8 animales que construyen sus propias casas

La arquitectura no es algo reservado a los humanos. De hecho, muchos de los ingenios de nuestra especie provienen de la observación de los animales que construyen su propio hogar. Aunque no lo parezca, la ingeniería de la sociedad actual se ha basado en los organismos salvajes para dar respuesta a muchos problemas.

En las siguientes líneas, puedes encontrar una revisión de los nidos más increíbles de la naturaleza. No quedarás indiferente ante la enorme complejidad y eficiencia de estas estructuras, más aún teniendo en cuenta el pequeño tamaño de muchos de los seres vivos que las construyen.

La necesidad de un hogar

La tendencia a buscar la seguridad y comodidad de un refugio es algo común a la mayoría de animales. Este impulso está relacionado directamente con la supervivencia, pues la eficacia de los nidos que se construyen determina en buena parte el éxito de una especie.

De todas formas, cabe destacar que los animales que construyen sus propias casas no solo lo hacen para ponerse a salvo de depredadores, sino que también forman parte de la comunicación, alimentación y reproducción de la especie. En las siguientes líneas, puedes comprobar cómo todas estas funciones se unen.

6 animales que construyen sus propias casas

Algunas especies improvisan un nido cada día —como los gorilas—, pero otras construyen verdaderas catedrales que permanecen a lo largo del tiempo, a pesar de las inclemencias de la naturaleza. A continuación, puedes conocer algunas de estas obras biológicas.

1. Abejas

Este insecto (Apis) no podía faltar en esta lista. Si hay un ejemplo de eficiencia e ingeniería en la naturaleza, son las abejas. El panal de la abeja está formado por una estructura de hexágonos que las obreras construyen con cera, cuya simplicidad combina el aprovechamiento del espacio, conservación de energía y resistencia.

La optimización de la forma de los panales llega a extremos insospechados: los fondos de las celdas no son planos, sino que están formados por 3 paredes romboidales que se encajan perfectamente con la lámina de celdillas adyacente.

2. Tricópteros

Los tricópteros no son muy populares, pero tienen una gran capacidad de construcción y diseño. Cuando se encuentran en la fase larval fabrican su propia armadura que también les sirve de refugio. Esto lo hacen gracias a la seda que producen, con la cual pegan en sus cuerpos las piedras, los granos de arena, las conchas y los fragmentos de plantas que se encuentran.

3. Animales que construyen en las alturas: pájaros tejedores

Este grupo de aves tejedoras construye obras de arte tan increíbles que es difícil escoger solo una especie como representante. Usando su pico de la misma forma que un humano utiliza una aguja de coser, estos pájaros entretejen fibras vegetales para crear estructuras que permiten la entrada de los progenitores, pero no de los depredadores.

Uno de los ejemplos más conocidos es el del tejedor de Baya (Ploceus phillipinus), famoso por sus nidos colgantes en forma de tubo.

4. Las catedrales de termitas

Comparadas con la Sagrada Familia, las termitas (Isoptera) son animales que construyen verdaderos gigantes arquitectónicos. Los termiteros epigeos —erigidos sobre la superficie— son resistentes a todo tipo de inclemencias, pero no solo eso: su estructura es una compleja red de túneles que nada tiene que envidiar a una pirámide.

Su esqueleto interno facilita la circulación de aire para que la temperatura interna no ascienda demasiado. En cualquier caso, los diseños que no resultan eficaces en algún aspecto se reconstruyen para optimizarlos mejor.

5. Ave hornero

El hornero es un gran arquitecto de la naturaleza, pues es capaz de construir un nido bastante resistente. Emplea lodo combinado con piedras, restos de hojas y plantas para formar una masa parecida al barro con la que moldea su casa. A simple vista, el nido de esta ave se parece mucho a un pequeño horno, razón por la que recibe su nombre.

La casa no es tan simple como luce, pues el interior se encuentra dividido en al menos dos recámaras. De hecho, el ave también las acondiciona con paja o plumas para que sus huevos tengan una mejor protección ante el frío.

6. Hormigas tejedoras

Los hormigueros son otra maravilla de la arquitectura no humana, pero no todas las hormigas construyen bajo tierra. Es el caso de la hormiga tejedora (Oecophylla), que crea nidos en las propias hojas de los árboles.

Es increíble ver cómo se unen todas las obreras para plegar la hoja, mientras que otra une los bordes con la seda de sus propias larvas. Estos nidos pueden abarcar desde una sola hoja hasta una copa entera.

7. Animales que construyen sus casas bajo el agua: los castores

Los famosos castores (Castoridae) son uno de esos grupos de animales que, como el humano, modifican el ambiente en su favor —y no al revés—. Los diques que construyen tienen la función de disminuir la fuerza de la corriente que azota sus nidos.

Los castores tienen el instinto natural de detener el flujo de agua ante un conjunto determinados estímulos, como el sonido del agua corriente.

Además, el estancamiento de las aguas que produce el dique les da la posibilidad de buscar comida con tranquilidad y tener una vía de escape rápida ante la presencia de un depredador. Como en tierra son un poco lentos, los castores a veces construyen canales de agua hasta los lugares de donde recogen materiales.

8. Arañas

La variedad de telas de araña es inmensa, desde las más pequeñas —indetectables a ojos de depredadores— hasta las que se vuelven doradas con la luz otoñal, todos los telares fabricados por arácnidos tienen un cometido biológico concreto. Incluso, algunas arañas decoran sus telas para atraer a sus presas.

Las telarañas se configuran en términos de resistencia y visibilidad, variando según las necesidades del arácnido en cuanto a depredación, defensa y condiciones climáticas. Algunas arañas no crean telas, sino que usan hilos de seda como caña de pescar, mientras que otras excavan sus hogares bajo tierra.

Estos no son los únicos animales que construyen sus propias casas. Si ahondas en el tema, otras especies —como las larvas de los tricópteros o los cangrejos violinistas— pueden dejarte los ojos como platos. En la naturaleza, un hogar resistente puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.