatro metros y medio. Además, cabe señalar que una mantarraya promedio puede vivir alrededor de 25 años.
Sensibilidad a flor de piel
El cuerpo de la mantarraya está cubierto de una membrana mucosa protectora. Este moco tiene dos funciones básicas: actúa como una barrera ante las infecciones y reduce la fricción para facilitar su movimiento al nadar. Esta membrana puede dañarse ante el contacto humano, de modo que, si estás cerca de una mantarraya, evita tocarla.
Una extraordinaria característica de las mantarrayas –y todos los peces cartilaginosos– es que presentan en su piel un elaborado sistema de ampollas sensibles a estímulos eléctricos de baja frecuencia. Estos electrorreceptores se conocen como ‘ampollas de Lorenzini’, y son determinantes para la orientación hacia campos eléctricos inanimados, causados por el geomagnetismo terrestre y por las mareas.
El sistema de electroreceptores también les permite detectar los campos electromagnéticos generados por sus potenciales presas o depredadores y de sus congéneres durante interacciones sociales y el apareamiento.
Amenazas a la mantarraya
Estos peces han sido cazados por deporte, por su carne, aceite o por error en las tareas de pesca comercial. Actualmente, la caza de la manta raya es limitada, y en zonas como Hawái, en los Estados Unidos, son especie protegida.
La protección de la mantarraya es de interés económico, pues atrae a un gran número de turistas. Sin duda alguna, este pez añade belleza, diversidad, y misterio a nuestro mundo.
Bibliografía
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