Todo lo que debes saber sobre el pez que devora madera

Descubrir al pez que devora madera ha sido un hallazgo científico de envergadura. Aunque ya se conocían otras especies de peces xilófagos, su aparición en el río Santa Ana de la selva amazónica peruana ha posibilitado el estudio de esta especie con mayor detalle.

La población indígena del sector conoce y disfruta de las bondades de este pez desde siempre. Se trata de uno de los peces que más consumen los pobladores del lugar. Lo preparan en sopa o a la barbacoa y se comen la carne adherida a la concha. Allí lo llaman carachama gigante, y es que este bagre puede llegar a medir hasta 80 centímetros de longitud.

La especie, descubierta hace más o menos una década, forma parte del género Panaque. Ahí se clasifican a casi todos los bagres que se sustentan de la madera. La forma de su dentadura es ovalada, similar a una cuchara, y está cubierto de una especie de armadura muy firme que les protege.

¿Realmente comen madera?

Asimismo, como las otras especies de peces xilófagos que ya se habían descubierto anteriormente, el pez gato del Perú usa la madera para extraer nutrientes que le brinden energía. Para ello se sirve de cuatro mandíbulas que al cerrarse tienen la capacidad de desplazarse en varias direcciones. Es así como trituran la madera y absorben su alimento.

La cacharama gigante presenta un patrón de dentición que es único en su especie, según informan los científicos que participan en su estudio. Sin embargo, no se ha definido todavía si solo absorben los nutrientes de la madera descompuesta presente en el río o si la digieren. Las primeras investigaciones parecen sugerir que este pez tiene en su intestino un grupo de bacterias que se encargan de procesar la celulosa de la madera.

La digestión del pez que devora madera se alarga al menos cuatro horas, aunque no ingiere astillas de gran tamaño, sino pequeñas virutas y algunas partículas de los arboles degradados por la humedad, presentes en su hábitat.

Otras características del pez que devora madera

Un dato muy curioso y sorprendente es que estos peces no poseen escamas. Su cuerpo está protegido por una coraza o armadura compuesta de placas muy duras, de ahí que también se le conozca con el nombre de pez gato blindado.

Su hábitat se circunscribe a los pequeños ríos distribuidos en el alto Amazonas. Por ahora, solo se han realizado avistamientos de este espécimen en las aguas peruanas. Aun así, no se descarta su presencia en otras aguas de Latinoamérica.

Los investigadores piensan que la dieta del pez que devora madera evolucionó por la competencia para conseguir alimentos. Observando el hábitat donde fue hallada esta especie, se puede evidenciar la carencia de sustratos y otros nutrientes. Tampoco hay rocas donde puedan absorber alimentos, por lo que obtenerlos de los árboles en descomposición ha sido la mejor opción.

Asimismo, se pudo conocer que no solo subsisten de la ingesta de madera. El pez que devora madera se alimenta adicionalmente de algas, crustáceos, restos vegetales y otros microorganismos. Estos alimentos los obtienen raspando las superficies de su entorno.

Algunos parientes ya descubiertos

Las autoridades del Parque Nacional Alto Purús, ubicado en la selva del Perú y en frontera con Brasil, han notificado de la presencia de al menos una docena de especies similares al pez que devora madera. Científicos de la región peruana informan de la existencia de 12 peces con características afines. Estas especies están distribuidas en otras cuencas hidrográficas del continente Suramericano.

La mayoría de estas especies son endémicas y los grupos se consideran muy reducidos. Sin embargo, se continúa investigando la zona, sobre todo cuando cesa el período de lluvia y el cauce de los ríos se vuelve más favorable.

Existen, además, unas 700 especies de este tipo de peces que se alimentan raspando materia orgánica en otro tipo de superficies. Pero el pez que devora madera tiene la capacidad de escarbar con sus mandíbulas aquellos lugares que anteriormente resultaban inaccesibles.

También se piensa que las filas de dientes, llamadas odontodes, sirven a estos animales como muestra de poderío en peleas territoriales con otras especies invasoras. Se ha observado una especie de danza amenazante cuando aparecen otros peces en su terreno. Sin embargo, no se ha determinado la efectividad de esa muestra de fortaleza o si incide en otros aspectos.