El dragón marino (Phyllopteryx taeniolatus) es un pez de la familia Syngnathidae, que también incluye a los caballitos de mar y peces pipa. Los signátidos representan un total de 307 especies, repartidas en 57 géneros diferentes. El dragón marino es uno de los 2 miembros del género Phyllopteryx, junto su pariente el dragón marino rojo (Phyllopteryx dewysea).
Estos animales llaman la atención por su morfología alienígena y sus costumbres únicas, muy diferentes a las del resto de paces actinopterigios. Si quieres saber más sobre ellos, sigue leyendo.
Hábitat del dragón marino
Como hemos dicho, el dragón marino es un signátido. Todos los miembros de esta familia son marinos y habitan en los mares tropicales del mundo y la mayoría de especies ocupan aguas costeras y poco profundas, si bien hay algunas que se adentran a zonas de mar abierto. Además, muchas de ellas se encuentran asociadas con algas del género Sargassum.
Por su parte, el dragón marino (Phyllopteryx taeniolatus) es endémico de las aguas costeras de Australia, específicamente del Océano Índico Oriental, Océano Austral y Océano Pacífico Sur Occidental. Se trata de una especie muy asociada a arrecifes superficiales rocosos, pero también se encuentra en praderas con abundante vegetación algal.
Aunque estos requerimientos puedan parecer muy genéricos, el dragón marino está muy especializado para vivir en un único tipo de ambiente. Para alojar una población, las aguas deben estar entre 12 y 23 ºC y la profundidad no puede superar los 50 metros. En general, estos animales habitan la columna de agua a 8-12 metros de la superficie.
Los dragones marinos son animales muy especializados en en ambiente en el que viven. Cambios mínimos en el ecosistema podrían fomentar su desaparición.
Características físicas
Todos los signátidos se caracterizan por tener hocicos alargados, mandíbulas fusionadas, ausencia de aletas pélvicas y por estar recubiertos de placas endurecidas, a modo de armadura ósea. Debido a su protección externa, son más lentos que otros actinopterigios, aunque presentan un rango de movilidad sorprendente y muy exacto en su nado.
Phyllopteryx taeniolatus alcanza una longitud máxima de 45 centímetros y presenta un cuerpo muy elongado, con una región cefálica y boca tubulares. Tiene 2 espinas muy marcadas por encima de sus ojos y un número variable de apéndices dorsales, que le hacen parecerse a una alga. Por otro lado, también cuenta con una serie de bandas azuladas verticales cerca de la región cefálica y el vientre.
No existen subespecies de dragón marino, pero este se puede confundir con uno de sus parientes más inmediatos: el dragón marino foliado (Phycodurus eques). Esta especie se diferencia de la que hoy nos atañe por presentar muchos más apéndices y por mostrar un color más claro.
Los dragones de agua presentan cuerpos extraños para llevar a cabo mecanismos crípticos. Gracias a sus apéndices, parecen algas flotando a la deriva en la columna de agua.
Comportamiento del dragón marino
Debido a su cuerpo elongado y a sus placas corporales, este pez se mueve muy lento. Por ello, confía únicamente en sus apéndices y su forma para pasar desapercibido en el medio y no atraer la atención de posibles depredadores. Los dragones marinos carecen de una cola prensil —a diferencia de los caballitos de mar—, así que simplemente se transportan flotando a la deriva.
Son animales muy pasivos y pacíficos con una capacidad de maniobra reducida en la columna de agua. Aunque no cuentan con depredadores específicos, su torpeza les puede pasar factura: a veces, se encuentran ejemplares muertos varados en las playas. Además, tal y como indican estudios, tienden a ser peces solitarios, aunque a veces se observan parejas y grupos.
Alimentación
Los signátidos tienen mandíbulas fusionadas en forma de una estructura única cónica, así que su boca se conforma como un “tubo” muy alargado. Por ello, no pueden masticar o tragar de las formas típicas que utilizan otros actinopterigios.
Por su parte, el dragón marino usa sus músculos y huesos bucales para succionar de forma directa a sus presas. Las víctimas son de tamaño minúsculo, generalmente crustáceos muy pequeños —misidáceos y anfípodos— que pertenecen a la comunidad del zooplancton.
Reproducción
Estos peces tienen un comportamiento reproductivo fascinante, pues al igual que los caballitos de mar, los dragones marinos presentan un marcado cuidado parental por parte del padre. Según la revista científica Fish Biology, los machos están receptivos de junio-julio a enero, por lo que se cree que el ciclo reproductivo tiene unos 6 meses de duración.
Una vez se produce la cópula, la hembra libera los huevos y el macho los aloja en una bolsa especial bajo la cola (brood patch), en el que permanecen durante aproximadamente un mes. El pico de machos embarazados se alcanza en los meses de noviembre-diciembre, a medida que la época reproductiva llega a su fin.
Cada cópula reporta unos 120 huevos, pero el porcentaje de supervivencia de las crías es muy bajo. Los ejemplares juveniles alcanzan la madurez sexual cuando llegan a los 32 centímetros de longitud.
Estado de conservación
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, esta especie es de “Preocupación Menor (LC)”. Aun así, sus poblaciones disminuyen con el tiempo, presumiblemente por la contaminación de las aguas debido al vertido de fertilizantes y productos de desecho. Al ser un animal costero, puede notar más que otros los efectos de los contaminantes.
Por otro lado, los polvos obtenidos tras el secado de sus cuerpos también son relativamente demandados en los mercados de medicina tradicional. Se han llegado a ver ofertas de 200 dólares por gramo de compuesto. Estudios también han datado la amenaza que suponen los agentes parasíticos Scuticociliatida sobre las poblaciones de dragones marinos, peces flauta y caballitos de mar.
Debido a las amenazas locales que acechan a este bello pez, se han puesto en marcha diversos planes de conservación a nivel local. Además, especies como esta fomentan el turismo respetuoso, pues miles de buceadores acuden cada año a las costas australianas para observar a este y otros maravillosos animales.
Bibliografía
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