Los guacamayos son los loros de mayor tamaño que existen en nuestro planeta. Estas aves presentan una gran inteligencia emocional, y recientemente una investigación alerta de que se pueden sonrojar de forma similar a los seres humanos.
Cuando los humanos tenemos emociones un tanto extremas como la vergüenza, la sangre se acumula en los vasos sanguíneos de nuestro rostro, lo que hace que nos sonrojemos. Esto no deja de ser una forma de comunicación visual, y parece que otras especies la comparten.
Los guacamayos que se sonrojan
Se trata de los guacamayos azulamarillos (Ara ararauna), una de las especies de loro de mayor tamaño y más conocidas. Estos animales podrían variar la coloración de su cara y enrojecerla con la intención de comunicarse, tal como ha evidenciado la investigadora Aline Bertin en su último estudio.
La investigación se ha llevado a cabo con cinco ejemplares de esta especie mantenidos en cautividad, mientras se ha monitorizado cómo se relacionan con sus cuidadores y con el resto de los loros.
Esta aves poseen una zona libre de plumas en la zona de las mejillas, de color blanco y con bandas negras. En este trabajo han monitorizado tanto las plumas de la cabeza como esta zona de la piel, lo que ha permitido comprobar que los guacamayos parecen sonrojarse.
Tanto el erizado de plumas en la zona del cogote como el enrojecimiento de esta zona parece estar relacionado con interacciones positivas, al darse frecuentemente cuando los cuidadores hablaban o interactuaban con los animales. Esto parece demostrar que los guacamayos podrían usar su rostro para comunicarse en mayor medida de lo que pensamos.
Este curioso estudio ha sido con una pequeña muestra de aves, por lo que no se deben sacar grandes conclusiones. Sin embargo, también podría permitir que aquellos que tienen un loro como mascota se relacionen mejor con su compañero emplumado.
Los guacamayos azulamarillos
Esta especie de guacamayo es sin duda la mayor representante de este grupo de grandes psitácidas, y habita de forma natural las zonas tropicales de América del Sur, principalmente desde Paraguay hasta Panamá.
Conocido por su singular belleza, este animal de más de un kilo de peso y de vivos colores posee plumaje azul y amarillo, el cual bautiza a la especie. Al igual que otras aves de este grupo, son otro ejemplo de la monogamia en el reino animal: las aves anidan aproximadamente cada dos años y ponen entre dos y tres huevos, que son incubados durante un mes.
Son aves sorprendentes que, entre otras cosas, pueden ingerir frutos prácticamente venenosos para otros animales. Para contrarrestar este efecto suelen consumir arcilla, lo que les permite tener una dieta exclusiva para no competir con otros animales.
Los guacamayos se crían bien en cautividad, por lo que es una de las especies de loro que más frecuentemente encontramos como mascota, debido a su enorme inteligencia y capacidad para imitar el habla humana.
Aun así, son animales especialmente exigentes y solo gente con experiencia en el cuidado de estas aves debería plantearse adquirir uno. Lo ideal es tener varios ejemplares, dedicar al menos dos horas diarias a interactuar con ellos y tener una voladera.
Lo que está claro es que estos animales criados a mano llegan a depender mucho de las atenciones del hombre, con lo cual es genial poder saber que los guacamayos se sonrojan cuando están disfrutando de nuestra compañía.
Bibliografía
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Facial display and blushing: Means of visual communication in blue-and-yellow macaws (Ara Ararauna)? PLoS ONE 13(8): e0201762.