¿Existió realmente el minotauro?

¿Existió realmente el minotauro? En la mitología griega sí. Ese conjunto de leyendas y mitos propios de la Antigua Grecia rindió culto a los dioses del Olimpo y a los héroes. También buscó explicación al origen del mundo a través de estas narraciones que se transmitieron durante generaciones.

Minotaurus

El imaginario colectivo jugó a su favor. La creencia en torno a la figura con cuerpo humano y cabeza de toro se ha extendido por el mundo durante años. A la pregunta de si existió realmente el minotauro, la respuesta científica suele ser no. Sin embargo, la narración oral y escrita dice lo contrario.

La mitología griega la cuenta entre sus más apreciadas fábulas. La historia del rey Minos, su esposa Pasífae y el Toro de Creta es uno de los mitos más extendidos por el mundo. La ira del dios Poseidón fue el detonante de esta historia, que se escenificó en el año 1900 antes de Cristo.

Un engaño al descubierto

El incumplimiento de Minos a la palabra de sacrificar en su nombre un hermoso toro blanco salido de los mares enfureció a Poseidón. Ese sería el tributo por haberlo ayudado a convertirse en rey, tras la muerte de su padre Asterión. En su lugar, Minos sacrificó otro animal de su rebaño.

Como venganza por el engaño, Poseidón inspiró en Pasífae una pasión incontenible por el Toro de Creta, del cual se embarazó. De esta unión nació el minotauro, un monstruo salvaje con cabeza de toro y cuerpo de hombre que solo comía carne humana.

Desde el principio, un artesano llamado Dédalo fue clave en la historia. Él construyó la vaca dentro de la cual Pasífae consumó su unión con el hermoso animal surgido de los mares. La piel de la vaca colocada sobre la creación artesanal confundió al Toro de Creta.

Según la mitología griega, Dédalo también construyó el laberinto de Creta, en la ciudad de Cnosos. Se trató de una serie de pasillos que se entrecruzaban entre ellos. Solo uno de estos pasadizos conducía  al centro de la estructura, donde fue abandonado el minotauro.Minotauro

Las condiciones de la rendición

La muerte en Atenas del hijo de Minos, Andrógeo, tras coronarse campeón en una competición olímpica, detonó la ira de su padre. Declaró la guerra a los atenienses, a quienes venció con la ayuda de la peste que los azotaba.

Las condiciones impuestas para la rendición incluyeron el sacrificio de 14 jóvenes atenienses. Cada seis años, siete efebos y siete doncellas serían el alimento del minotauro. Los internaban en el laberinto, dentro del cual vagaban por días sin poder salir. A su encuentro con el monstruo eran devorados.

Teseo y el ovillo de hilo

Teseo, hijo del noveno rey de Atenas llamado Egeo, se propuso liberar a su pueblo de la condena impuesta por Minos. Él decidió formar parte del tercer grupo de 14 jóvenes que serían abandonados en el laberinto de Creta.

Teseo

Nuevamente, Dédalo apareció en la historia. A petición de Ariadna, la hija de Minos que se enamoró de Teseo, el artesano ofreció una salida. Un ovillo de hilo que la joven entregó al héroe fue atado a la entrada. Mientras recorría el laberinto, el hilo se iba desenrollando. Tras matar al minotauro, Teseo enrolló el hilo y encontró la salida.

¿Existió realmente el minotauro?

En Creta hay bajo tierra un sitio con pasadizos que se cruzan entre ellos. La única forma de atravesarlos es con cables para no perderse. En su sala central, similar a la descrita en la leyenda, están grabados algunos nombres. También hay manuscritos que certifican la existencia del rey Minos.

Los pasillos, sin embargo, no se han relacionado con el laberinto de Creta, esa especie de cárcel que albergó al minotauro. En Cnosos, la ciudad de la isla de Creta, escenario de esta destacada leyenda de la mitología griega, no han sido encontrados. Tampoco hay restos artísticos que testimonien la presencia del minotauro ni los hechos relacionados con su existencia.

Así, la memoria abstracta cobra protagonismo. El minotauro se relaciona más con comparaciones o metáforas sobre situaciones de las que es difícil escapar. La imposible concepción entre una humana y un toro es parte de las consideraciones a la hora de analizar si existió realmente el minotauro.

Muchas veces las fábulas, mitos o leyendas surgen de hechos reales que el imaginario colectivo transforma. Con ello se pretende dar explicaciones a hechos inexplicables en cada época.

Estas leyendas también son símbolos de situaciones a las que los humanos nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida. Son una fuente indescriptible de sabiduría que ha permitido transmitir valores de generación en generación.

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