El carácter amigable y extrovertido de los loros hace que sean uno de los animales más solicitados como mascota. Además, el hecho de que puedan aprender a hablar y de que su reproducción no sea complicada, les hace especialmente atractivos. Todo esto hace que los loros sean compañeros divertidos y hagan mucha compañía.
Antes de adoptarlo
Antes de decidirse por un loro como animal de compañía, hay que tener en cuenta que es un ave muy longeva. A diferencia de otras mascotas, como hámsteres, conejos, perros o gatos, los loros pueden vivir entre 50 y 60 años, por lo que el dueño deberá estar dispuesto a compartir gran parte de su vida con esta ave. Esto tiene sus ventajas y sus desventajas. La ventaja principal es que es muy poco probable que el loro se muera antes que su dueño o cuando los niños son pequeños, por lo que se evita la tristeza que inevitablemente sigue a la muerte de un animal de compañía.
Los loros son animales vivaces y activos que necesitan atención casi permanente y un entorno entretenido para poder gastar su energía y satisfacer su curiosidad. Por ello, si se prevé que la mascota va a pasar la mayor parte del día sola, es mejor decidirse por una que requiera menos atenciones, porque si un loro no recibe toda la atención que necesita, puede desarrollar patologías como ansiedad, estrés o comportamientos destructivos. Hay que tener en cuenta que los loros que están solos en su jaula, crean vínculos afectivos con sus amos más fuertes que si tienen un compañero.
¿Qué jaula debo seleccionar para mi loro?
La elección de una jaula adecuada es uno de los aspectos más importantes de su cuidado. Un loro necesita un espacio amplio para poder moverse con cierta soltura y que le permita extender completamente las alas. Además, la cola no debe tocar el suelo cuando se apoye en el posadero. Desgraciadamente, las jaulas que se venden en las tiendas de animales son de un tamaño demasiado pequeño y el loro no se encuentra cómodo en ellas.
Además la jaula debe ser de materiales resistentes que no sean tóxicos y debe carecer de agujeros y espacios abiertos en los que el loro pueda hacerse daño. La parte inferior debe estar cubierta de papel de periódico para evitar que se desarrollen parásitos y debe estar diseñada de tal forma que el ave no pueda acceder a sus propios excrementos.
Asimismo, la jaula debe tener al menos dos posaderos cuyo diámetro debe corresponderse con el de la pata del loro. Los posaderos lisos de madera y de plástico son altamente inconvenientes, puesto que impiden el desgaste natural de las uñas y ayudan a que aparezcan enfermedades en las patas. Por ello, deben ser rugosos y además deben estar colocados de forma que el ave no pueda ensuciar el comedero y el bebedero con los excrementos.
En cuanto a su ubicación, la jaula debe situarse en un sitio con abundante luz y ventilación. Además debe colocarse de forma que al posarse el loro en uno de los posaderos, quede a la altura de los ojos del dueño, porque si el loro queda por demasiado por debajo de sus amos se sentirá dominado y podrá generar tendencias agresivas.
¿Qué juguetes necesita mi loro?
Como ya hemos dicho, los loros son animales muy inquietos y curiosos que necesitan actividad para no aburrirse. Por ello, necesitan juguetes. Los más comunes son cascabeles, escaleras de madera, columpios o cuerdas. Para no llenar la jaula de cosas e impedir la movilidad del loro, lo ideal es irlos cambiando cada cierto tiempo. Además así se estimula la creatividad del ave.
Es necesario tener mucho cuidado con los juguetes de los loros, porque la mayor parte de los accesorios que se venden en las tiendas, suponen un peligro considerable. Las cadenas con eslabones excesivamente grandes y las campanas con badajos que se puedan desenganchar, son especialmente peligrosas porque corren el riesgo de tragárselos.
Los mejores juguetes para loros son los que están realizados con materiales naturales y que tengan un tamaño proporcional a la edad del ave. Además es conveniente que no puedan desmontarse, para que el loro no los ingiera.