El gato persa es la cuarta raza más popular en todo el mundo, tal y como indica la CFA o Cat Fanciers Association. Estos felinos se caracterizan por presentar una cara plana, ancha y con un abundante pelaje de muchos colores. Por desgracia, sus atributos de belleza son, posiblemente, los mismos que han hecho que el gato persa sea proclive a sufrir muchas enfermedades.
Pese a su porte y pedigrí, se ha registrado que los gatos persas son más propensos a enfermarse por hasta 29 cuadros clínicos, muchos de ellos relacionados con la genética de la raza. La enfermedad renal poliquística autosómica es la que más los afecta, pues hasta el 50 % de los felinos de esta raza terminan desarrollando quistes renales.
¿Cuáles son las enfermedades más comunes en el gato persa?
La endogamia se define como el apareamiento y producción de descendencia entre individuos que están estrechamente relacionados genéticamente. No hace falta que sea entre ejemplares hermanos, pues los efectos de la endogamia también se perciben cuando se reproducen a largo plazo tíos, padres y relativos consanguíneos lejanos.
La endogamia repetida resulta en homocigosidad, o lo que es lo mismo, la pérdida de variabilidad genética. Cuanto más se crucen ejemplares familiares entre ellos, más posibilidades habrán de que la descendencia acumule mutaciones negativas y genes potencialmente dañinos. Seguramente, este será el caso del gato persa.
Cuando se creaba antiguamente una raza de cualquier animal, se trazaba una estrategia de selección genética. Los gatos con características buscadas se reproducían entre ellos, mientras que los menos llamativos eran descartados. Si alguno de los genes que codifican los rasgos seleccionados aumenta las probabilidades de sufrir una enfermedad, el panorama se explica por sí solo.
Una vez hemos esclarecido todos estos puntos esenciales, es momento de explorar las enfermedades más comunes en gatos persas. Si quieres adquirir un felino de esta raza, te recomendamos que sigas leyendo.
1. Enfermedad renal poliquística
Sin duda, la patología más preocupante de todas, pues afecta hasta a la mitad de gatos persas en algunas regiones. Esta enfermedad se debe a una mutación genética autosómica dominante, es decir, que no está ligada al género del animal y que se presenta fácilmente. La causa se encuentra en variaciones en el gen PKD1.
Durante esta enfermedad, el gato desarrolla de forma lenta pero constante quistes que destruyen en mayor o menor grado el tejido normal de los riñones. En los casos más graves, esto deriva en fallos sistémicos y en la muerte del animal.
2. Distocia
La distocia ocurre en muchos animales y se define como un parto lento, laborioso y difícil. En los gatos persas este suceso es muy común, pues presentan una cabeza grande y aplanada. Como consecuencia de su morfología, el 11 % de las crías nacen muertas en los partos y la tasa de mortalidad general al nacer es del 25 %.
En el resto de las razas de gatos, la tasa de mortalidad durante el parto es del 8,2 %.
3. Problemas en la piel
El gato persa se caracteriza por tener unas extremidades cortas y una larga melena, lo que lo predispone a sufrir muchos problemas de piel. Se cree que, además, estos felinos están predispuestos genéticamente a sufrir dermatofitosis, una infección fúngica de la epidermis.
El gen del factor del crecimiento del fibroblasto 5 parece ser el principal causante de ello. La mutación en este segmento del genoma se asocia con un crecimiento anormal del pelo, lo que predispone a su vez a la aparición de enfermedades de la piel y el vello.
Además de la genética de la raza, también se sospecha que la dificultad a la hora del acicalamiento juega un papel clave en la aparición de estas patologías. Como presentan una cantidad de pelo tan grande y densa, no son capaces de higienizarse correctamente por sí solos. Por ello, los patógenos pueden multiplicarse con facilidad y provocar enfermedad.
Una reflexión final necesaria
Ahora, solo queda hacerse la siguiente pregunta: ¿merece la pena? Es cierto que muchos tutores no saben a lo que se arriesgan adoptando un gato persa, pero otros son bien conocedores de la realidad y, aún así, deciden continuar adelante con la compra. Sin oferta no hay demanda, así que, mientras sigan habiendo clientes, seguirán existiendo estos problemas.
Más allá de un escarmiento, lo que se plantea a partir de aquí es una reflexión. A veces, los límites los pone la propia naturaleza y no los seres humanos: si una raza de felino presenta una tasa de mortalidad tan elevada, lo mejor sería controlar su cría y hacer análisis genéticos de cada padre y madre antes de dar lugar a descendencia.
De esta manera, quizás a lo largo del tiempo se lograrían eliminar las mutaciones causantes de patologías graves del acervo genético de la raza. Solo así sería posible reducir la carga de enfermedades en el gato persa.
Bibliografía
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