Los animales pueden padecer diferentes enfermedades, similares a las de los humanos. Y una de las patologías ‘en común’ que tenemos con nuestras mascotas afecta el hígado. En este artículo te contaremos cómo cuidar a un gato con hepatitis para que pueda atravesar esta situación de la mejor manera posible.
¿Gato con hepatitis?
Como primera medida sería bueno explicar cómo se desarrolla la hepatitis en los gatos. Sin extendernos demasiado, debes saber que esta enfermedad es una inflamación del hígado que tiene diferentes causas, entre ellas:
- Lipidosis hepática (acumulación de tejido graso en el hígado)
- Colangiohepatitis felina (inflamación de los conductos biliares por bacterias)
- Hepatitis autoinmunes o idiopática
- Tumores hepáticos
Es muy importante que lleves lo antes posible a tu gato al veterinario si identificas alguno o varios de los siguientes síntomas:
- apatía
- pocas ganas de moverse
- debilidad general
- sin alimentarse por más de 24 horas
- conductas extrañas
- maullidos sin motivo
- vientre inflamado
- sin beber agua por más de un día
El profesional se encargará de realizar un chequeo general y tomarle sangre para determinar el diagnóstico. El tratamiento que indique el veterinario irá de la mano con los cuidados que el dueño le ofrezca al animal.
Cómo cuidar a un gato con hepatitis
Si el cuadro es grave, el veterinario recomendará que el gato se quede al menos unas horas internado, donde lo compensarán y lo hidratarán. Cuando comience a sentirse un poco mejor –no quiere decir que se haya curado de la hepatitis todavía– le dará el permiso para regresar al hogar.
Ahí es donde los dueños deben estar comprometidos y prestar mucha atención a lo que el animal necesita. No es preciso quedarnos al lado de la mascota todo el día, pero sí ofrecerle todo lo que podría requerir en nuestra ausencia.
La alimentación en un gato con hepatitis es el mayor ‘problema’, ya que debido a la enfermedad no quiere comer nada, ni siquiera beber agua. Es fundamental ser pacientes, pero al mismo tiempo insistentes para que la mascota ingiera algo.
Puedes probar con algún pienso húmedo y blando –esos que vienen en sobres o latas– o incluso comida casera que el veterinario haya aprobado, como por ejemplo el atún, el paté, el queso, el yogur, etc. Prueba con un trozo pequeño de pollo asado, pues seguro que le abre el apetito.
El objetivo como dueño es que coma, aunque tengas de quedarte media hora frente a él con una cuchara en la mano. Ten en cuenta que, como su hígado está enfermo, la comida permitida debería ser toda aquella que sea baja en grasas.
En el caso de que el veterinario lo autorice también puedes darle ciertas hierbas medicinales, las cuales se encargarán de estimular el apetito del gato con hepatitis. ¿Cuáles son? Boldo, alcachoda, diente de león, alfalfa y cúrcuma.
Algunos dueños de animales optan por tratamientos alternativos como las flores de Bach. Los medicamentos son a base de hierbas naturales y pueden incluir castaño dulce, sauce, madreselva o manzana silvestre. Otra alternativa es la homeopatía; puedes consultar a un especialista en mascotas.
Por otra parte, el descanso es uno de los mejores alicientes para un gato con hepatitis (o con cualquier otra enfermedad considerable). Por lo tanto, debemos ofrecerle las mejores condiciones en casa: una cama cómoda, abrigo, un lugar tranquilo donde descansar, etc.
En lo posible, tenemos que dejarle solo la mayor parte del día, para que el animal pueda recuperarse. Si estamos continuamente molestándolo, aunque sea en el afán de que se sienta mejor, puede ser contraproducente.
No podemos olvidar que los gatos son muy sensibles y delicados en este aspecto: no les gusta que les interrumpan, que les carguen en brazos o que les obliguen a hacer ciertas cosas. Respeta a tu mascota sin dejar de lado sus cuidados principales y, de esta manera, será más fácil que se cure la enfermedad y pueda seguir viviendo feliz como hasta ahora.
Bibliografía
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Edwards, M. (2004). Felina Cholangiohepatitis. CE.