La obesidad en los humanos es una situación cada vez más descontrolada, pero los perros no se están quedando atrás. Los perros sedentarios son mucho más comunes ahora de lo que eran hace 10 ó 15 años.
Esto se debe a que se ven influenciados por el modo de vida de sus cuidadores, y acaban desarrollando sus mismas patologías.
Qué es un perro sedentario
El perfil de los perros con sedentarismo es muy fácil de identificar:
- Casi la totalidad de los perros obesos viven en ciudades.
- Son sobrealimentados por sus cuidadores.
- No los sacan a pasear con frecuencia o nunca lo hacen.
- Suelen estar esterilizados, por lo tanto, sin la motivación suficiente reducen su actividad.
La obesidad y el sedentarismo
La obesidad suele ser el problema principal que desarrollan los perros que padecen de sedentarismo. Esto se debe a que un perro sedentario es aquel que no se mueve mucho o no se ejercita lo suficiente, por lo tanto, no tiene la oportunidad de deshacerse de la energía extra, así como de quemar calorías y grasas.
Esto se agrava cuando el animal es sobrealimentado, provocando también otro tipo de enfermedades, como las cardiovasculares, las respiratorias y las musculares o articulares, incluso pueden llegar a desarrollar diabetes.
Los perros sedentarios suelen enfermarse con más frecuencia, no sólo debido a la multiplicidad de problemas que desarrollan, sino también porque, al no estar expuestos a diferentes entornos, tienen un sistema inmune mucho más débil que un perro que sí explora en exteriores.
Igualmente, condenar a un perro a una vida de sedentarismo es considerado maltrato, pues esto limita su desarrollo, pone en riesgo su salud y reduce su calidad de vida.
Falta de ejercicio
El ejercicio es el mejor regalo que alguien podría dar a un perro, pero muchas personas que llevan estilos de vida sedentarios olvidan lo agradable que puede ser una larga caminata.
Para los perros, los paseos son una forma de quemar energía y ejercitarse, pero también es fundamental para su vida social, para experimentar el mundo y para desarrollar sus sentidos.
En los exteriores, los perros tienen acceso a toda una gama de sabores, olores, texturas y paisajes nuevos, y esto termina siendo sumamente enriquecedor para ellos, pues les estimula y les ayuda a comprender mejor el mundo que les rodea.
Además, pasear con el perro no sólo es beneficioso para los canes, también lo es para los cuidadores, pues esto les obliga a hacer ejercicio y a relacionarse con otros perros. De hecho, tener un can puede ser maravilloso para tu vida social.
Pobre formación
Normalmente, los perros con sedentarismo tienen otro problema, y es que sufren de mal comportamiento. Tener un perro desobediente se encuadra claramente en la categoría de “abuso”, pues esto evidencia que el perro está pobremente formado.
Los cuidadores de perros con sedentarismo son, a su vez, sedentarios. De esta manera, existe la tendencia a no disciplinar a los perros adecuadamente, en especial, por pereza.
Esto no quiere decir que para disciplinar a un perro deban usarse métodos violentos, como los golpes o los gritos. Por el contrario, estos derivarán en más problemas de conducta.
Existen otras herramientas de formación que tienen buenas intenciones, pero mal usadas pueden ser muy dolorosas, por ejemplo, los collares de estrangulamiento, que si se abusa de su uso pueden dañar a los perros y les enseñarán a reaccionar agresivamente.
Otras maneras de formación agresiva, como rodar un perro sobre su espalda y físicamente tomarlo con la boca, o mirándolo, puede enviar mensajes atemorizantes que se percibirán como amenazas.
La mejor manera de entrenar a un perro es la misma manera de enseñar a los niños: conserva una actitud tranquila y confiada, y ofrece refuerzo positivo como recompensa por el buen comportamiento.
Los perros sedentarios no tienen esta clase de oportunidades, por lo que terminan desarrollando actitudes que les aíslan de otros, ya sean humanos o animales.