10 curiosidades de las langostas (insectos)

Las curiosidades de las langostas son múltiples. Estos animales son migratorios y tienen la capacidad de cambiar su morfología según su fase vital.

Las curiosidades de las langostas son múltiples.

Las curiosidades de las langostas son casi infinitas, pues se tratan de unos de los pocos invertebrados con una capacidad migratoria masiva. Vamos más allá, pues son incluso capaces de modificar su cerebro y su cuerpo según su fase vital.

Estos insectos son impresionantes a nivel físico y numérico, pero por desgracia pueden provocar pérdidas incalculables de alimento y cultivos, sobre todo en los países de bajo ingreso más vulnerables. Conoce con nosotros 10 curiosidades sobre las langostas y verás que son tan fascinantes como problemáticas a nivel social. ¡No te lo pierdas!

1. Las langostas son saltamontes

Antes de entrar de lleno en el mundo de las curiosidades de las langostas, es necesario contextualizarlas desde un punto de vista taxonómico. Estos invertebrados son insectos ortópteros, pero además pertenecen al suborden Caelifera y a la familia Acrididae. Dicho de forma sencilla, ocupan la misma posición filogenética que los saltamontes. 

Existen unas 11 000 especies de saltamontes y algunas de ellas son langostas, pero no todas las langostas son saltamontes. Para ser considerados como tal, estos insectos deben presentar una estrategia vital inusitada dentro de su grupo: la migración. Solo cumplen de forma estricta esta definición unas cuantas que sí pueden considerarse como “langostas verdaderas”.

Las especies principales de langostas son Locusta migratoria, Schistocerca gregaria y Chortoicetes terminifera. Existen unas 30 de forma aproximada.

Algunas langostas también son animales extintos.

2. Son insectos de tamaño considerable

No existe distinción taxonómica entre langostas y saltamontes, pero esto no quiere decir que no presenten ciertas diferencias físicas en comparación con ellos. En sus fases solitarias, las langostas son bastante más grandes que otros de sus familiares, ya que alcanzan con facilidad los 6 centímetros de longitud en el caso de las hembras.

Más allá de esto, las langostas presentan unas alas muy desarrolladas, extremidades traseras preparadas saltar, un aparato bucal complejo para despiezar material vegetal y coloraciones corporales que van del marrón-verdoso al amarillo. Como veremos a continuación, estos rasgos dependen de la fase en la que se encuentre el insecto.

3. Las langostas son animales migratorios

Las curiosidades de las langostas son múltiples, pero sin duda la más reseñable es su capacidad para formar enjambres migratorios. En situaciones normales estos insectos son solitarios, pero cuando se dan ciertas características (sequía y después crecimiento vegetal), el flujo de serotonina en su organismo varía de forma drástica. 

En momentos de estímulo, estos animales empiezan a criar de forma desenfrenada y dan lugar a núcleos de ninfas, que más tarde se convertirán en adultos alados. Estos poderosos ejemplares volarán entre terrenos, destruyendo todos los cultivos que encuentren a su paso y solapando varias generaciones para expandirse lo máximo posible.

Las langostas presentan una fase solitaria y otra de enjambre migratorio.

4. El cambio durante la migración es cerebral y hormonal

Estudios han demostrado que, en la especie Locusta migratoria, el cambio de fase solitaria a periodo de enjambre se encuentra mediado por ajustes en el cerebro. Según las investigaciones, esto se consigue mediante metilación del ADN presente en las células cerebrales. Cuando se hiperactiva, el gen Dnmt3 promueve la aceleración del metabolismo del animal.

Además, el contacto entre muchos ejemplares (sobrepoblación) promueve la liberación de serotonina, lo cual acelera su ciclo.

5. Las langostas no solo cambian de hábitos, sino de aspecto

Cuando su cerebro y circuito de serotonina se acompasan, las langostas comen, se reproducen y se desarrollan muchísimo más rápido. De todas formas, sus cambios no son solo comportamentales: también reportan variaciones muy llamativas a nivel físico.

Las langostas de la especie Locusta migratoria en fase solitaria son grandes y de colores verdosos, pues requieren mimetizarse con la vegetación circundante. Por otro lado, los ejemplares de enjambre presentan un porte reducido y su tonalidad corporal cambia muchísimo. Esta se torna amarillo casi chillón con fondos negros.

El fenotipo (aspecto) del ejemplar es reversible dependiendo de la fase que requiera su población.

Una langosta sobre un fondo blanco.

6. Una movilidad inusitada

El hecho de que las langostas tengan las alas tan desarrolladas no es una coincidencia. Los enjambres vuelan a velocidades nada desdeñables cuando realizan sus movimientos migratorios, llegando a alcanzar incluso los 20 kilómetros por hora.

La especie Schistocerca gregaria vuela en la dirección del viento para ahorrar energía y en su movimiento migratorio es capaz de recorrer 150 kilómetros en un solo día. Además, los ejemplares del enjambre pueden alzar el vuelo por encima de los 2000 metros sobre el nivel del mar. 

7. Los números de los enjambres son intimidantes

Dependiendo de la especie, el número de langostas por enjambre puede variar. De todas formas, este oscila entre los 20 y 150 millones por kilómetro cuadrado. De forma literal, estos insectos forman una nube en los cielos que emite un estruendo sonoro con sus alas. Sin duda, esta visión apocalíptica resulta intimidante hasta para el más valiente.

Cada langosta puede consumir su propio peso en materia vegetal en 24 horas.

8. La extensión de los enjambres es preocupante

Otra de las curiosidades de las langostas es la extensión de su fenómeno migratorio. Cada especie sigue su propio patrón de distribución, pero sin duda Schistocerca gregaria resulta una de las más problemáticas a nivel económico y social.

Durante los periodos de recesión de los enjambres, la extensión de esta especie se confina a un “cinturón” de 16 millones de kilómetros cuadrados que se extiende desde Mauritania hasta la región India. A medida que los núcleos poblacionales crecen y nacen varias generaciones de langostas, hasta 60 países pueden verse afectados por las plagas migratorias.

La superficie que pueden ocupar estos enjambres es de 32 millones de kilómetros cuadrados, o lo que es lo mismo, el 20 % de la superficie terrestre.

9. Daños irreparables

Estos insectos son polífagos (comen varias partes de las plantas) y son capaces de consumir su propio peso en materia vegetal en solo 24 horas. Si se multiplica esta cifra por los 80 millones de ejemplares alados que suelen trasladarse por cada kilómetro cuadrado de tierra, es fácil entender por qué las plagas de langostas son un verdadero problema sanitario, económico y social.

Para poner las cifras en contexto, National Geographic indica que un enjambre del tamaño de París es capaz de comer en un solo día la misma cantidad de alimento que la mitad de la población humana presente en toda Francia. Solo 1 kilómetro cuadrado de ejemplares consume lo mismo que 35 000 personas en el intervalo temporal citado.

10. Un ciclo vital incompatible con el ser humano

Más que una de las curiosidades de las langostas, este último punto requiere una reflexión necesaria. Si bien es cierto que todos los seres vivos merecen respeto y que se mantenga su integridad, es imposible compaginar los enjambres de estas especies con la supervivencia de ciertos grupos poblacionales humanos, sobre todo aquellos vulnerables que dependen de la agricultura.

La guerra contra las langostas continúa a día de hoy y, por suerte, se han desarrollado biopesticidas muy efectivos y relativamente seguros para el medio ambiente, ya que atacan de forma selectiva a las especies problemáticas (como el hongo Metarhizium acridum). Por desgracia, existen ciclos biológicos muy dañinos que no se pueden solucionar y suponen un conflicto ético grande.

Bibliografía

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  • Falckenhayn, C., Boerjan, B., Raddatz, G., Frohme, M., Schoofs, L., & Lyko, F. (2013). Characterization of genome methylation patterns in the desert locust Schistocerca gregaria. Journal of Experimental Biology, 216(8), 1423-1429.
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