¿Cuál es la diferencia entre especie endémica y nativa?

Conocer la diferencia entre especie endémica y nativa es una de las bases para comprender la lucha por la biodiversidad. Ambos términos pueden parecer sinónimos, pero no lo son.
¿Cuál es la diferencia entre especie endémica y nativa?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 09 junio, 2021

En un mundo globalizado, donde multitud de animales salen de su hábitat por razones ajenas a su voluntad, es habitual ver campañas de conservación usando los términos de especie ‘endémica’ y ‘nativa’. Existen ciertas diferencias importantes entre ambos conceptos que se deben conocer, con el fin de no incurrir en errores biológicos graves.

Este conocimiento es útil para adentrarse en el mundo de la categorización de especies. De esta manera, se realiza el tan necesario registro de los animales y plantas que sustentan el equilibro de los biomas. Para proteger la naturaleza, primero hemos de saber qué hay que preservar.

¿Cuál es la diferencia entre especie endémica y nativa?

Ya sea aplicado a plantas o animales, endémica y nativa son denominaciones con puntos en común, pero también con una diferencia sustancial. Por eso, lo primero es definir cada uno de estos términos. Vamos a ello:

  • Especie nativa, indígena o autóctona: se trata de aquella que puede encontrarse en su lugar geográfico de origen —presente o pasado—, sin que el humano haya intervenido en su introducción en el ecosistema en ningún momento de su historia. Puede encontrarse de forma natural en otras partes del mundo.
  • Especie endémica: la fauna y flora endémicas son aquellas especies que solamente viven en un determinado lugar, es decir, cuyo radio de distribución se delimita a una zona, región o continente.

Una especie nativa puede ser también endémica si se limita a su área geográfica original. Por el contrario, si factores naturales la llevaran a extenderse por otros territorios, la especie seguiría siendo nativa, pero no endémica. La clave se encuentra en el espacio geográfico que esta ocupa.

Algunas especies nativas de flores se expandieron por diferentes territorios de Estados Unidos gracias a la ayuda de las abejas. Dicho de otro modo, ciertos seres vivos pueden cambiar la distribución de otros, ya sea de forma directa o indirecta.

El lince ibérico es una especie endémica de España.
El lince ibérico es un endemismo de la península ibérica, pues solo se encuentra en ella.

La problemática de las especies invasoras

Existe una tercera categoría en cuanto a la distribución de las especies: las invasoras. Estas siguen siendo animales y plantas que salen de su área original y se adaptan a otra distinta, pero en este caso, es la acción humana la que provoca el cambio. 

¿Qué problema hay con esto? Normalmente, que una especie se expanda desde su lugar de origen implica un proceso lento que permite el ajuste del equilibro del bioma y la adaptación a los cambios por parte de esos animales o plantas. Sin embargo, la introducción brusca de nuevas especies en un área geográfica suele traer problemas.

Por un lado, la especie introducida puede no soportar las condiciones de ese nuevo lugar —fuentes de alimento inapropiadas, condiciones climáticas adversas— y desaparecer. También puede adaptarse y prosperar en él, pero entonces será el nuevo ecosistema el que sufra las consecuencias.

Por ejemplo, la introducción de la cotorra argentina (Myiopsitta monachus) en España ha supuesto problemas para especies autóctonas, como el gorrión común (Passer domesticus), ya que consume gran parte de sus recursos alimenticios y ocupan su territorio. Una especie invasora puede acabar con una endémica por depredación directa o por superposición de nichos (competencia).

En países como España, se han calculado la friolera de 200 especies invasoras potencialmente peligrosas para los ecosistemas.

Una cotorra argentina en la hierba.

El endemismo en peligro

Una especie endémica no se expande a otras áreas, debido a su alta especialización en el ecosistema que habita. Por esta razón, su extinción supone perder una parte de la biodiversidad del planeta para siempre. Esto, añadido a que los taxones endémicos se componen de poblaciones con un número bajo de individuos, dificulta muchas veces las labores de conservación.

La mayoría de estudios sobre la conservación señalan un punto clave con referencia a este tema. La importancia del endemismo radica en la necesidad de conocer y proteger los atributos biológicos e historia evolutiva que representan los taxones endémicos y sus patrones biogeográficos.

Por eso, cuando el hombre introduce nuevas especies en un lugar —o las saca de su hábitat—, pone en peligro 2 ecosistemas: el que se queda sin la especie y el que la recibe. Solo hay que observar el caso del ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum), que se extingue en los humedales de Xochimilco, mientras que puebla las casas de miles de aficionados a las mascotas exóticas.

En un mundo en el que el 28 % de las especies estudiadas están amenazadas, perder a los endemismos no es una opción.

El ajolote es un anfibio en peligro de extinción.

La problemática de las especies invasoras es cada día más acuciante. De hecho, el tráfico ilegal de especies ocupa el cuarto lugar en el mercado negro, moviendo casi tanto dinero como sus predecesores: las armas y las drogas. Depende de todos nosotros —instituciones e individuos— acabar con los crímenes contra el planeta.


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