Los tumores en hámsteres no son dolencias raras, pues un alto porcentaje de estos animales mostrará un bulto en su cuerpo en algún momento de su vida, que es más larga que la de sus parientes silvestres. Un tutor puede encontrar un tumor en su mascota fácilmente durante la manipulación y es una buena razón para acudir al veterinario.
Por fortuna, la mayoría de los tumores en hámsteres no son peligrosos, ya que pueden ser extirpados y superados con relativa facilidad. Si la mascota desarrolla alguna masa extraña fácilmente palpable, no hay que asustarse, pero tampoco restarle importancia. A continuación, te contamos todo lo relativo a esta patología en hámsteres.
Posibles causas de los tumores en hámsteres
Al igual que ocurre con otros animales, incluido el ser humano, las causas de muchos tumores se desconocen. También puede ocurrir que el bulto se haya producido por múltiples factores o, incluso, que se deba a razones genéticas y hereditarias.
Antes de nada, se debe saber que un tumor no es más que un sobrecrecimiento celular anormal sin función alguna. Principalmente, existen 2 tipos de tumores: los benignos —que no tienen capacidad de diseminarse— y los malignos, que pueden llegar a cualquier parte del cuerpo, provocar una enfermedad y acabar con la vida del animal.
Por suerte, solo el 4 % de los hámsteres domésticos sufrirán un tumor maligno. En su mayoría, esas masas de tejido consisten en neoplasias benignas que, si se encuentran en un lugar accesible, pueden extirparse con facilidad.
Por el contrario, los tumores malignos más comunes en hámsteres son los neoplasmas epiteliales, como el carcinoma de células escamosas. Mientras que en segundo lugar se encuentran el linfoma. En estos casos, aunque se llegue a tiempo, las probabilidades de supervivencia son mínimas, debido a la alta tasa de metabolismo de estos animales.
Signos clínicos: ¿cómo saber si el hámster tiene un tumor?
Los tumores benignos, si se encuentran bajo la piel, son fáciles de detectar, siempre y cuando se manipule diariamente al animal y se esté acostumbrado a su cuerpo. Si conoces a la perfección la anatomía de tu mascota, notarás cualquier irregularidad con eficacia.
Los tumores benignos, a menos que se encuentren en una zona que dificulte el movimiento —como pueden ser ingles y axilas o dentro de la boca y dificulten la masticación— no causan signos más allá de la presencia de un bulto sospechoso. Por ello, siempre que manipule a tu mascota, trata de revisar su piel y su cuerpo en busca de protuberancias extrañas. Principalmente, busca en las siguientes partes:
- Vientre: podrían indicar la presencia de un linfoma o tumores en las glándulas mamarias (en el caso de las hembras).
- Cuello y axilas: los ganglios linfáticos son susceptibles a linfadenomas, los cuales se evidencian como bultos alrededor del cuello o debajo de las axilas.
- Piel: los tumores también pueden aparecer como pequeñas verrugas en la piel.
Síntomas físicos
Por el contrario, si el tumor está alojado en algún órgano interno —sea o no benigno—, sí pueden desembocar en otros signos como estos:
- Anorexia o falta de apetito.
- Aumento de la sed, algo que se da sobre todo en tumores de la glándula suprarrenal.
- Conductas de ocultación.
- Excrementos anormales.
- Ganancia o pérdida de peso a pesar de que el animal coma la misma cantidad de alimento. Es muy común también en tumores de la glándula suprarrenal.
- Falta de acicalamiento.
- Caída anormal del pelo, sobre todo en parches.
- Protrusión ocular.
Cualquiera de estos signos clínicos puede estar ligado al desarrollo de un tumor. Así que es crucial que se informe debidamente al veterinario de exóticos sobre el estado general del animal en las semanas previas a la consulta.
Muchas veces, estos signos son compartidos con otras patologías relacionadas con desequilibrios hormonales y no con cáncer. El correcto diagnóstico veterinario es fundamental en estos casos, por lo que siempre se debe acudir a un veterinario especializado en mascotas exóticas.
¿Existe tratamiento?
Por normal general, el tratamiento para los tumores en hámsteres es la extirpación. Cuando un veterinario de exóticos examina a un hámster, puede además realizar pruebas de ultrasonidos o ecografías para determinar la posición exacta de la masa celular.
Una vez tenga este dato, sabrá si puede extirpar el tumor o no. Si fuera así, no se debería dejar pasar el tiempo y quitárselo al animal lo antes posible, para evitar la aparición de complicaciones.
Los hámsteres pueden ser anestesiados con fármacos inhalatorios, por lo que no existe un riesgo mayor ante este procedimiento que para otras especies. No obstante, las cirugías en animales tan pequeños son muy peligrosas, ya que una hipotermia o una pérdida de sangre algo mayor de lo habitual pueden hacer que este hámster no despierte.
En muy raras ocasiones, se realizan cirugías que comprometen demasiado al animal. Esto no es común, pues la gran mayoría de tumores extirpados se encuentran muy cerca de la piel. Además, hay que pensar muy bien si se quiere meter a una mascota con una esperanza de vida de unos 2 o 3 años en un quirófano, cuando tiene más de 1 año de vida.
Pronóstico
Al ser un problema que depende mucho de la localización de los tumores y la estabilidad del animal, el pronóstico suele ser reservado. Esto significa que cada caso podría tomar diferentes direcciones y no se puede asegurar que la mascota sobrevivirá. Es más, incluso a pesar de que se le extirpe la masa de células, existe la probabilidad de que no se recupere por completo.
Según un estudio publicado en la revista Veterinary Record, los hámsters que padecen presentan un tumor sobreviven en promedio 12 meses. Claro está, la mayoría de los pacientes con este tipo de problemas son mayores de 1 año, por lo que prácticamente alcanzarían a terminar su ciclo de vida natural.
Los hámsters tienen una esperanza de vida muy corta y los tumores suelen aparecer al final de la misma. En ocasiones, aunque resulte difícil, es mejor dejar que la naturaleza siga su curso y solo actuar cuando la calidad de vida de la mascota haya descendido demasiado.
Bibliografía
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