El alcaraván común, una pequeña ave zancuda cuyo nombre científico es Burhinus Oedicnemus, abunda en zonas de Europa, África y Asia. Pertenece al orden de las Charadriiformes.
Este pájaro sorprende con su canto y es muy discreto; no se muestra mucho ante los humanos ya que es temeroso y de hábitos nocturnos. En cuanto a su longevidad, alcanza a vivir hasta 10 años.
El aspecto del alcaraván
Esta ave se considera pequeña dentro de la categoría de las zancudas. Tiene una altura promedio de 42 centímetros y a lo ancho puede alcanzar más de 80 centímetros al desplegar sus alas. Esta envergadura de las alas le permite planear en su lento vuelo.
En su forma de andar, el alcaraván se encorva un poco, por lo que se le ha atribuido una especie de giba como a los camellos. Es característico su gracioso rápido caminar con pausas repentinas.
En esta especie de aves no se presenta el dimorfismo sexual, pues tanto hembras como machos son casi idénticos en sus características anatómicas.
Llaman la atención sus grandes ojos ambarinos. Su plumaje tiene tonalidades pardas con algunas franjas negras, un aspecto ideal para camuflarse y así pasar desapercibida. En los individuos adultos se observan dos líneas blancas: en el ala y debajo de los ojos.
Su pico es mitad amarillo y negro hacia la punta. Las patas, con rodillas muy notorias y tres dedos delanteros, son largas y delgadas. Esto les otorga fuerza y velocidad para cazar los alimentos.
Al atardecer y bien entrada la noche es posible escuchar su canto que incluye trinos y silbidos. A veces emite sonidos más complejos similares a palabras trisílabas.
Comportamiento reproductivo del alcaraván
El período reproductivo de los ejemplares europeos va de los meses de marzo a julio. El cortejo tiene algunas curiosidades que nos sorprenden, sobre todo para quienes son ajenos al mundo de las aves.
El proceso sexual se inicia con el complejo ritual de cortejo del macho, que se pavonea con su plumaje abierto ante un grupo de hembras. A continuación, el cortejante parece iniciar un ataque simulado, al recoger del suelo con su pico palos y pequeñas piedras que les lanza a las hembras.
Las hembras de alcaraván siguen al macho, están pendientes de él, y si toman con el pico las pequeñas piedras que reciben, es una señal de aceptación.
Es común que el cortejo se prolongue, aunque la hembra ya haya aovado; en ese proceso, ella puede poner de uno a tres huevos que serán cuidados con mucha atención.
Ambos progenitores se turnan para incubarlos en un nido cavado por los dos en la tierra a poca profundidad; lo rodean de conchas y guijarros para simular a los huevos y así protegerlos de los depredadores.
La incubación ocurre durante unos 25 a 27 días; después, las crías vivirán junto a los padres por aproximadamente 40 días. A las seis semanas estarán emplumadas y listas para alzar el vuelo.
Alimentación del alcaraván
Como ave zancuda que es, el alcaraván se alimenta de diferentes tipos de insectos, sean coleópteros, ortópteros o lepidópteros. El diseño de su pico le permite además cazar y consumir una gran variedad de pequeñas presas.
En su dieta, a los insectos se pueden sumar los moluscos de tierra como caracoles y babosas. Otros manjares que no rechazan son hormigas, lombrices, huevos de otros animales y reptiles; las ranas y ratones son otras presas excepcionales.
El hábitat del alcaraván
En cuanto a su hábitat, suele preferir llanuras o terrenos de poca elevación y con vegetación baja y escasa. En estas áreas puedan cazar y estar atentos a posibles depredadores.
También les gusta permanecer en extensas zonas cultivadas, donde abunden los insectos. Los alcaravanes son en general sedentarios, aunque aquellos que habitan las regiones más septentrionales migran hacia el norte en la época invernal.
El alcaraván en la cultura popular
Desde los antiguos griegos se creyó que esta ave curaba la ictericia, por sus ojos y pico amarillos. Y su canto similar a un quejido provocó en el pasado su relación con el ocultismo, así como la difusión de leyendas populares y supersticiones.
En Asturias, al alcaraván se le ha llamado ‘Gachegu’ y ‘el Chepu’, por su eventual andar agachado comparable a una giba de camello. Lamentablemente, la población de alcaravanes ha disminuido en la actualidad.
Esta disminución del número de individuos se debe a la urbanización de sus hábitats y la propagación de la actividad agrícola. En España se le considera ‘casi amenazada’ y de ‘interés especial’, en los registros de protección de la fauna nacional, y ha sido varias veces objeto de programas para su recuperación.