El atragantamiento es uno de los accidentes más desagradables (y por desgracia inevitables) que pueden ocurrir. El simple acto de comer puede ser el detonante de tan indeseable situación.
Por suerte, debido a la estructura de la laringe de los perros, es muy extraño el animal que se ahogue mientras come. No obstante, que sea extraño no quiere decir que sea imposible. En caso de un atragantamiento, reaccionar rápidamente puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte del animal.
En la mayoría de las ocasiones, la visita al veterinario no es una opción ya que se disponen de escasos minutos para actuar. Como siempre es mejor estar preparado, vamos a daros unos consejos que, si bien esperamos que nunca tengáis que aplicar, es recomendable conocer.
¿En qué consiste el atragantamiento?
Un atragantamiento consiste en la obstrucción total o parcial de las vías respiratorias por un elemento extraño, siendo lo más habitual el atragantamiento con comida. Esta obstrucción dificulta o imposibilita la entrada de aire a los pulmones. Por este motivo, en función del grado de interrupción del flujo de aire, hablaremos de urgencia o emergencia.
- Cuando la obstrucción sea parcial y el aire, aunque con dificultad, fluya hacia los pulmones, no se considera una emergencia, aunque habrá que actuar.
- Por el contrario, si la obstrucción es total y no existe respiración, la actuación es necesaria e inmediata, ya que la vida del animal corre peligro inminente. En las siguientes líneas explicaremos cómo identificar ambos escenarios.
Obstrucción parcial
Con al aire fluyendo con dificultad hacia los pulmones, el perro emitirá vocalizaciones y toserá. Se puede ver que, incluso en alguna ocasión, el animal intenta rascarse la boca con las extremidades o frotar el hocico contra alguna superficie.
Si el animal puede toser, no se debe hacer nada para no interferir. La tos es el mejor mecanismo de defensa para expulsar los cuerpos extraños que se hayan podido quedar alojados en la garganta.
El aire, al ser espirado de forma violenta, elimina el trozo de comida como si de una cerbatana se tratara. En la mayoría de las ocasiones, el animal escupirá restos de pienso mezclados con babas y el problema se habrá solucionado. Posiblemente esta situación ya haya sido vivida por algún lector, con final feliz incluido.
Obstrucción total: cuándo el perro se ahoga
En este caso, la situación se complica y el propietario debe de actuar. Aunque para tranquilidad del lector, este escenario es extremadamente infrecuente.
Si se observa que el perro tiene un comportamiento extraño, con la boca abierta intentado toser o chillar pero no le resulta posible, es hora de preocuparse.
Otro signo puede ser que el can se frote el hocico con las extremidades u otra superficie. En este caso, y como siempre se suele decir, lo importante es mantener la calma, por difícil que resulte.
Cómo actuar si el perro se ahoga
En primer lugar, hay que intentar visualizar el trozo de comida en la boca del animal que se ahoga. Los granos de pienso suelen ser pequeños para producir una obstrucción total, por lo que la mayoría de las ocasiones serán trozos grandes de carne, huesos o frutas los que produzcan el atragantamiento.
Si se visualiza y es posible su extracción fácilmente (recalcamos fácilmente) esta es una opción a considerar. Ante la más mínima sospecha de que el trozo de comida se pueda acoplar más en la garganta, hay que pasar al siguiente paso sin tan siquiera intentarlo.
Lo siguiente es aplicar la famosa maniobra de Heimlich. Para llevar a cabo este procedimiento, hay que ponerse en pie y colocar al animal entre las piernas. Con los brazos se rodea al animal por la zona del abdomen y se coloca el puño de una mano justo al final de las últimas costillas del perro.
Con la otra mano, se envuelve el puño de la primera mano. En esta posición, se harán presiones secas y con intensidad variable en función del tamaño del perro, hacia el cuerpo del tutor. De este modo, se consigue una expulsión violenta del aire de los pulmones del perro, hacia el exterior, lo que eliminará la obstrucción.
Siempre que sea posible, resulta interesante realizar la maniobra con el tercio posterior del animal levantado, para facilitar la expulsión del trozo de comida. Se puede repetir este procedimiento varias veces, hasta que el alimento haya sido eliminado y la obstrucción resuelta.
Una vez que el animal haya recobrado la capacidad respiratoria, conviene acudir al veterinario para que valore al animal de forma conveniente.
Estos consejos son para aplicar en situaciones de emergencia y nunca sustituirán una consulta veterinaria. Si un perro se ahoga, y siempre que sea posible, hay que tratar de contactar con el veterinario de forma telefónica antes de proceder a aplicar los primeros auxilios.
Bibliografía
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- KIRK Y BISTNER: Urgencias en veterinaria (9ª ED.): Procedimientos y terapéutica.