La endogamia se define como la reproducción y apareamiento entre individuos que están estrechamente relacionados genéticamente. Este evento deriva de forma indirecta de la selección genética, que busca intensificar ciertos caracteres fenotípicos en razas de una misma especie, en base a su aspecto o utilidad. Los efectos de la endogamia en mascotas son múltiples.
Debido a la cría indiscriminada entre familiares en tiempos pasados, algunas razas de animales se encuentran en grave peligro. ¿Sabias, por ejemplo, que hasta 6 de cada 10 golden retrievers mueren de cáncer? Los gatos persas son la contraparte felina de este evento, pues hasta la mitad de ellos desarrollan quistes en los riñones de variabilidad letal.
Podríamos seguir nombrando casos concretos, pues los dálmatas presenta predisposición a la sordera por genética y los pastores alemanes tienen más probabilidades de sufrir una displasia de cadera, entre otros muchos ejemplos más. Si quieres conocer las bases de la endogamia en las mascotas y cómo afecta a las especies a largo plazo, sigue leyendo.
Las bases genéticas de la endogamia
La herencia mendeliana hace referencia a los patrones de heredabilidad característicos de los organismos que se reproducen sexualmente. Cuando se produce la fecundación de un óvulo por parte del esperma, se forma un cigoto con la mitad de información del padre y la otra mitad de la madre.
Esto, junto con las mutaciones y la recombinación en la división de las células sexuales, otorga la variabilidad genética a las especies de los animales a lo largo de las generaciones. Antes de continuar, es necesario tener claros un par de conceptos en lo que a genética se refiere. Vamos a ello:
- Un alelo es cada una de las formas en las que puede manifestarse un gen. El gen típico está compuesto por 2 alelos, que pueden ser dominantes (A) o recesivos (a).
- Un alelo dominante es aquél que se expresa independientemente de su copia. Por ejemplo, si tener los ojos grandes es un rasgo dominante (A), el individuo los tendrá grandes si es AA o Aa para el gen dado.
- Un alelo recesivo es aquél que se expresa únicamente si el otro alelo es igual. Por ejemplo, en el caso anterior, el ejemplar solo tendría los ojos pequeños si su gen fuese aa para el carácter dado. En resumen, el alelo dominante siempre enmascara al recesivo si se presenta junto a él.
- Un ejemplar que tiene un gen con los 2 alelos iguales, sean AA o aa, es homocigoto dominante o recesivo para el carácter, respectivamente. Por otro lado, un individuo con un genoma Aa será heterocigoto, pues ambos alelos son distintos.
Cuando se practica la endogamia, una especie tiende a la homocigosidad, es decir, se pierde la variabilidad de alelos en la población. Por ello, los ejemplares están menos preparados a responder a cambios ambientales, pues todos son «parecidos entre ellos» y no hay diversidad de características. Esto promueve la extinción a largo plazo.
Los efectos de la endogamia en las mascotas
Como podrás imaginar, la pérdida de diversidad genética se promueve en muchas razas de perros y gatos, pues se trata que estos ejemplares sean parecidos entre ellos y se distancien del resto. El problema llega cuando, a veces, el gen que codifica un pelo bonito o unos rasgos de piel especiales, también promueve la aparición de ciertas enfermedades.
Por desgracia, esto se ha registrado en múltiples ocasiones. El gato persa es el ejemplo perfecto de ello, pues hasta la mitad de estos felinos presentan una enfermedad renal poliquística autosómica dominante. El gen implicado es el PKD1, que tiene mutaciones en su estructura y, por tanto, permite que se formen quistes en los riñones.
Como los gatos se reproducen entre ellos, las probabilidades de heredar el gen dañado se multiplican a lo largo de las generaciones. Más allá de esto, se registran diversos problemas vinculados de forma directa a la endogamia. Entre ellos, encontramos los siguientes:
- Trastornos de la fertilidad: estudios han demostrado que, por ejemplo, las hembras de golden retriever tienen menos descendencia cuanto más endogámico sea su genoma.
- Debilitamiento de la defensa inmune: una mala genética se traduce en un sistema inmune deficiente. Esto facilita la aparición de infecciones, enfermedades metabólicas y cánceres en animales de raza pura. Los gatos persas son el mejor ejemplo de esto, pues muestran proclividad a sufrir hasta 29 enfermedades distintas.
- Problemas mentales y de desarrollo.
- Disminución en el tamaño corporal.
¿Qué se puede hacer?
Realmente, los criadores más prestigiosos y comprometidos con el bienestar animal ya se han puesto manos a la obra. Gracias a investigaciones científicas, cada vez se sabe más acerca del genoma de las especies que nos acompañan y, por lo tanto, se pueden detectar más fácilmente los genes defectuosos que provocan enfermedades.
Gracias a esto, se pueden hacer pruebas genéticas a todos los machos y hembras que se vayan a criar. Si son portadores de alguna mutación, simplemente se elige a otra pareja. Con el paso del tiempo y suficiente inversión monetaria, con prácticas como esta se podría disminuir la tasa de endogamia en mascotas.
Bibliografía
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