Parece un ser mitológico, pero es un ser real que vive en nuestros océanos. Le llaman el unicornio del mar y es difícil estudiarlo; no todos los narvales tienen su característico cuerno. El narval es un animal poco conocido pero apasionante.
Características del narval
El narval es un cetáceo ododento estrechamente emparentado con las belugas, lo que quiere decir que es un mamífero marino que tiene dientes. Forma parte de la familia de las ballenas y se caracteriza por un enorme cuerno que tiene al frente de la cabeza, que en realidad es un colmillo.
Los machos y las hembras tienen cuerpos ligeramente diferentes. De adultos, los machos pesan una media de 1 600 kilogramos y las hembras llegan hasta los 1 000. Una hembra es un poco más pequeña que un macho: ellas miden alrededor de los cuatro metros, mientras que ellos suelen alcanzar los cuatro metros y medio.
Por otra parte, el narval cambia de color a lo largo de su vida. Cuando nacen son de un tono gris, y le aparecen manchas oscuras con un patrón único para cada uno. Estas manchas dejan de aparecer cuando alcanza los dos años de edad, pero siguen creciendo con el tiempo, y es que los más longevos parecen de color negro: sus manchas han crecido tanto que los han cubierto por completo.
Se diferencia de otras ballenas en que no tiene aleta dorsal, característica que comparte con las belugas. En cambio, tiene una cresta que mide hasta un metro de largo.
Su característica más llamativa es el enorme colmillo que tienen delante de la cabeza. Este colmillo puede llegar a medir dos metros y pesar más de 10 kilogramos. Es único en los machos, ya que las hembras jamás llegan a desarrollarlo.
Hasta hace poco no se sabía para qué usaba el narval su colmillo. Se creía que iba vinculado a la orientación, y algunos científicos se aventuraban a decir que se ayudaba de él para romper el hielo fino. Investigaciones recientes demuestran que el narval usa su colmillo para cazar: aturde a los peces moviéndolo muy rápido, y así se los puede comer.
Comportamiento del narval
El narval vive en pequeñas manadas. Durante el invierno se componen por grupos de dos a nueve individuos, pero en verano emigran al sur y se forman manadas enormes de cientos o de miles de narvales.
Cabe destacar que los narvales son unos cetáceos especialmente ruidosos. Muchas de las otras especies de ballenas apenas emiten sonidos, pero los narvales no solamente están constantemente comunicándose por ruidos, sino que además disponen de una gran variedad de ellos.
Así, producen clicks de manera rutinaria y en diferentes intervalos; se cree que los utilizan a modo de ecolocalización, al igual que los delfines. No obstante, se han detectado silbidos y otros sonidos que en realidad son únicamente comunicación con otros narvales. Pueden modular estos sonidos, lo que hace pensar a los especialistas que tienen un lenguaje complejo.
Por otro lado, y en lo relativo a su alimentación, este animal consigue su alimento en el fondo marino. Hace inmersiones que duran hasta 30 minutos y se sabe que alcanza hasta los 800 metros de profundidad; así que junto al cachalote es uno de los mamíferos que más profundidad alcanza al sumergirse.
Hábitat de los narvales
El narval se ubica en una zona muy concreta del planeta. En invierno vive en las aguas heladas que rodean el Polo Norte: norte de Canadá, alrededores de Groenlandia y en la parte norte del océano Atlántico de Rusia. En verano hace una pequeña migración hacia el sur y han llegado a dejarse ver en algunos fiordos o en alguna ensenada canadiense.
Sabemos que antes vivían en aguas más cálidas, pero con la evolución se han mudado a las aguas más frías del planeta. Tienen un hábitat muy reducido y, por lo tanto, sabemos que su población no es muy extensa. Están declaradas como una especie en peligro de extinción a pesar de que apenas tiene depredadores; solamente lo cazan los pueblos inuit.
Alimentación del narval
El narval se alimenta únicamente de pescado y crustáceos, por lo que es un animal carnívoro. Puede pescar en los bancos de peces de la superficie, pero es común que se sumerja para alimentarse de las criaturas que habitan en los fondos marinos.
Se alimenta especialmente cuando empieza el invierno y acaba de terminar la emigración hacia el norte, de vuelta a las aguas más frías. Cuando en las aguas en las que vive apenas hay hielo se alimenta muy poco o nada; pueden hacer una digestión muy lenta que hace que las presas ingeridas le alimenten y le nutran durante semanas o meses.
El narval es otra especie de cetáceo en peligro de extinción, pero por suerte su protección está garantizada. Aunque es difícil estudiarlos y conocerlos a fondo, parece que su población se mantiene estable; no tiene muchas presas y el mayor peligro que tiene para sobrevivir es la contaminación.
Fuente de la imagen: Dr. Kristin Laidre, Polar Science Center