Los seres vivos se han adaptado a los diferentes climas que existen en la tierra. Gracias a esto, en casi todos los ecosistemas existe una gran diversidad de especies. Esto incluye los puntos polares en donde el ecosistema presenta un frío extremo, lo que no impide que animales como los osos polares vivan sin problema.
Para estos seres, las bajas temperaturas o la nieve son parte de su vida, y por ello realizan los cambios que sean necesarios para sobrevivir. En el siguiente artículo te contaremos todo sobre los animales adaptados al frío extremo. ¡Y sin llevar abrigo adicional!
¿Qué animales adaptados al frío extremo existen?
Los animales se catalogan en dos categorías según su capacidad para termorregular: ectotermos y endotermos. Los primeros no son capaces de generar casi calor corporal, así que dependen del ambiente para calentarse. Por ejemplo, una lagartija busca el sol para obtener energía de sus rayos y poder activarse durante el día.
Los animales endotermos son aquellos que sí generan calor interno con su metabolismo. Por ello, son capaces de habitar zonas frías y hasta congeladas (algo que ocurre en mamíferos y aves). Como desventaja, cabe destacar que los endotermos necesitan comer mucho y muy seguido para mantener su temperatura corporal constante.
Muchos endotermos pueden vivir en los polos Antártico o Ártico, ya que su piel, su tamaño o su cantidad de grasa acumulada les permiten soportar mejor las condiciones extremas. Aunque parezca que esos sitios inhóspitos no albergan vida, lo cierto es que existen varios seres vivos adaptados al ambiente. Te mostramos a algunos de los animales más resistentes al frío.
1. Oso polar
Es la única especie de oso con pelaje completamente blanco a nivel externo, al igual que el área donde vive. También es el único de su grupo que se alimenta 100 % de carne (focas mayormente). A pesar de su bello aspecto, cabe destacar que su pelo no es blanquecino como tal: cada hebra es transparente y libre de pigmentos, pero al reflejar la luz adopta un tono blanquecino.
Tiene las patas desarrolladas para poder caminar o nadar distancias largas. Tanto las orejas como la cola son pequeñas, para evitar así que se pierda el calor corporal. Además, este oso porta un pelaje denso y una gran capa de grasa en todo el cuerpo. Si bien estos mamíferos no hibernan, las hembras preñadas buscan refugio durante el invierno.
2. Zorro ártico
También conocido como zorro polar, se distribuye entre las tundras de Norteamérica y Eurasia. Posee orejas pequeñas y una gran capa de pelo blanco para poder sobrevivir a temperaturas de hasta -50°C. Eso sí, cambia de color cuando llega el verano y posee una gran cola peluda. Puede pesar hasta 9 kilos y permanece activo todo el año (no hiberna, migra a sitios menos fríos).
Su principal alimento son las aves y los mamíferos pequeños, pero si estos escasean puede acudir al consumo de carroña.
3. Foca
De todas las especies de foca, hay solo algunas que viven en los climas fríos. Una de las más importantes es la de Groenlandia o Arpa (Pagophilus groenlandicus). Su hábitat son los océanos Atlántico Norte y Glacial Ártico.
Los adultos presentan una capa de color gris plateado, con rostro negro y una mancha oscura en la espalda. Las crías tienen pelaje blanco amarillento. Pasan poco tiempo en tierra firme y viven en colonias. Se alimentan de peces e invertebrados marinos.
4. Liebre del Ártico
La liebre polar es otro de los animales adaptados al frío extremo. Vive en los países con temperaturas más bajas del mundo: Groenlandia, Finlandia, Suecia, Noruega, Islandia y Dinamarca. Si bien su pelaje es blanco en invierno, cuando llega el verano, o migra hacia sitios más agradables, cambia de color a un tono azul escarchado. Come brotes, hojas y bayas.
5. Ballena
Varias de las especies de ballenas pasan tiempo en áreas frías. Una de ellas es la ballena Boreal o de Groenlandia (Balaena mysticetus), de cuerpo robusto, aleta dorsal, y hasta 18 metros de largo y 100 toneladas de peso. Su población ha descendido notablemente debido a la caza. Pasan toda su vida en las aguas árticas, y sus migraciones son cortas. Nadan con la boca abierta para filtrar el kril con sus barbas y alimentarse.
6. Pingüino
Esta ave marina no voladora que vive en el Hemisferio Sur es otro de los animales adaptados al frío extremo. Nada gracias a sus aletas con huesos y rígidas. Sus patas están muy atrás en el cuerpo, y, por ello, los pingüinos no pueden caminar muy bien en tierra. Pero, en el mar, pueden alcanzar los 60 km/hora cuando buscan atrapar una presa.
Estas aves pueden retener una buena parte de su calor corporal gracias a su plumaje de tres capas (su capa gruesa de grasa) y sus vasos sanguíneos especializados. Además, poseen una forma corporal especializada para el nado a grandes velocidades.
7. Morsa
Otro mamífero marino que vive en la región Ártica. Hay tres subespecies dentro del mismo complejo (Odobenus rosmarus): una del Atlántico (Odobenus rosmarus rosmarus), otra del Pacífico (Odobenus rosmarus divergens) y una tercera del Mar de Láptev (Odobenus rosmarus laptevi).
Las segundas de las aquí citadas son las de mayor tamaño, pero todas cuentan con una gran capa de piel para no perder calor. Los machos mudan el pelo en verano, el cual cambia de color según la temperatura y el ambiente. Si están en el agua, se vuelve blanquecina o rosada. Se alimentan de moluscos, peces, y cualquier animal pequeño que viva en el agua.
Tanto machos como hembras poseen grandes colmillos, los cuales representan su rasgo corporal más distintivo.
8. Reno
Entre los animales adaptados al frío extremo, podemos encontrar el caribú o reno, que vive en el Hemisferio Norte, más precisamente en Canadá, Alaska, Rusia y Groenlandia. Ha sido domesticado en Finlandia, Suecia y Noruega. Puede pesar hasta 300 kilos, los machos viven separados de la manada y emigran en rebaños. Gracias a sus anchas pezuñas, estos herbívoros pueden caminar por la nieve.
9. Rana de bosque
Todos los animales que te hemos mostrado hasta ahora eran endotermos, es decir, pájaros o mamíferos capaces de almacenar su propio calor corporal. De todas formas, ¿sabías que hay algunos seres menos conocido que se adaptan a la perfección al frío?
El mejor ejemplo de ello es la rana de bosque, un anfibio anuro que se encuentra en Alaska y Canadá. Este animal, de entre 3 y 7 centímetros de longitud, es capaz de permanecer hasta 6 meses congelada bajo hielo y luego emerger de él con vida. La gran cantidad de glucosa que sintetiza antes de las heladas le sirve como anticongelante, además de otras adaptaciones específicas.
10. Elefante marino
Uno de los parientes más cercanos de las focas son los elefantes marinos, quienes en la actualidad se encuentran conformados por dos especies: Mirounga angustirostris y Mirounga leonina. Estos animales pueden ser encontrados en Alaska y en la Antártida, aunque también son vistos en las regiones cercanas a estos ecosistemas fríos.
El cuerpo de los elefantes marinos es más grande que el de las focas, pues acumulan grasa de una manera más eficiente para protegerse del frío. Además, se caracterizan por presentar una nariz alargada que cuelga como si fuera una trompa. De hecho, este es el rasgo en el que se basaron para darle el nombre de “elefante”.
11. Escarabajo de cabeza plana
Este bellísimo escarabajo es común de diversas zonas de Norteamérica. Mide de 1 a 1,4 centímetros, cuenta con un cuerpo aplanado dorsoventralmente y su abdomen tiene 5 segmentos visibles. Sin duda, lo que más llama la atención de la especie es su coloración roja dorsal.
Cuando se acercan las heladas, estos escarabajos se refugian bajo las cortezas húmedas de los árboles. Gracias a la presencia de proteínas anticoagulantes en su organismo, son capaces de sobrevivir a temperaturas de -150 °C.
Como puedes ver, son muchos los animales adaptados al frío extremo. Algunos aguantan las temperaturas bajas generando mucho calor y guardándolo entre su pelo y sus plumas, mientras que otros llegan hasta a congelarse, pero no lo suficiente como para morir. Sin duda, la naturaleza y la selección natural nos traen ejemplos fascinantes, sea cual sea la temática tratada.
Bibliografía
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- Calderer, A. (2004). Guía de clasificación de las focas polares. CSIC - Instituto de Ciencias del Mar (ICM)