Si nos piden que asociemos la palabra gato con otra, se nos vendrían a la mente cosas como pasota, independiente o antipático. Sin embargo, los que aman los mininos refutarían esas palabras. Y hoy os diremos que con razón, pues existe un felino muy peculiar, de hecho dicen que es un gato perruno. Nos referimos al ragdoll.
¿Por qué le dicen el gato perruno? Pues porque su carácter tiene mucho más de perro que de gato. Lo vamos a conocer a fondo y, ¿quién sabe? Quizá hasta te decides por tener uno.
¿Qué hace diferente de los demás gatos al ragdoll?
Para comenzar, lo que hace diferente a este felino de todos los demás es que su carácter es muy dependiente, tanto como el de un perro. No se irá de tu lado, ni tampoco te mirará de reojo cuando lo llames. Siempre acudirá a tu llamada y buscará tus atenciones y tus caricias. Además, él te colmará de amor.
Es un gato ideal para estar con niños, con otros gatos, con perros y con cualquier otro animal que se te ocurra. Tal como un can, el ragdoll irá a saludarte cuando entres por la puerta. Querrá estar siempre encima de ti, y si dejas de prestarle atención te perseguirá llorando a donde quiera que vayas. O sea, un chantajista emocional excelente.
Son muy buenos anfitriones con los invitados, pues en su esmero por conseguir mimos, irán tras ellos en su busca. Una caricia extra nunca está de más.
Como un buen gato perruno, podrás jugar con él a lanzar objetos e irá por ellos. Si te gustan las actividades en familia, irá corriendo hacia vosotros cuando os vea sonreír o pasarlo bien. ¡Él también es parte de la familia y le encanta jugar! Por último, su inteligencia es superior a la de otros gatos, así que no esperes verlo dentro de un jarrón sin poder salir. Al ragdoll no le pasará.
Características del ragdoll
Historia y origen
El ragdoll es una mezcla de muchas razas felinas. No se conoce muy bien el origen de estas razas con las que fue mezclado, ya que fue fruto del experimento de una criadora llamada Ann Baker.
Ella tenía una gatita blanca y un día se le ocurrió que deseaba un tipo de gato particular. Podríamos decir que había diseñado en su mente su propio felino. Así que, ni corta ni perezosa, comenzó a mezcla a su gatita con diferentes especies de mininos varias veces. Hasta que por fin apareció el gato ragdoll.
Más tarde sería reconocido como raza.
Características físicas
Su pelo es suave y de largura media. Su cola es esponjosa y llena de pelo, podría decirse que como la de un gato persa. ¿Sería el gato persa uno de los felinos utilizados en el experimento de Ann? Es posible. Para mantener un buen cuidado de la cola así como del resto del pelo, hay que cepillarlo en seco al menos tres veces a la semana.
Son varios los colores en los que este gato se puede encontrar, aunque su cola y sus patas siempre tendrán un tono más oscuro que el resto del cuerpo.
Su cuerpo es robusto y fuerte, pero alargado. Es extraño encontrar a un ragdoll obeso.
Su cabeza es ancha y con forma de triángulo y alberga unos bellos ojos azules. De hecho, siempre tiene los ojos azules, aunque se podrán distinguir diferentes tonos.
Curiosidades sobre el ragdoll
Su nombre es una de las cosas más curiosas ya que significa muñeca de trapo. Este se le puso por dos supuestos. El primero es que cuando nacen, parecen no tener masa corporal, pues sus músculos parecen dormidos. El segundo es porque se relajan de tal manera cuando le dan mimos, que parece como si estuvieran muertos.
Casi nunca maúlla, pues su voz no es muy potente y prefiere usarla para avisarte de que es la hora de comer haciendo leves ruido.
No le gustan las alturas. Debido a su pasión por los mimos, prefiere permanecer en el sofá por si llega alguien dispuesto a darle algunos.
Son usados en sesiones de terapia, especialmente con personas mayores, pues su gran cariño y amor hace que se sientan amados y útiles, lo cual mejora su ánimo y también su autoestima.
¿Es un gato? ¿Es un perro? ¡No, es un ragdoll!