Cuando aparece una hernia umbilical en los cachorros pueden no parecer enfermos; generalmente, la apariencia será como si estuvieran saludables. De hecho, la mayoría de estas hernias, sobre todo si son pequeñas, no constituyen un peligro y son encontradas por el veterinario en un examen de control.
Sin embargo, es importante detectar las hernias y tratarlas, ya que en algunos casos pueden representar una seria amenaza para la salud de nuestra mascota. A continuación, veremos algunas pistas para identificar los síntomas de una hernia umbilical en los cachorros y aplicar el tratamiento adecuado.
¿Qué es una hernia umbilical?
Cuando un perro o un gato tienen un pequeño bulto en la parte inferior del vientre, entre las costillas y las patas traseras, lo más probable es que se trate de una hernia umbilical. Esta se observa como una protuberancia que se encuentra en el lugar donde antes estuvo el cordón umbilical.
La presencia de ese bulto es la señal de que la herida no se cerró de forma correcta, por lo que los intestinos y la grasa del vientre salen a través de ella. Pero no se trata de una herida abierta: está cubierta por la propia piel del perro y no siempre se puede detectar con facilidad.
¿Cómo se produce esta hernia?
En el momento del nacimiento, la madre corta con los dientes el cordón umbilical que la une a su cachorro. Así, queda en el cachorro un pequeño vestigio o anillo umbilical que debería desaparecer y cerrarse con el paso del tiempo, lo cual genera lo que se conoce como ombligo. Sin embargo, cuando el agujero del ombligo no se cierra de forma correcta, se produce la hernia umbilical.
Gran parte de las hernias umbilicales son producto de un mal proceso de cicatrización. No obstante, se cree que existen algunos factores hereditarios que propician la presencia de este problema en algunos canes.
Síntomas de una hernia umbilical en los cachorros
El síntoma más claro de que un cachorro tiene una hernia umbilical es la presencia de un pequeño bulto en su vientre. En condiciones normales, este bulto puede verse de color rosa, liso y suave. No obstante, en algunos casos podría tomar un aspecto morado o incluso incrementar demasiado su tamaño.
Al palpar el pequeño bulto, es posible que se genere un poco de dolor en el cachorro. Cuanto mayor sea la hernia, mayor será el dolor. En la mayoría de los casos, el bulto no ocasiona ningún signo clínico de riesgo, pero todo depende de la gravedad de la hernia.
Si se trata de un animal recién nacido, es posible que la protuberancia desaparezca por sí sola, o que por lo menos no crezca. Sin embargo, es importante observar la evolución de la cicatriz y, en caso de que se haga más grande, consultar con el veterinario para evitar posibles problemas.
Diagnóstico de la hernia umbilical en perros
A pesar de que la presencia de un bulto en el vientre es la señal más evidente de una hernia umbilical, es necesario confirmar el diagnóstico con exámenes físicos y radiológicos. Los veterinarios suelen hacer estas pruebas con dos motivos: confirmar que se trata de una hernia y confirmar la gravedad del caso.
Señales de alarma
La mayoría de hernias umbilicales en cachorros no son consideradas como emergencias, e incluso algunas desaparecen de manera espontánea. Sin embargo, de no ser así, es necesario acudir al veterinario para remediarlas, ya que en algunos casos pueden cortar el suministro de sangre al intestino y “estrangularlo”.
Una hernia estrangulada sí constituye una emergencia, puesto que puede provocar la necrosis del intestino y la consecuente muerte del cachorro en apenas 48 horas. Es por eso que es necesario estar atentos a ciertas señales que indican su presencia. Los principales síntomas de una hernia estrangulada son: hinchazón excesiva de la hernia, fiebre, decaimiento, dolor severo, ausencia de apetito y vómito.
El tejido muerto (necrótico) se vuelve tóxico y todo el organismo se ve afectado en muy poco tiempo. Por eso, ante cualquiera de los síntomas antes mencionados, es necesario llevar al cachorro al veterinario de inmediato.
Tratamiento de la hernia umbilical en los cachorros
Cada caso es distinto y la evaluación por parte de un profesional será la única manera de determinar el procedimiento adecuado. El tratamiento de una hernia umbilical en cachorros varía en función de la gravedad de esta y de la edad del animal.
Si la hernia es pequeña y no presenta ninguna complicación, el médico seguramente recomendará esperar hasta que el cachorro cumpla seis meses para ver si se cierra por sí sola. Si esto no ocurre, será necesario realizar una nueva evaluación.
En caso de hernias más grandes o persistentes, es necesario llevar a cabo una intervención quirúrgica. Este procedimiento consiste en empujar el tejido que sobresale a través del agujero y suturarlo. Se trata de una intervención sencilla, e incluso se puede aprovechar para esterilizar al cachorro al mismo tiempo.
A pesar de lo anterior, si detectas cualquier anomalía o bulto en tu mascota, la mejor opción siempre es llevarla de inmediato al veterinario. Recuerda que solo el profesional puede decidir si es urgente la intervención o no, pero el tiempo de diagnóstico podría ser fundamental para salvarle la vida. Así que no tomes a la ligera el caso y dale a tu perro la atención que se merece.
Bibliografía
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