Cuando pensamos en traer un nuevo can a casa, es fácil optar por los de razas pequeñas: son adorables, suaves y divertidos. Aun así, la diferencia madurativa con el ejemplar que tienes en el hogar puede hacer que te encuentres con la siguiente situación: el perro adulto muerde al cachorro y no le acepta. ¿Qué hacer en este momento?
Como con todos los problemas de convivencia, lo mejor es preparar el terreno antes de la llegada del nuevo inquilino y manejar la situación lo más calmadamente posible. Aquí tienes consejos para conseguirlo.
¿Por qué mi perro adulto no acepta a mi cachorro?
En realidad, el primer paso no es la presentación entre los 2 canes, sino la preparación del hogar y la elección —si es posible— del cachorro con las características más adecuadas para convivir con el adulto. Para ello, debes tener en cuenta los siguientes factores:
- Perros ancianos: si el perro adulto es un anciano, es muy probable que sufra algún tipo de dolencia propia de su edad. Cuando el cachorro juega con él sin cuidado puede hacerle daño y acabar con un mordisco.
- La socialización del adulto: si el perro mayor arrastra problemas para relacionarse con otros canes, tendrá dificultades a la hora de adaptarse al cachorro. Antes de hacer convivir al can adulto con alguien a quien no conoce, lo ideal sería ayudarle resolver primero los déficits que tenga.
- Presentación del cachorro: las presentaciones de un nuevo integrante de la familia siempre deben hacerse de forma progresiva y con cautela. Como cualquier animal social, quizá adulto y cachorro no se caen bien simplemente porque son incompatibles.
- Actividad de ambos perros: traer a casa a un cachorro lleno de energía puede ser una molestia para un adulto, sobre todo si este último tiene un carácter suave y relajado. Como los pequeños tampoco suelen tener filtro, es posible que las constantes llamadas de atención acaben en agresión por parte del mayor.
Una vez has preparado todo lo necesario para la llegada del cachorro y elegido al más adecuado, llega el momento de hacer la presentación. Más adelante tienes directrices generales para llevarla a cabo lo mejor posible.
¿Cómo presentar un cachorro a un perro adulto?
Siempre se debe hacer la presentación en una zona neutral. Un buen lugar es la calle, donde ambos canes tienen la posibilidad de olfatearse y conocerse durante todo el tiempo que necesiten. Es importante no interceder si no es estrictamente necesario, pues podrías influir en su impresión.
Evita chucherías y juguetes, pues quizá los canes se peleen por ellos.
Si puedes arreglar varios encuentros antes de que el cachorro venga a casa, mejor. Cuando llegue el momento, asegúrate de tener todo preparado: pon un número de camas y comederos igual al número de perros más uno, suficientes juguetes y accesorios para ellos y zonas acondicionadas por si tuvieras que mantenerlos separados.
Los primeros días de convivencia son los más críticos, pues los perros establecerán una jerarquía entre ellos. Mientras que el canino adulto se acostumbra a compartir su espacio, el cachorro aprenderá los límites. Trata de no interferir en la relación (salvo para evitar conflictos y separarlos si es necesario).
¿Qué hago si mi perro adulto muerde al cachorro?
Si a pesar de todos tus esfuerzos el perro adulto muerde al cachorro y ya no se trata solo de marcaje, estás en una situación peliaguda. Es momento de intervenir activamente y marcar los límites para adulto y cachorro por igual.
En cuanto al adulto, se le debe comunicar que lo que está haciendo está mal. Cada vez que muestre actitud agresiva ante el cachorro se le debe reñir y cortar la situación. No obstante, no aísles al adulto y después consueles al cachorro o le des muestras de rechazo, pues podrías acrecentar sentimientos negativos del mayor hacia el pequeño.
Por otra parte, al cachorro hay que enseñarle a respetar los límites que marca el adulto. Aunque esta parte es más larga, reforzar las advertencias no agresivas del mayor retirando al cachorro asentará la idea de que este no debe seguir por ahí si no quiere recibir un rapapolvo.
Llegados a este punto, lo mejor es evitar las situaciones en las que el perro adulto muerde al cachorro. Para ello, aquí tienes 3 consejos generales:
- No descuides al perro adulto: educar a un cachorro suele consumir mucho tiempo que antes se destinaba a las atenciones del adulto. Es posible que los malos comportamientos de este último sean por celos o llamadas de atención, así que asegúrate de no descuidar sus momentos de cariño.
- Usa el refuerzo positivo: no todo deben ser castigos y regañinas. Premia y felicita a ambos perros cada vez que interactúen de forma amigable y respetuosa.
- Evitar que el perro adulto se sienta invadido: la buena presentación de ambos y la configuración del espacio antes de la llegada del cachorro deberían evitar que el adulto sienta que el pequeño can es un invasor.
Tipos de agresividad en perros adultos
La agresión forma parte de la vida social de cualquier especie. Aunque los humanos la condenamos porque hemos construido una cultura alrededor de la convivencia pacífica, en perros la agresión es una herramienta tan válida como la colaboración o la compasión.
El problema viene cuando el perro solo se vale de la agresividad para resolver los conflictos sociales o cuando la usa de forma inadecuada. Entender el origen de la agresión del can adulto también es útil para la prevención. Estos son los tipos más comunes:
- Agresión por dominancia: el perro es una especie que se organiza de forma jerárquica. Esta jerarquía se establece a través de la agresión (que no de la pelea). Cuando un can ve amenazada su posición en un grupo, es posible que trate de mantenerla mediante comportamientos claramente agresivos.
- Agresión por miedo: si el can percibe que está en peligro, puede que su respuesta defensiva sea la agresión. Esto se ve a menudo en ejemplares con un pasado de abuso.
- Instinto de caza: no es propiamente una agresión, pero lo parece cuando se observa este comportamiento en casa. Esta conducta suele ir dirigida a animales más pequeños que el can o hacia especies que en la naturaleza le servirían como alimento.
- Agresión por territorialidad: el cánido está defendiendo el espacio que cree que es suyo.
- Agresión protectora: ocurre cuando el can cree que su familia está siendo amenazada.
- Agresividad posesiva: similar a la territorial, esta agresión va dirigida a mantener objetos o recursos que el animal percibe como suyos.
- Agresión redirigida: es más común de lo que se cree e incluso los humanos la ejercemos, pero la llamamos «pagarla con los demás». Cuando un can está en un estado de tensión y excitación alto, es probable que dirija su ataque hacia alguien que está fuera del conflicto (pero que hace acto de presencia en el momento inadecuado).
¿Qué hacer para que dos perros se lleven bien?
Intervenir en la relación de 2 individuos de otra especie debe hacerse con cautela y buena formación al respecto, pues no hablamos el mismo idioma que el resto de los animales. Antes de nada, asegúrate de lo siguiente:
- Mantente al día con los conocimientos sobre el lenguaje canino y estudia el comportamiento de tus perros antes de tomar medidas. De otra forma, podrías confundir unas conductas con otras, como una secuencia de juego con un comportamiento agresivo.
- No cambies las rutinas que tenías con tu perro antes de la llegada del cachorro, pues podría asociar al pequeño con un cambio negativo en su vida.
- Asimismo, crea una nueva rutina común para ambos perros: esto les dará la seguridad sobre los eventos que vienen a continuación. Por ejemplo, si saben que comen en habitaciones separadas, no se pelearán cuando pongas el primer cuenco de pienso.
- Trata de dar las mismas atenciones a ambos perros.
- Evita, en la medida de lo posible, las regañinas y los castigos. Por supuesto, la violencia e instrumentos como collares de ahorque no son una opción.
- Mantén una actitud neutral y sosegada: los perros saben reconocer cuándo te sientes inseguro o impulsivo. Si te ven como su guía, esto les provocará ansiedad y reaccionarán peor.
Una vez hayas asegurado tu posición frente a ellos y su conflicto, es el momento de empezar a tomar medidas activas. Algunas de ellas son estas:
- Realiza paseos largos y enriquecedores con ambos perros cada día: de esta forma, compartirán experiencias positivas en común y crearán un vínculo poco a poco.
- Si no se pelean por ellas, usa golosinas para perros para premiar buenas conductas entre ambos canes, como relajarse durante el contacto físico, olfatearse el trasero o jugar sin llegar al conflicto.
- Realiza una educación en común: salvando las necesidades individuales de cada perro, lo mejor es que las órdenes y dinámicas que establezcas en casa sean comunes a los 2 canes. Tener ese aspecto de la convivencia en los mismos términos les ayudará a crear una sensación de igualitarismo frente a tu trato.
Para terminar, el último consejo es el habitual: las agresiones son un problema que puede tornarse grave e inmanejable. Si te ves incapaz de controlar la situación por tu cuenta, acude a un etólogo canino antes de que sea tarde.
Bibliografía
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