Se conoce como perro vagabundo a aquel can que deambula o vaga por las ciudades sin hogar ni dueño. Este grupo está compuesto por perros de los orígenes más variados y a pesar de que se pueden encontrar perros de raza en la calle, predominan los mestizos o híbridos.
Los perros vagabundos que habitan las ciudades están compuestos por mascotas extraviadas, abandonadas o nacidas de madres en esa condición. Su vida suele estar marcada por el maltrato, la desnutrición y la enfermedad. Debido a que no tienen procesos de vacunación adecuada y muchas veces no cuentan con un refugio y alimentación, por lo que suelen ser propensos a adquirir enfermedades o a sufrir accidentes, en especial automovilísticos, lo que hace que su expectativa de vida rara vez supere los tres años.
Además del drama animal que padecen, terminan convirtiéndose en un problema de salud pública, en especial en aquellas ciudades que no tienen programas de control de natalidad de animales callejeros o una política pública de rescate y adopción. En muchas naciones, las poblaciones de animales vagabundos se controlan a través de su sacrificio.
La vida en la calle
La vida en la calle es muy difícil para los perros, en especial para aquellos abandonados o extraviados, pues no poseen las destrezas necesarias para proveerse de refugio y comida. Otro factor que termina afectando la calidad de los perros en condición de abandono es el clima, en especial en los días más calurosos del verano o durante el invierno.
La competencia con otros perros en la misma condición también es un factor de riesgo, no solo porque disminuye sus posibilidades de encontrar alimentación o refugio, sino porque a través de las peleas pueden resultar heridos o contraer enfermedades que, sin tratamiento, pueden derivar en su muerte.
El tráfico es otro peligro inminente, siendo los atropellamientos la principal causa de muerte de perros vagabundos que lograron llegar a la madurez.
Vida social
Es muy común que los perros callejeros tiendan a formar manadas, pues es una manera de garantizar la supervivencia a través de la protección de un territorio, optimización de la búsqueda de alimento y la seguridad que estar en grupo supone.
Normalmente, los perros vagabundos desarrollan actitudes distantes con los humanos, derivado del maltrato que reciben de transeúntes o de personas que no los quieren cerca de sus propiedades. Por lo tanto, se mostrarán nerviosos ante la presencia de las personas o reaccionarán de forma agresiva, cosa que termina afectando los esfuerzos de rescate y los planes de adopción.
La agresión también puede presentarse por la competencia por la comida, por lo tanto pelearán y defenderán una fuente de alimento de calidad que hayan encontrado, incluso contra humanos, por lo que es aconsejable alejarse de un perro callejero que esté comiendo o escarbando la basura.
Rescate y adopción
Afortunadamente en la actualidad se han gestionado diversos planes de rescate y adopción de perros vagabundos, ya sean como iniciativas gubernamentales o particulares. Sin embargo, hay que tener en cuenta que un perro callejero debe pasar por un proceso de terapia, o por lo menos un tiempo que le permita adaptarse a su nuevo hogar.
Cuando se rescata a un perro callejero lo mejor es llevarlo a un veterinario para que este evalúe su condición, si sufre de alguna enfermedad producto de la mala alimentación, como la anemia, para que lo desparasite (los perros callejeros suelen estar invadidos de parásitos cutáneos como pulgas, piojos y garrapatas, así como parásitos internos, principalmente del aparato digestivo o el gusano del corazón) y para que le haga un test de agresividad.
Lo mejor es que consultes con el veterinario una dieta apropiada, ya sea que se encuentre bajo de peso o sano, porque puedes causarle una descompensación. Tampoco deberás mezclarlo con tus otras mascotas hasta que el veterinario de su consentimiento.
Ten presente que los perros rescatados suelen tener conductas anómalas, como esconderse para orinar o mostrarse extremadamente nerviosos, pero esto es producto se sus años en la calle. Tenle paciencia, con afecto, entrenamiento, respeto y persistencia lograrás que confíe en ti y empiece a comportarse de una manera más normal.